Básicamente, Tierra Santa es un pozo de odio en el que, con puntuales periodos de paz, la violencia de dos pueblos enfrentados se sucede a lo largo del tiempo. Sin embargo, es notoria la desigualdad de los contendientes, hasta el punto de que, tras el último rebrote de la violencia, mientras la Franja de Gaza ha quedado prácticamente arrasada, los israelíes apenas han llegado a sobresaltarse por los rudimentarios cohetes lanzados desde suelo palestino.

En este contexto, resulta curioso que, dentro de la comunidad internacional, la Europa amante de la austeridad y el recorte esté dispuesta a donar con generosidad un dinero que se sabe que se irá por el sumidero cuando las bombas israelíes destrocen todo lo construido. Quizá sea la mala conciencia la que lleva a los europeos a aflojar los cuartos, pues pese a que la falta de una comunidad judía fuerte en su territorio –ya se encargaron los nazis en su día de que así fuera- permite a los gobiernos del viejo continente mostrar cierto rechazo a la política de Israel, ninguno es capaz de llegar más lejos y enfrentarse a los omnipotentes Estados Unidos de América, valedores de Tel Aviv.

Y es que en Estados Unidos el peso del colectivo hebreo sí posee la fuerza suficiente para determinar que los destinos de Israel y de la primera potencia mundial vayan de la mano. Por eso, la comunidad internacional permite los atropellos de la estrella de David mientras lava su conciencia con una nueva conferencia de donantes.

Que nadie se lleve a engaño, esta espiral de violencia es un círculo vicioso que alimenta el odio de los palestinos, prueba del alto apoyo con que en Gaza cuenta Hamás, lo que llevará a nuevos episodios armados, hasta que algún día, como ha pasado a lo largo de la historia con todos los imperios, Estados Unidos deje de ser el dueño del mundo y, quizá entonces, todos esos países vecinos que no pueden ver a los israelíes vuelquen su ira sobre ellos y las tornas cambien. Supongo que también entonces la comunidad internacional acudirá a reconstruir con presteza el campo de tiro de oriente medio para que éste se encuentre listo cuando llegue la hora del nuevo bombardeo.

Ojalá algún día podamos presenciar la última reconstrucción de Gaza y oriente medio.