Tres grandes piedras en el zapato que tenía (y diría que sigue teniendo a pesar de todos estos cambios) la sociedad uruguaya. Otro tema no menos importante y que hace mucho tiempo se viene presionando por apoyo y cambios en la legislatura es el tema de equidad de género. Tema que arrastra el acoso sexual y la violencia doméstica.

Y es en este último tema que me gustaría dar mi humilde opinión. Primeramente quiero resaltar que no soy psicóloga, ni socióloga, ni licenciada en ningún área afín a esta temática, tampoco política, ni pertenezco a ningún movimiento u organismo social o gubernamental. Soy una ciudadana más, con más de 20 años trabajados en diferentes empresas y que ante algunos comentarios y documentos que leí en relación a como el estado va a manejar este tema es que decidí escribir sobre el mismo.

El estado ya realizo un protocolo final el cual envío a un organismo estatal para que instrumentara el proceso y guía de como las empresas deberían actuar frente a la contratación de personal. Para promover la participación de las mismas es que se implementó la certificación de Calidad con Equidad de Género.

Hasta ahora vamos muy bien. Tuve la oportunidad de ver la guía que deben seguir las empresas para lograr superar las etapas exigidas para conseguir esa certificación y ahí vino mi asombro al notar cuán lejos estamos de lograr buenos resultados ante tanto disparate.

No me voy a explayar en los detalles, solo voy a nombrar un par de ejemplos, que a mi entender son contrapuestos a lo que se quiere fomentar.

Dicho formulario solicita que cuando se ingrese un empleado a la empresa, el mismo identifique que raza u origen considera que tiene. O sea, si es blanco, afrodescendiente, indígena, raza amarilla (estas tres características literalmente), etc. Me parece contrario a una política de equidad que la empresa le exija al postulante que indique su raza o descendencia, así  como su edad, u otro dato personal que debería ser irrelevante.

También se solicita a la empresa que maneje un porcentaje estipulado por el organismo para que se considere para la certificación. En este caso se genera una presión para que se tome en cuenta el género más que la competencia.

Toda esta solicitud de información que se le exige a la empresa para lograr su certificación, a mi entender, no es más que realizar en forma gratuita un censo para poder generar un informe y dar “buenos” números y poder decir que se lograron certificar empresas en equidad de género. Pero creo que no ayuda a que realmente se cumpla en forma equitativa a la competencia sin mirar cuál es su género.

Otro punto que resulta chocante es que dentro de las pautas que la empresa debe manejar para la certificación esta también el acoso sexual. En este caso, si la empresa necesita información la puede solicitar a organismos gubernamentales o no (se indican los links donde tienen la referencia). Estos organismos son esencialmente femeninos, lo cual genera una discordancia con lo que se procura superar que es la discriminación. Si un hombre sufre de acoso sexual, la empresa debe informarse en estos organismos, que lejos están de ser neutros. No creo que le genere mucha confianza. Se sabe que toda esta movida es y fue generada por la mujer, y que gracias a estas organizaciones femeninas es que se han logrado muchos avances.

Estoy a favor de la equidad, pero no me gustaría que por ser mujer, y por lograr una certificación me tomaran para un trabajo, sino que sea por mi competencia y experiencia. Que si considero que fui discriminada, tener las herramientas legales y estatales para poder pedir explicaciones y saber los motivos que se consideraron para no ofrecerme el cargo.

Confío que esta primera etapa, como toda etapa experimental, sea revisada, que las empresas opinen sobre lo que consideren incorrecto o que no aporta a lograr el objetivo.  Y que lleguemos a ser valorados por nuestras capacidades y no discriminados por género, razas, credos, discapacidades físicas, segmentos sociales, edad, estética, etc, etc, etc.

Todos somos iguales y por suerte todos somos distintos.