Con casi 55 piezas entre lienzos, dibujos y esculturas la exposición se propone rendir un merecido homenaje, a la vez que nos acerca a su delicado y detallado proceso creativo.

Describir Antonio López simplemente como pintor de la escuela “realista” seria, además de injusto, totalmente simplista. Sus magistrales pinturas están llenas de poesía que se mezcla con lugares conocidos de su mundo, su familia y amigos. El increíble dominio de la luz así lo demuestra; brillante y tenue a la vez, da un carácter fugaz y etéreo a sus imágenes. Su impecable examen y representación de los objetos hace que a veces, necesite de varios años para terminar un solo lienzo.

Chaïm Soutine

Del 16 de marzo al 6 de julio de 2008

Kunstmuseum Basel

http://www.kunstmuseumbasel.ch/

La obra de Chaïm Soutine (Smilovitchi, 1893 – París, 1943) está empezando a ser reivindicada tras haber sido un tanto desplazada, probablemente por no poder enmarcar al creador dentro de un movimiento artístico concreto.

Su trabajo se ha encontrado siempre rodeado de un halo de misterio y de bastante desconocimiento, dos incertidumbres que el Kunstmuseum Basel pretende despejar a través de la retrospectiva que estos días se celebra en sus salas. Con el firme propósito de dar a conocer al gran público el papel que jugó Soutine a principios del siglo XX en el marco de desarrollo de las primeras vanguardias, esta exposición cuenta con un total de 60 piezas realizadas por el artista, pertenecientes en su gran mayoría a la Obersteg Collection -cedida de forma indefinida al museo de Basilea- además de con un buen número de obras de quienes fueron sus amigos y contemporáneos: Modigliani, Picasso, Chagall o Utrillo, entre otros.

Desde su comienzo, la trayectoria artística de Soutine fue una autentica carrera de obstáculos. empezando por la oposición de su familia a su carrera como pintor, quienes al ser judíos ortodoxos, concebían la representación de imágenes como prácticamente una herejía. Es curioso que, tratando solamente temas tan tradicionales como los retratos, paisajes y naturalezas muertas, el vigor y la intensidad de su pintura casi expresionista, lo sitúan en la mas absoluta modernidad.

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Accionismo Vienés

Del 13 de marzo al 25 de mayo de 2008

Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. CAAC


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La Colección Hummel, una de las pocas que existen en el mundo acerca del Accionismo Vienés y sus principales representantes, llega a las salas del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. CAAC de Sevilla.

No es posible entender el nacimiento del accionismo sin tener en cuenta la situación social, política y cultural de Austria en torno a los años sesenta. Su adhesión al nacionalsocialismo durante la Segunda Guerra Mundial desembocó en un fuerte periodo de represión en la posguerra, retrasando su total independencia hasta 1955. Este ambiente, unido a la fuerte tradición religiosa del país y al escaso desarrollo de propuestas artísticas de vanguardia a principios del siglo XX, dio lugar a las rompedoras iniciativas de creadores como Günter Brus, Hermann Nitsch, Otto Muehl y Rudolf Schwarzkogler. Su principal objetivo fue desligar completamente a la pintura de sus ataduras tradicionales, ampliando sus posibilidades hacia el terreno de la performance y utilizando el propio cuerpo como instrumento artístico. Muy influidos por las teorías freudianas del subconsciente y el inconsciente, el cuerpo se convirtió para ellos en un vehículo de liberación de sentimientos reprimidos, en una vía para llegar a un estado de catarsis.

Si por algo es conocido este movimiento, es por sus radicales prácticas preformativas, desarrolladas principalmente entre los años 60 y 70, coincidiendo con otro tipo de propuestas similares; como el fluxus, el happening Estadounidense o la expansión de las obras de arte hacia el campo de la performance, llevada a cabo por algunos artistas alemanes como Vostell o Beuys.

Las acciones de los vieneses son una respuesta agresiva, y no apta para todas las sensibilidades. Sus propuestas fueron tachadas de irreverentes, inmorales y violentas. A través de un nutrido conjunto de pinturas, fotografías, vídeos y documentos, la exposición nos muestra cómo los principales representantes del accionismo vienés transformaron, de una forma verdaderamente vanguardista, sus cuerpos para convertirlos en el propio sujeto artístico.

MAXImin

Del 8 de febrero al 25 de mayo de 2008

Fundación Juan March de Madrid

http://www.march.es/

El objetivo de esta exposición ha sido presentar al público una historia metódicamente concentrada de las tendencias minimalistas del arte del último siglo, en el contexto de sus antecedentes en la abstracción y de sus reelaboraciones contemporáneas. Se parte de la idea de que, más allá de la circunstancia norteamericana del nacimiento del minimal art “clásico” de los 60, quizá “lo minimalista” no consiste solo en una corriente si no también, en un procedimiento de máxima reducción formal. Desde ese argumento, la exposición muestra los planteamientos en los que, además de referirse a una corriente americana de los años 60, el minimalismo ha sido una característica común de la obra de artistas de muy diversas épocas y lugares.

En total, la exposición MAXImin está integrada por más de 100 obras de 82 artistas; Josef Albers, Max Bill, Sol LeWitt, François Morellet, Elaine Sturtevant, Shusaku Arakawa, Michael Heizer o Sean Scully, entre otros.

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Cai Guo-Qiang

Del 22 de febrero al 28 de mayo de 2008

Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York

www.guggenheim.org/new_york_index.shtml

Cai Guo-Qiang es un artista aclamado internacionalmente debido a que sus transgresoras creaciones y

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provocaciones, han hecho saltar en pedazos (literalmente) los parámetros establecidos por el arte de nuestro tiempo. Buen reflejo de esta observación es Inopportune: Stage One, la instalación mas grande de Cai hasta la fecha. En ella se presentan nueve coches reales colgados del patio central del famoso museo de Frank Lloyd Wrigth. Estan atravesados por fluorescentes que simulan estar estallando.

Esta muestra recoge más de 80 obras realizadas entre 1980 y nuestros días. Al principio de su carrera, allá por los años ochenta, comienza a crear sus famosos dibujos realizados mediante explosiones de pólvora, algunos de los cuales se exhiben ahora en la muestra, con los que consigue transmitir la espontaneidad propia de los fenómenos naturales. Partiendo de estas piezas, el artista pronto se centra en las explosiones en sí mismas, que realiza para eventos como bienales o encargos de museos. Las primeras apenas duraban unos segundos, mientras que en la actualidad, gracias a un equipo multidisciplinar y al apoyo tecnológico, sus explosiones pueden llegar a prolongarse durante veinte minutos.