LA HISTORIA

Hablamos de Temuco  la capital de la Región de La Araucanía y de la provincia chilena de Cautín. Su nombre procede de Temuko, que  traducido del mapudungun significa “Agua de Temo”. Pero podíamos hablar de otros lugares como la bella región de Bio-Bio, vecina de la Araucanía, que también tiene gigantes prehistóricos como el Antuco o el Chillan e impresionantes saltos de agua. Los habitantes originarios de esas regiones eran los mapuches – “gente de la tierra”, en su lengua -. Cuando llegaron los conquistadores españoles allá por el siglo XVI la “gente de la tierra” habitaban en una amplia zona entre el valle del Aconcagua, el archipiélago de Chiloé y  parte de territorios picunches en la actual Argentina. Durante los dos siglos siguientes  se extendieron al este de los Andes donde compartieron caza y selva con los pehuenches. A fines del siglo XIX,  fueron sometidos al gobierno de las repúblicas de Chile y Argentina por la vía armada. Mucho se ha escrito sobre la “civilización forzada” de los mapuches y no obstante, no ha sido suficiente para que les conozcamos.

El último levantamiento histórico de los mapuches tuvo lugar en 1879 y fue  sofocado por el ejército chileno al mando de Cornelio Saavedra Rodríguez en 1881, dando fin a la  llamada, por los vencedores, Pacificación de la Araucanía. La zona fue ocupada por colonos chilenos y europeos venidos de casi todas partes y antes de que el siglo terminara más de 36.000 inmigrantes procedentes del viejo continente se establecieron en la mártir Araucanía. Los vencidos fueron reubicados en las llamadas reducciones,  terrenos comunitarios de extensión reducida donde se les “autorizó” a desarrollar actividades ganaderas. Sin embargo y pese a todo lo acontecido, actualmente,  el Pueblo Mapuche de Chile  es la principal etnia del país con un millón y medio de habitantes de los cuales sólo 600.000 habitan todavía hoy en sus tierras. Sus gentes reivindican la recuperación de sus haciendas ancestrales, mantenidas durante la dominación española, pero perdidas por las fuerza, como hemos contado, durante el siglo XIX.

LOS DERECHOS DE UN PUEBLO

Chile ha tratado de construir una idea homogénea de identidad nacional que se ha demostrado como artificial. El Pueblo Mapuche, además de sus tierras, demanda el reconocimiento constitucional de  su diversidad, tanto étnica, cultural como lingüística.

En las dos últimas décadas los poderes facticos de la elite chilena, gobierno, empresarios y grupos financieros, se oponen con todos sus recursos al ideal mapuche; ni tan siquiera pretenden  buscar una solución viable al conflicto. Este sometimiento, la explotación de sus tierras y las precarias condiciones sociales y económicas a las que se ven sometidos les ha forzado a radicalizar sus posturas, reclamando con fuerza sus derechos. Algunos sectores ya lo han bautizado como  la Nueva Guerra de Arauco.

El 12 de Julio del pasado año, catorce indígenas mapuches detenidos en cárceles de Concepción, Angol, Temuco y Valdivia, iniciaron una huelga de hambre, para denunciar el trato del Estado chileno a comunidades de esta etnia  en el sur de Chile y terminar con la aplicación de la ley antiterrorista. A finales de julio se les unieron otros presos y a primeros agosto ya eran 31 presos políticos mapuches en huelga en  diversas cárceles de Chile. Todos estos presos, se encuentran imputados por intento de recuperación de tierras o daños a la propiedad de las compañías forestales, cuando en realidad son las empresas las que están ocupando los territorios ancestrales del Pueblo Mapuche .La ley antiterrorista que pretenden abolir, aprobada en su día por la dictadura chilena, prevé la aplicación preventiva por hasta dos años para los sospechoso y lo que es más grave, impedir a sus abogados acceder a la libre investigación de la causa o interrogar a testigos de la acusación, cuya identidad es mantenida en secreto por la fiscalía. De esto vamos a poner un ejemplo de rabiosa actualidad.

Todo ello tiene un claro objetivo: presentar al pueblo Mapuche como un  pueblo violento y potencialmente terrorista, criminalizando sus peticiones. Desde que en diciembre de 1997  fueron incendiados tres camiones cargados con madera de un área en litigio entre los mapuches y la Forestal Arauco en Lumaco, se trató de que las reclamaciones se vieran como un acto violento y no reivindicativo y con ello, en vez de buscar una solución democrática,  reconvertir  los justos deseos de los araucanos en un problema estrictamente legal y judicial.

Los juicios del pasado noviembre en el Tribunal de Cañete, (en la región de Bio-Bio, la del incomparable salto de Laja), contra los 17 comuneros supuestamente involucrados en el atentado sufrido por el fiscal Mario Elgueta en Tirúa, en octubre de 2008, son una prueba de lo que exponemos. La fiscalía mantiene que el ataque fue perpetrado por “experimentados fusileros” que operan en el seno de una organización ilícita terrorista, a pesar de que una simple lectura de la acusación formulada por el fiscal Andrés Cruz, entre otros, bastaría para llegar a la conclusión de que nos encontramos ante hechos realizados en el llamado “proceso de recuperación de tierras ancestrales” y nada más.

Al parecer y por mucho que se empeñen,  no estamos ante la acción de un grupo armado organizado, incluso hay un informe de la CIA, según Wikileaks.  En este sentido: Chile y los mapuches.  Tampoco frente a delitos catalogados como terrorismo por los Tratados internacionales y las legislaciones de otros países en esta materia. La desconfianza y desesperanza aflora en las familias de los imputados, ante la presunta pasividad y la sospecha de una grave inobservancia del principio de  búsqueda de la verdad material que opera en derecho penal. Los jueces del caso, Doña Paola Cizano, Don Carlos Martinez y el juez presidente Don Jorge Díaz, deberían tener muy en cuenta todos estos factores. Pero sobre todo, los derechos de todo un Pueblo.

VOCES EN DEFENSA DE LOS MAPUCHES

Frente a los argumentos del  Gobierno Chileno y las presuntas manipulaciones, se levantan voces clamando por un entendimiento institucional que acabe con el conflicto. El eminente  historiador chileno y Premio Nacional de Historia Gabriel Salazar, piensa que ha llegado el momento de reconstruir la historia y argumenta: “Al concepto de chilenidad hay que incorporar la tradición indígena”. Según Salazar, la etapa de “ocupación” de la Araucanía que duró casi cien años fue esencialmente económica. Durante este tiempo se construyeron ferrocarriles y se organizó el territorio en fundos, pero siempre bajo principios de economía capitalista e invariablemente manejados por sociedades anónimas con sede en Santiago de Chile, además de docenas de incipientes multinacionales. La presencia militar era inmutable y la educación se basó en conceptos estatales y de enérgica negación de la cultura indígena. El objetivo real del estado era el de ensanchar el territorio cerealero, y eso determinó que la ocupación fuera muy larga y sistemática. Paralelamente se dejaron pequeños reductos subsistiendo, aproximadamente un diez por ciento del territorio y allí se mantuvo la tradición cultural mapuche.

LAS DEMANDAS

Las demandas del pueblo mapuche, están basadas en los derechos de las minorías y en beneficio de la multiculturalidad.  Sus principales reivindicaciones se recogen en cinco puntos:

  1. El derecho a un debido proceso o juicio justo sin los montajes político- judiciales actuales y el uso de violencia institucionalizada que incluye la tortura.
  2. El fin de la ley Antiterrorista, hecha durante la dictadura, y cuya aplicación a la causa Mapuche permite todo tipo de acciones ilegítimas condenadas por las Naciones Unidas. Su uso es facilitado por la criminalización de las luchas legítimas del pueblo Mapuche. La reciente reforma sigue sin resolver el problema, dando más facultades al ministerio fiscal para dirigir la investigación y sin dotar de nuevas garantías al imputado que sucumbe ante el sistema judicial abanderado en aras del principio de seguridad colectiva
  3. El cese de la Justicia Militar que promueve la impunidad a los crímenes del Estado desde los tiempos de la dictadura y que ahora acentúa su guerra contra el pueblo Mapuche. Fin del uso de procesos civiles y militares a un mismo preso.
  4. Por la libertad de todos los presos políticos Mapuche encarcelados.
  5. Por la desmilitarización de las zonas Mapuche donde las comunidades reivindican sus derechos políticos y territoriales.

Y eso que sería un acto de justicia histórica está todavía muy lejos de poder llevarse a cabo. Las realidades hablan por sí solas y  es que existen más que indicios para poner en tela de juicio la voluntad Institucional para arreglarlo.

Un ejemplo y volviendo a los hechos de Cañete. Ayer mismo, día 12, durante el desarrollo del juicio  uno de los testigos manifestó haber sido intimidado y coaccionado por la autoridad policial siguiendo instrucciones del ministerio público para que firmara la declaración así como que reconociera su contenido. Le amenazaban, según testificó, con sacar a la luz ciertas llamadas intervenidas que pudieran poner en peligro su matrimonio. Los jueces nada objetaron al respecto dando por válida su declaración y no abriendo diligencias para esclarecer el presunto delito de coacción e intimidación que el testigo denunciaba. Confiemos en que la demanda que inminente  van a presentar a la CIDH (Comisión Internacional de los Derechos Humanos)  los letrados de la defensa Pablo Ortega y  Adolfo Montiel, denunciando las insultantes violaciones a los derechos y garantías de los imputados durante este procedimiento, pongan de relieve que todavía en Chile existe un sistema garantista, amparado en el estado de derecho y con la  esperanza de que el ciudadano pueda tener un juicio justo.

Para los comuneros y los millares de chilenos que les apoyan, incluidos muchos actores e intelectuales, todo es parte de la injusta situación en la que viven los mapuches. Herederos de unas tierras que les arrebataron y portadores de una cultura ancestral. Que no tengamos nunca que decir: ¿Qué fue de los mapuches?

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Para más información: http://paismapuche.org/?tag=fiscal-andres-cruz

En Wikileaks. Fuente: elpaís.com:

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