Todo comienza cuando Rebecca Lolosoli, nacida en Wamba (Kenia), en 1962, se conciencia, ya de joven, que las mujeres Samburu no tienen derechos, no pueden poseer tierras, estudiar, ni trabajar independientemente “somos como la propiedad del hombre, no puedes contestarle ni hablar frente a ellos, tengas o no razón”.

Rebecca funda la aldea de Umoja, en 1990, con 15 mujeres que habían sido violadas y maltratadas por soldados británicos locales (incluyendo a su líder Rebecca) y empiezan a trabajar, conjuntamente, para encontrar formas de defenderse y poder cambiar sus vidas. Umoja significa “unidad” en lengua Swahili, y allí se protegen unas a otras. Esta pequeña aldea es un lugar seguro (puesto que los hombres tienen prohibida la entrada que está custodiada por mujeres veteranas que impiden que entre cualquier intruso a la aldea). Las mujeres llegan a Umoja huyendo de la violencia, el maltrato, el matrimonio forzado (niñas obligadas por su padre a casarse con ancianos) o la ablación (mutilación genital).

Rebeca Lolosoli en Umoja

Rebeca Lolosoli en Umoja

A pesar de las muchas amenazas y de no ser comprendidas por parte de las aldeas vecinas que continúan con sus ancestrales costumbres y tradiciones, Rebecca Lolosoli y sus mujeres, continúan trabajando por los derechos de la mujer. Han formado talleres de capacitación compartiendo sus conocimientos, entre ellas, para promocionar y comercializar sus pequeños negocios artesanales, como son la venta de abalorios para los turistas.

Con los años, este centro artesanal de la comunidad Umoja logró, gracias a las ventas proporcionadas por sus productos artesanales tradicionales, comprar el terreno donde se asienta la aldea y dar educación a los niños y mujeres, al igual que la construcción de un parque infantil proporcionando, además, seguridad a toda la comunidad.

Actualmente, en la aldea de Umoja, viven 47 mujeres y 200 niños. Su principal fuente de ingresos sigue siendo el turismo y el centro cultural donde venden su propia artesanía. Algunas jóvenes del poblado comentan que quieren vivir solteras y no tener hijos mientras que otras si quieren relacionarse con un hombre tienen que salir del poblado y después, si lo desean, pueden retornar a Umoja pero sin compañía masculina.