En el área metropolitana de Santiago, al pie de la majestuosa Cordillera Andina que puede verse desde casi cualquier lugar de la ciudad, viven más de seis millones y medio de habitantes, es decir, algo más de un tercio de la población total de Chile, en una extensión superficial de unos 641 Km2.(1). Santiago es una de las pocas capitales del mundo en las que se puede disfrutar tanto del esquí, a sólo 50 Km., y de la playa, a 100 kilómetros.

El clima de Santiago de Chile se define como templado cálido con lluvias invernales y estación seca prolongada. En Santiago, el clima mediterráneo se desarrolla con todas sus características: precipitación concentrada en los meses de invierno y una estación muy seca producida por un dominio anticiclónico ininterrumpido que se prolonga por siete u ocho meses. La temperatura media anual es de 14,4 ºC, y las precipitaciones están alrededor de 312 mm. anuales.(2)

La capital no es sólo el centro industrial y político, sino también el centro cultural del país. Hay numerosos teatros, museos y galerías y muchas otras posibilidades para pasar el tiempo libre en Santiago así como para reunir impresiones del modo de vivir de los chilenos.

LA FUNDACIÓN DE SANTIAGO.

Después del fracaso de los españoles en su primera expedición al territorio chileno, la de Almagro, el siguiente en ponerse a la cabeza de la conquista de Chile fue Pedro de Valdivia. Chile había adquirido mala fama en Perú, dado el fracaso de la expedición de Almagro, debida a la resistencia indígena y también a la pobreza del territorio según los españoles.

A Valdivia le fue difícil conseguir hombres para su expedición y ésta se nutrió mayormente de indígenas fieles a los españoles. La caravana partió a principios de 1540 desde Cuzco. Realizó su viaje a través del camino inca, es decir, por el oeste de la cordillera de Los Andes, atravesando el desierto de Atacama. En diciembre de ese año, Valdivia arribó por fin al Valle del Mapocho, región en la que actualmente se emplaza la ciudad de Santiago.

Santiago de Chile fue fundada oficialmente el 12 de febrero de 1541 por el conquistador extremeño Pedro de Valdivia como capital de la nueva gobernación de Nueva Extremadura, entre los dos brazos que entonces tenía el río Mapocho. Se procedió a establecer el clásico modelo de damero de las ciudades españolas en América, estableciendo la Plaza de Armas en el centro de la naciente ciudad y dividiendo el terreno aledaño en solares que serían otorgados a los conquistadores, desde ese momento también vecinos. Se repartieron luego tierras y encomiendas (indígenas) entre los conquistadores.

Así pues, siguiendo las normas coloniales, el fundador encomendó el trazado de la nueva ciudad al alarife Pedro de Gamboa, el cual diseñaría la ciudad en forma regular. En el centro de la ciudad diseñó una Plaza Mayor, alrededor de la cual se seleccionaron varios solares para la Catedral, la cárcel y la casa del gobernador. En total se construyeron ocho cuadras de norte a sur, y diez de oriente a poniente, y cada solar (un cuarto de cuadra) fue entregado a los colonizadores, que construyeron casas de barro y paja.

Los primeros tiempos de la recién bautizada villa fueron difíciles y en varias ocasiones se cernió la amenaza de la destrucción y despoblamiento. Valdivia se vio obligado a enfrentar una conspiración entre sus propias filas: algunos de sus nombres se predisponían a asesinarlo y regresar al Perú. Pedro de Valdivia logra poner término al complot a tiempo, pero observa cómo los  indígenas que habitan los alrededores comienzan a congregarse peligrosamente.

Intenta dispersarlos preventivamente, pero finalmente el 11 de septiembre de 1541, meses después de la fundación de la ciudad, el cacique Michimalonco, jefe de los pueblos que habitaban el Valle del Aconcagua, emprende el ataque contra Santiago asaltando y quemando la villa que quedó reducida a escombros y ceniza, aunque la decida actuación de 55 soldados españoles permitió que el asalto fuera rechazado y gran parte de la población pudiera salvarse. (3)

Los indígenas finalmente se retiran, pero la naciente ciudad queda completamente destruida. La ciudad es reconstruida y amurallada, pero las condiciones de existencia de los conquistadores españoles son deplorables: conseguir alimentos se vuelve problemático. Valdivia manda a pedir refuerzo a Perú, refuerzos que tardarán más de medio año en llegar.

En 1553, un joven mapuche, de nombre Lautaro, que había estado al servicio de los españoles, ahora había coaligado a diversos clanes araucanos para enfrentar la invasión española. Ese mismo año, las fuerzas de Lautaro tomarían por asalto el fuerte de Tucapel, destruyéndolo por completo. En el enfrentamiento perecería también el gobernador de Chile, Pedro de Valdivia, y un importante número de conquistadores españoles bajo su mando.

Con la muerte de Valdivia se abría una nueva etapa en la historia de la conquista y colonización de Chile. Los años siguientes serían años de retirada de los españoles hacia el centro y centro-norte de Chile y de ofensiva indígena. Lautaro llegó hasta las mismísimas puertas de Santiago con su ofensiva, pero encontraría la muerte en ella el 1º de abril de 1557.

LA CIUDAD DE SANTIAGO EN LA ETAPA COLONIAL.

La ciudad de Santiago de Chile, en un principio, quedó emplazada en una especie de “isla” formada por dos brazos del río Mapocho: el más ancho, corría aproximadamente por el actual canal, el otro, por donde en nuestros días se encuentra la Alameda del Libertador Bernardo O’Higgins.(5)

El Gobernador Rodrigo de Quiroga, en una carta dirigida al rey Felipe II, en 1576, da ya cuenta de la importancia de la ciudad como: “Cabeza oficial de la gobernación, de las del obispado austral y de más aprovechamiento…  por haber más vecinos (unos 375) y más número de indios…y no tener esta ciudad de Santiago más de veinticinco vecinos encomenderos…y siete u ocho mil indios de visita”. (6)

A principios del s.XVII, en 1601, sabemos que la ciudad de Santiago sigue aumentando su población de forma considerable. (7) Un siglo después, en 1700, según señala el Oidor Solórzano, Santiago tendría unos 12.000 habts. La ciudad aumenta su población constantemente debido no tanto a su crecimiento vegetativo cuanto a los inmigrantes procedentes del entorno rural de la ciudad y del país.

Ya, en esos momentos, Santiago cuenta con todos los servicios propios de una ciudad importante. Según el jesuita Fanelli, después de Lima, Santiago es, en 1698, “la mejor de toda la América meridional, tiene mucha nobleza y está muy poblada…”.

En 1609 la ciudad recuperó vigor cuando los colonizadores establecieron la institución judicial de la Real Audiencia en la Plaza de Armas. La casa de los gobernadores, que era ocupada esporádicamente debido a la ausencia de su titular en el sur del reino por las necesidades de la guerra, consistía en una sencilla construcción de dos plantas levantadas de adobe, con un corredor en la segunda de ellas que caía al costado de la Plaza Mayor. En la segunda de las plantas se habilitó la sala del Real Acuerdo en una de aquellas que miraban hacia la plaza, y se alhajó con los muebles, ornamentos y paramentos que especialmente había traído desde Lima.

La Real Audiencia funcionó en estas dependencias hasta el día del terremoto del 13 de mayo de 1647, que prácticamente redujo a escombros la casa  de los gobernadores, en razón de lo cual se habilitó transitoriamente la capilla de San Antón para que sirviera de lugar de reuniones al Real Acuerdo. (8)

Otro edificio civil destacado de la época colonial es la denominada Casa Colorada precisamente por el color rojo de la fachada. El acaudalado Mateo de Toro y Zambrano comenzó, en 1769, a construir su residencia a pocos pasos de la Plaza de Armas, en el corazón de la ciudad, utilizando los servicios de un excelente hombre de oficio: el portugués Joseph de la Vega, terminándose su construcción en 1779.

La planta, de la gran residencia, se ciñe al diseño típico de la vivienda urbana colonial de origen hispano-romano. La fachada es modulada, con balcones en el segundo nivel, con portada doble altura y zaguán. Los recintos estaban distribuidos en torno a dos patios sucesivos, el último de corredores. En la actualidad, sólo se conserva el bloque principal, hacia la calle Merced y el primer patio. La estructura de sus muros en primer nivel es de piedra sillar y el resto es de adobe sobre cimientos en piedra. Su techumbre es de madera con cubierta de tejas de arcilla. La distribución de la casa, en sí, se desarrollaba en torno a tres patios con sus correspondientes cuerpos en con torno. Fue declarado Monumento Nacional en el año 1951. (9)

El actual edificio de correos es un palacio con historia. En abril de 1705 se encargó la responsabilidad del palacio de Gobierno y Cajas Reales a Rodrigo Antonio Matías de Baldovinos, a quien Vicuña Mackenna, calificó como: “Corregidor de una ciudad tan incorregible como Santiago”. La obra se terminó en 1710, utilizándose en ella maderas de Valdivia, caobas de Panamá, tejas y adobes, mientras las piedras para los cimientos se obtuvieron de los cerros Sta. Lucía y Blanco. El 26 de Febrero de 1752, es decir, 42 años después de inaugurado el edificio, su estructura ya estaba semiderruída, debido a los continuos temblores que azotaron al país. Ante esta situación el cabildo de Santiago elevó un memorial al rey de España, en el que solicitaba autorización para proceder a la restauración del palacio. La falta de fondos obligó a postergar las obras hasta julio de 1771. (10)

El Puente de Cal y Canto es la obra de ingeniería más importante de la época colonial de Santiago. La idea de su construcción surgió de la evidente necesidad de contar con una vía que comunicara la ciudad con su sector norte (Bellavista). Tal función la cumplía, antiguamente, un puente de cal y ladrillo que fue destruido por la crecida del río, acaecida en 1748.

Posteriormente, se contó con un puente de madera, techado, emplazado frente a la Recoleta, llamado “Puente de Palos”. Este último, sin embargo, no permitía el paso de carruajes. Como consecuencia, en 1764 se emprendieron las primeras gestiones para la construcción de un nuevo puente, que planificaron los ingenieros José Birt, Juan Garland y Leandro Badarán. Finalmente, se dio inicio a las faenas el 22 de diciembre de 1772.

El ingeniero militar Juan Garland fue el encargado de determinar la ubicación de la estructura. Posteriormente, señaló: “El sitio donde llega la calle que conduce de la plaza y Cuartel de Dragones al río, la actual calle Puente, me parece el más proporcionado, así por la firmeza de su terreno y menos velocidad de las corrientes, como por la decoración y hermosura de la propia ciudad”.

El puente constaba de diez pilares, unidos por once arcos de medio punto. De alto, hasta la calzada, tenía 9 metros. Su extensión era de 200 metros de largo, incluidas las rampas de acceso. Si bien, como se mencionó anteriormente, provisionalmente fue entregado el 20 de junio de 1779, su inauguración oficial ocurrió tres años más tarde.

Pero las continuas crecidas del río obligaron a los santiaguinos de fines del siglo XVIII, durante el gobierno de Ambrosio O’Higgins, a idear un sistema para controlar el agua del río Mapocho. Así aparecieron los tajamares, primero de piedra y luego de ladrillo, cal y arena. Sin embargo, esa solución no fue suficiente. Los desbordes del río en el invierno, hizo que el agua varias veces llegara hasta la Plaza de Armas.

Entonces, el Intendente de Santiago Benjamín Vicuña Mackenna, decidió alrededor del 1888, canalizar el Mapocho, gracias a los recursos del salitre, lo que implicó la destrucción del Puente de Cal y Canto, en medio del rechazo de la comunidad. Esa canalización terminó en el actual perfil del Mapocho, ganándole terreno al río, lo que permitió construir el Parque Forestal. (11)

A mediados del siglo XVIII, el Marqués de Montepío donó en esta calle una vasta propiedad para fundar el primer hospicio de pobres y crianza de niños huérfanos. “Había muchas relaciones no legales y los embarazos no deseados eran un problema nacional. La Casa de Huérfanos incluso tenía unas estructuras de madera giratorias, y hacer girar la tornamesa sin ver quién estaba al otro lado, para garantizar su privacidad”, relata el cronista Miguel Laborde.

En 1779 apareció en Santiago la epidemia del cólera, que diezmó la ciudad. Durante dos años, se habilitó la Casa de Huérfanos como hospedaje de los “coléricos”, donde se atendió a 3.978 mujeres. Tras este episodio, el Cabildo reclamó que volvieran nuevamente los niños a ocuparla. (12)

El edificio religioso más importante de la época colonial que sigue en pie, es la Catedral de Santiago de Chile. Se ubica en un terreno limitado por las calles Bandera, Catedral y la Plaza de Armas; y su acceso principal se sitúa sobre ésta última. El edificio actual se remonta a 1748; sin embargo, antes que él se edificaron otros, casi en el mismo emplazamiento, que por terremotos o incendios, fueron destruidos. La Catedral de Santiago se comenzó a construir en el año 1566 y se finalizó alrededor del 1600. Sus dimensiones eran más pequeñas que la actual, pero contaba con un cuidadoso alhajamiento. Su acceso principal era por la actual calle Catedral, característica que se mantuvo hasta el siglo XVIII. En 1648 un terremoto afectó seriamente la construcción, la cual fue rápidamente retocada gracias a la iniciativa de fray Gaspar de Villarroel. Sin embargo, al parecer, esta obra no fue muy sólida, pues en 1657 un temblor arruinó casi por completo su estructura, con lo cual su segunda restauración se realizó entre 1662 y 1687 , año en que fue consagrada. Por causa del terremoto de 1730, se determinó que los arreglos efectuados hacía cuarenta años, no habían sido una buena solución, por tanto se debía construir nuevamente. Así en 1748 se acordó construir una nueva Catedral, la cual debería ser más grande y orientada hacia la Plaza de Armas.

El nuevo templo fue encomendado al mayordomo Matías Vásquez Acuña, quien debió lograr una iglesia de mayores proporciones, y a la vez, resistente a los futuros terremotos. El obispo de Santiago, Juan González Melgarejo, se comprometió totalmente con esta obra y le dio el impulso necesario para su construcción. En 1768, veinte años después de haberse iniciado los trabajos, estaban terminadas dos terceras partes de la iglesia. Un año más tarde, un incendio destruyó la vieja construcción y la mayor parte de las obras de arte que se conservaban desde el siglo XVII, lo cual dio un mayor impulso a los trabajos. En 1775 se inauguró la parte posterior y la nueva iglesia fue entregada al culto.

Sin embrago faltaba aún tiempo para que la Catedral de Santiago quedara lista, ya que en 1780 es designado el arquitecto italiano Joaquín Toesca para que terminara el templo. La tarea que debió emprender Toesca no era simple, tenía que proyectar el tramo final que involucraba el frontispicio, respetando una planta definida anticipadamente por las fundaciones ya hechas. La solución propuesta para la fachada principal fue de estilo neoclásico, preferentemente toscano. De este modo el arquitecto concluyó la obra, cuyo resultado fue una elegante fachada, sin embargo, ésta no dejó conformes a los habitantes de Santiago. Hacia 1830 el edificio estaba casi concluido, y en 1840 el  Papa Gregorio XVI lo convierte en Catedral. (13)

A través de la modulación del espacio urbano la ciudad va expresando –en forma material y simbólica- la desigualdad social, la diversidad de los gru pos sociales que la habitan y las diferencias y conflictividad que los envuelven.

SANTIAGO EN EL S. XIX.

Armando de Ramón señala que en el periodo que va de 1730 a 1850 se produce la consolidación urbana de Santiago, lo que implica la conformación de una ciudad burguesa, producto de la llegada de nuevos extranjeros, personas, capitales e ideas, acordes con el mercantilismo, cuya consecuencia sería la modificación de la sociedad tradicional preexistente. Dicha consolidación se expresó en la autonomía y preponderancia del centro urbano, esto es, la posibilidad de nutrirse a sí misma de los servicios e infraestructura que requería, librándose del peso determinador que la naturaleza manifiestó en las grandes catástrofes, como las inundaciones del Mapocho, y en la dependencia con el sector rural. Al mismo tiempo, se reflejó en la configuración de la ciudad como eje principal del desarrollo, desde donde se organizaba la totalidad de la sociedad.

En este sentido, la consolidación urbana tuvo una manifestación material y una manifestación ideológica. Materialmente, se produjo una modernización urbana que tendió al ordenamiento de la ciudad, separando, por ejemplo, el mercado de abastecimiento de productos agrícolas con la Plaza Mayor (Plaza de Armas) en donde estaban las principales instituciones políticas, incluyendo a la Iglesia en este categoría. En correspondencia, se produjo un cambio en la morfología de la ciudad al invertir grandes recursos de capitales y humanos en infraestructura, entendida como viales, edificios y obras públicas, tales como el camino que unía Santiago con Valparaíso o los Taja mares del Mapocho. Además, se configuraron instituciones, con una manifestación física, encargadas de salvaguardar este nuevo ordenamiento, en forma de escuelas, universidades, policía, hospitales y cementerios. Ideológicamente, la ciudad se fortaleció en su caracterización de centro de poder, político y financiero, adquiriendo un carácter propio, con independencia y dominio sobre la totalidad de los procesos que le atañían. (14)

Todo esto se ve favorecido por la evolución demográfica de la capital chilena que sigue aumentando de forma acusada, alcanzando los 40.000 habts, en 1810 y superando los 312.400, en 1897. Ello se debe a factores favorables como las mejoras alimenticias y sanitarias y la fuerte inmigración interna y externa.(15)

El Palacio de La Moneda es, tal vez, el edificio monumental más emblemático de la ciudad de Santiago de fines del s. XVIII y principios del XIX. Su nombre viene de ocupar el lugar de la antigua Casa de la Moneda, inaugurada en el antiguo solar de los Teatinos el 29 de mayo de 1805. Su diseño (1782) y dirección de obra se debe al arquitecto italiano Joaquín Toesca. Tras la muerte de éste (1799) se hizo cargo de la construcción el ingeniero Agustín Marcos Cavallero, sucedido por Miguel María Atero e Ignacio de Andía Varela, discípulos de los anteriores. Su coste fue de un millón de pesos.

La superficie construida es actualmente de 21.089 m². La fachada principal da a la Plaza de la Constitución y la calle Moneda y es de estilo neoclásico napolitano, con un sector central de cuatro pares de columnas a los costados del portón principal que sostienen una tercera planta de tres balcones, desde donde presidentes y otras figuras saludan al público reunido en la plaza.

Fue además centro de reunión de destacados intelectuales hasta que los daños provocados por el terremoto del 6 de diciembre de 1850 y el incendio de 1855 obligaron a trasladar la residencia habitual del presidente, que solo se recuperaría en 1876. En La Moneda murieron la Primera Dama Rosa Esther Rodríguez de Alessandri (1936), el presidente Aguirre Cerda y Salvador Allende, quien se suicidó el 11 de septiembre de 1973 ante el bombardeo del edificio por los golpistas del general Pinochet.

El Palacio cuenta con numerosas obras de arte y decorativas representativas de su historia, incluyendo varias esculturas contemporáneas. (16)

Otro edificio destacado fue la Escuela de Artes y Oficios creada el 6 de julio de 1849 por un decreto supremo del presidente Manuel Bulnes Prieto, con la finalidad de lograr el desarrollo científico-técnico. En un principio se contaba con cuatro talleres; Herrería, Mecánica, Fundición y Carpintería. Las demandas de modernización del país provocaron que la escuela creciera, así en 1886 se le asignó la construcción al costado sur de la Quinta Normal, sobre la Avenida Chuchunco -actual Ecuador- un nuevo edificio, hoy monumento histórico. (17)

El programa de remodelación urbana que llevó a cabo el intendente Benjamín Vicuña Mackenna, entre 1872 y 1875, siguiendo algunas pautas establecidas por urbanistas europeos años antes, instauró una política de segregación implantado por la burguesía urbana que separó los barrios marginales a través de la construcción de un camino de cintura que separaba la ciudad “propia y cristiana” de la ciudad “bárbara” habitada por los pobres. Aunque el anillo no fue construido totalmente, definió la futura expansión de los espacios urbanos de la ciudad de Santiago. (18)

Estos cambios y remodelaciones del espacio urbano de la ciudad son evidentes con la planificación de la denominada Alameda de Las Delicias, que inicia su andadura aprovechando el lecho de un brazo del río Mapocho. Su primer nombre fue Cañada que tapiales y cercas servían para fijar el ancho de la vía pública, envueltos en nubes de polvo, iban los viajeros montados en mulas, o circulaban las carretas.

En sus cequiones laterales se bañaban los chiquillos; los caballos y tropillas de burros se detenían a refrescarse en sus orillas. Los herradores y barberos situaban sus bancos de labor bajo los árboles, en amistad con los “puesteros”. En 1800, la Cañada era una feria libre. No había comercio al por menor que no sentara sus reales. Los clientes de las sandías debían llevar sus cuchillos, las cáscaras se arrojaban a las acequias, cuya agua servía también de aguamanil y de lavabo para los que embadurnaban con el jugo de la fruta. En 1809, se plantan los primeros álamos que llegan a Chile desde Mendoza, Argentina, traídos por un fraile franciscano. En esa época la Cañada vio pasar vencedores y vencidos; por ella pasó O’Higgins, humillado una vez y glorioso en otra. En 1829, el álamo había fructificado muy bien y cuatro grandes hileras se extendían a lo largo de la Cañada. En 1860 la Cañada había ganado extensión y llegaba hasta una quinta que poseían los marqueses de la Pica Bravo de Saravia, desde donde tomó el nombre de Cañada de Saravia.

La abundancia de álamos hizo que a esta vía se la denominara Alameda. Sus calles laterales, adornadas de numerosos templos y de casas que ya comenzaban a destacar su gracia, hizo que se le llamara “Alameda de las Delicias”, porque junto a su belleza –no hay que olvidar que al fondo se destacaba maravillosa la cordillera de los Andes- se comenzaron a ubicar una serie de figurillas y también por sus quintas contiguas, que eran para gozar “de muchas delicias”. Andando el tiempo, se destacaron las primeras estatuas y fuentes de agua (pilas) y era una verdadera delicia caminar por ella. Las damas, caballeros y la juventud tenían a esta avenida como el mejor paseo para gozar de la “fresca”.

La burguesía santiaguina ya tenía un espacio bien delimitado y extenso para su tiempo de ocio y esparcimiento al modo de las ciudades europeas. (19)

Las infraestructuras y planificación urbanística, hasta muy entrado el siglo XIX, estaban desfasadas. En 1830 los caminos eran los mismos legados por la colonia. Entre ellos había tres transitables por vehículos: el antiguo camino que unía a Santiago con Valparaíso pasando por Melipilla; la nueva carretera que hizo construir O´Higgins para acortar la distancia entre la capital y el puerto, pero atravesando las empinadas cuestas de Zapata y Lo Prado que empalmaba con el anterior en Casablanca y el del centro que unía a Santiago con Concepción. El último estaba interrumpido por dos lomas que dificultaban el paso de los vehículos.

Para solucionar estos problemas de comunicación se forma una sociedad mixta, entre el Estado y particulares, que se constituyó en la Compañía del Ferrocarril de Valparaiso a Santiago, en 1852. Esta línea férrea, de unos 187 Km. de longitud estuvo llena de dificultades técnicas y, especialmente, económicas, lo que provocó la lentitud en su construcción (no se inauguraría hasta 1863) y su elevado coste ( unos 11.317.000 pesos) más del doble de lo presupuestado en un principio.

La red de ferrocarriles y la de los hilos del telégrafo comenzaban a extenderse. Santiago era una ciudad más moderna que Buenos Aires y que Lima, hasta el punto de que el poeta Rubén Darío diría, en 1886, que “Santiago se podía denominar el París de América”. (20)

SANTIAGO EN LA ACTUALIDAD.

La modernidad llega a Santiago con un novedoso flujo de automóviles, tiendas con “ropa hecha”, elegantes señoras con enormes sombreros, edificios “rascacielos” de más de diez pisos, palacios y galerías de cristal, tranvías y los emergentes microbuses comienzan a circular por las calles céntricas de la ciudad. (21)

La ciudad comenzó a experimentar diversos cambios relacionados también con el ingreso de la industria. Hacia 1910, los principales bancos y tiendas comerciales se instalaron en las calles del centro de la ciudad. Con el afán de festejar el centenario de la República se realizaron numerosas obras urbanas en Santiago que perduran hasta hoy en día. Se crearon nuevos ramales de ferrocarril, nuevas rutas de acceso a la ciudad, se creó el Parque Forestal, se instaló el nuevo Museo de Bellas Artes y se realizaron importantes obras de alcantarillado, entre los trabajos más importantes. (22)

Otro elemento a destacar, a lo largo de todo el siglo XX, es su enorme aumento poblacional, el cual junto con el desarrollo del transporte y la industrialización, acusan un crecimiento sin precedentes en la ciudad de Santia o. La ciudad contaba, en 1930, con 696.231 habts. con un área urbana de 6.500 ha.  Treinta años después, en 1960,  llegaba a los 1.907.378, con una extensión superficial de 20.900 ha., es decir, la capital de Chile triplicó su población a mediados del siglo XX. (23) En 2002, la conurbación se extendía sobre 641,4 km² y tenía una población de 5.428.590 habitantes, lo que equivalía a cerca del 35,9% de la población total del país. De acuerdo con dichas cifras, Santiago es la quinta área metropolitana más poblada de Hispanoamérica. (24)

Este crecimiento se realizó sin ningún tipo de regulación y sólo comenzaron a aplicarse durante los años 1960 con la creación de diversos planes de desarrollo del Gran Santiago, concepto que reflejaba la nueva realidad de una ciudad mucho más amplia. En 1958 fue lanzado el Plan intercomunal de Santiago y que proponía la organización del territorio urbano, fijando un límite de 38.600 hectáreas urbanas y semiurbanas, para una población máxima de 3.260.000 habitantes, la construcción de nuevas avenidas, como la Avenida Circunvalación Américo Vespucio y la ruta 5 Panamericana, el ensanche de las existentes y el establecimiento de «cordones industriales». La celebración de la Copa Mundial de Fútbol de 1962 dio un nuevo empuje a las obras de mejoramiento de la ciudad. En 1966 se creó el Parque Metropolitano de Santiago en el cerro San Cristóbal y el MINVU dio inicio a la erradicación de poblaciones callampas y la construcción de nuevas viviendas como la Remodelación San Borja, en cuyas cercanías fue construido el Edificio Diego Portales.

En 1967 fue inaugurado el nuevo Aeropuerto Internacional de Pudahuel y, tras años de discusión, en 1969 se daría inicio a la construcción del Metro de Santiago, cuya primera etapa correría bajo el tramo occidental de la Alameda y que sería inaugurada en 1975. El Metro se convertiría en una de las construcciones más prestigiosas de la ciudad y en los años siguientes seguiría expandiéndose, llegando a dos líneas perpendiculares a fines de 1978. Las telecomunicaciones tendrían además un importante desarrollo, reflejado con la construcción de la Torre Entel que, desde su construcción en 1975, sería uno de los símbolos de la capital al ser uno de los edificios más altos del país en la década de los setenta.

Con 300 metros de altura y una imponente estructura que se visualiza casi desde toda la cuidad, la Gran Torre Costanera Center, el mayor rascacielos de Sudamérica, es ya un símbolo de Santiago: un exagerado emblema del capitalismo para sus críticos y un ícono del progreso chileno para sus defensores.

Desde febrero de 2012, cuando la construcción alcanzó su máxima altura, a la imagen tradicional de la capital chilena atravesada de extremo a extremo por la Cordillera de Los Andes se sumó esta espigada torre de cristal de 70 pisos, enclavada en el congestionado corazón financiero de Santiago, conocido como Sanhattan. (25)

Diseñada por el arquitecto argentino César Pelli (el mismo de las torres Petronas de Kuala Lumpur, Malasia), la estructura sobresale entre los más de 10.000 edificios levantados en Santiago, una ciudad de 6,6 millones de habitantes y en plena transformación.

El segundo rascacielo más alto de Santiago, ya de bastante menor altitud, es el Titanium La Portada que cuenta con 52 plantas y 194 metros de altura. Fue inaugurado en 2010. (26)

En el núcleo central se multiplica la actividad comercial, de negocios, de servicios y de equipamiento para servir a la creciente población. Las vías de transporte que conectan la comuna y periferia se desarrollan como corre dores comerciales y de servicios que definen el carácter mixto de sus barrios. En las últimas décadas se afirma, además, un proceso de progresiva estratificación: un “centro” de máxima concentración de actividad, en contraposición al proceso de deterioro de barrios que asumen, paulatinamente, usos de soporte y servicios a las actividades del centro mismo.

La principal avenida y arteria de la zona central de la ciudad de Santiago es la Avenida Libertador General Bernardo O’Higgins, antiguamente llamada Alameda de Las Delicias y popularmente conocida como Alameda. Es una de las calles principales de Santiago, cruza la ciudad de oriente a poniente, aunque cambia de nombre en varias ocasiones: hacia el este se denomina Avenida Providencia y hacia el oeste se divide en la Avenida Los Pajaritos, que llega hasta Maipú, y la Ruta 68 que lleva a Valparaíso.

A pesar de ser Santiago una ciudad moderna que dispone de buenas infraestructuras donde se destaca un centro comercial y de servicios con enormes rascacielos y edificios bien estructurados, todavía subsisten, en la periferia de la ciudad, los denominados Campamentos o Callampas que se vienen construyendo desde los inicios del s.XX de forma informal, con materiales endebles y poco adecuados para la construcción de viviendas como pueden ser los plásticos, latones, maderas, adobe, cartones… carentes de alumbra do y agua potable.

Esta realidad fue puesta, por primera vez de manifiesto, en mayo de 1972, por el Ministerio de la Vivienda y Urbanismo llegando a las siguientes conclusiones:

  • La existencia de 275 campamentos censados, todos ellos situados en un círculo que bordea la ciudad de Santiago por todos sus costados.
  • Que en estos campamentos vivían unas 83.000 familias, es decir, uno de cada seis habitantes del Gran Santiago era poblador de un campamento.(27)

Actualmente existe un menor número de Campamentos o Callampas (120), y también un menor número de pobladores (unas 43.000 familias). Pese a las medidas tomadas por el Gobierno chileno y la municipalidad de Santiago para resol ver este grave problema social, el problema no está resuelto por completo, ni mucho menos. (28)

Notas bibliográficas.

(1)Censo de Agosto de 2012.

(2)Dirección Meteorológica de Chile.

(3)rutaquelzal09.wordpress.com

(4)leymorhar.lacoctelera.net

(5)www.kalipedia.com/historia-chile

(6)Datos de López de Velasco, en 1575.

(7)El Gobernador Ribera señala 170 casas lo que supondría de 1.100 a 1.400 habts.

(8)Javier Barrientos Grandon.La Real Audiencia de Santiago de Chile (1605-1817)

(9)www.chile.com

(10)www.rutaschile.com

(11)www.icarito.cl/enciclopedia/

(12)Melisa-detodounpoco.blogspot.com.es

(13)www.auroradechile.cl/newtenberg/

(14)Armando de Ramón. Santiago de Chile (1541-1991), historia de una sociedad urbana. Editorial Sudamericana. Santiago de Chile, 2000. José Luis Romero.Lati-

noamérica: las ciudades y las ideas. Editorial Siglo XXI. Buenos Aires, 2005.

(15)Guillermo Feliú Cruz. La evolución social de Chile en el s.XIX. Santiago, 1942.

(16)www.gob.cl/la-moneda/historia/palacio-de-la-moneda/

(17)Juan Muñoz. La Universidad de Santiago de Chile. Santiago, 1987.

(18)Jorge Enrique Hardoy y R.M. Morse. Repensando la ciudad de América latina. Buenos Aires, 1988.www.slideshare.net/pvargasq/expansion-de-santiago

(19)Urbatorium. La historia de las alamedas “De las Delicias” hasta mediados del siglo XX.

(20)María Piedad Alliende Edwards. “La construcción de los ferrocarriles en Chile (1850-1913).

(21)www.taringa.net (Fotografías muy interesantes de la ciudad de Santiago).

(22)www.welcomechile.com/santiago/historia.htm/

(23)Carlos Hurtado. Concentración poblacional y Desarrollo Económico.

(24)INE de Chile.

(25)www.kuviajes.com

(26)Emporis GMBH. “Chile´s Tallest Buildings, noviembre de 2012.

(27)Eduardo San Martín. La arquitectura de la periferia de Santiago. Armando de Ramón. La población informal. Poblamiento de la periferia de Santiago de Chile (1920-1970).

(28)campamentosennuestropaischile.blogspot.com.es