nn

 

 

 

Tengo guardados en  cajones

un montón de poemas cotidianos.

No hablan de pasiones, pero sí de ternura,

tampoco hablan del mar ¡ya lo he contado!

ni de las flores de un jardín lejano,

ni de sueños, sino más bien de despertares.

 

Tengo guardados en un archivo,

bajo nombre extraño,

apuntes para versos rotos

¿o son rotos para versos apuntados?,

ideas de descabellado,

palabras sin sentido exacto;

miradas de niños inocentes,

suspiros de obreros sin trabajo,

respuestas de desglobalizado,

preguntas de desencantado…

y los gritos de los indignados.

 

Tengo guardadas letras de canciones

que hablan de libertad, justicia y emociones

que el capital rechaza porque no comprende.

Tengo razones y hoy ya no las guardo

para creer que hemos sido engañados.

Timados y estafados.

 

Tengo guardados, y ahora no sé donde,

una Biblia de Marx muy desgastada,

un libro de Brech con cinco razones

para contar la verdad

y como apunte:

la letra de la “Internacional”, ciclostilada.

 

Y  aquellos escritos que, por cotidianos,

no tuvieron todavía su poema.

 

Sé que está ahí, algo olvidados;

sin embargo, todavía los conservo,

junto con el tiempo y la esperanza.

Una vieja bandera republicana

y una pareja de ases ¡por si acaso!

nn