Somalia: La infancia amenazada, revela todo el impacto del actual conflicto armado en la infancia. En Somalia, a los niños y niñas se les recluta como niños soldados y se les niega el acceso a la educación; además, mueren o resultan heridos en ataques indiscriminados realizados en zonas densamente pobladas.

“Somalia no es sólo una crisis humanitaria: es una crisis de derechos humanos y una crisis de la infancia”, ha declarado Michelle Kagari, directora adjunta del Programa Regional para África de Amnistía Internacional.

“Si eres niño o niña en Somalia, la muerte puede llegar en cualquier momento: pueden matarte, reclutarte y enviarte al frente, Al Shabab puede castigarte por oír música o llevar ropa ‘que no deberías llevar’, pueden obligarte a valerte por ti mismo porque has perdido a tus padres o puedes incluso morir porque no tienes acceso a atención médica adecuada.”

“La crisis humanitaria que afrontan los niños en Somalia se debe también a que en el último par de años Al Shabab niega el acceso a la ayuda humanitaria.”

El informe analiza más de 200 testimonios de refugiados somalíes, niños y adultos, en Kenia y Yibuti. Muchos afirman que el reclutamiento de niños y niñas por grupos armados fue una de las razones por las que han huido del sur y el centro de Somalia.

El Gobierno Federal de Transición de Somalia está en la lista de la vergüenza de la ONU por reclutar, usar, matar y mutilar niños en el conflicto armado. Aunque se ha comprometido a respetar los derechos de los niños, todavía no ha adoptado ninguna medida concreta para poner fin al uso de niños por las fuerzas que combaten en su bando.

La educación sufre en Somalia porque los edificios escolares han sido destruidos o dañados durante los ataques indiscriminados en zonas urbanas. En Mogadiscio, muchas escuelas han cerrado porque niños y maestros tienen miedo a morir o ser heridos camino de la escuela.

Al Shabab, el principal grupo armado que se opone al gobierno, ha impuesto severas restricciones al derecho a la educación, impidiendo que algunas niñas asistan a la escuela, prohibiendo la enseñanza de ciertas asignaturas o usando las escuelas para adoctrinar a los niños a fin de que participen en los combates.

Al Shabab también utiliza métodos de reclutamiento cada vez más intimidatorios, atrayendo a los niños con la promesa de darles teléfonos o dinero, o haciendo batidas en escuelas o cometiendo secuestros en zonas públicas.

Algunos niños entrevistados por Amnistía Internacional presenciaron el asesinato de maestros durante los ataques contra las escuelas y denunciaron que algunas niñas fueron incluso obligadas a contraer matrimonio con combatientes.

Una niña de 13 años de Mogadiscio dijo a Amnistía Internacional:

“Al Shabab vino una mañana […] Dijeron a los maestros que todos los niños debían salir de clase. Había un automóvil esperando fuera y obligaron a subir a los niños. Mataron a un maestro porque se negó a obedecer. Fue valiente, fue el que salió a defender los derechos de las niñas.”

Niños y niñas han sido víctimas de flagelaciones y han presenciado otros abusos terribles contra los derechos humanos, como lapidaciones, amputaciones y homicidios realizados en público por grupos islamistas armados. También han visto morir o torturar a amigos y familiares.

Entre los refugiados somalíes, niños incluidos, hay un grado elevado de trauma como consecuencia de los abusos contra los derechos humanos que han experimentado o presenciado durante el conflicto.

La comunidad internacional debe ampliar medidas de protección concretas para el número cada vez mayor de menores somalíes separados de sus familias, y aumentar el apoyo psicológico y los programas de educación destinados a los niños y niñas somalíes.

“Este es un conflicto sin fin en el que los niños experimentan horrores inimaginables a diario —afirmó Michelle Kagari—. Si el mundo sigue haciendo caso omiso de los crímenes de guerra que afectan a muchos de ellos, corren el riesgo de convertirse en una generación perdida.”

amnistia.org