No tengo mucho más que añadir al respecto, no se trata de criminalizar al Islam como sin duda harán algunos, ni de entregarse a los brazos de la ultraderecha y su islamofobia. Pero tampoco podemos caer en la tentación, ya sea por miedo o por un mal entendido respeto a otras creencias, de frenar nuestro derecho a la sátira o la crítica. La libertad de expresión se ha visto golpeada terriblemente y hemos de pelear por defenderla.

Esta vez han sido integristas musulmanes. En otra ocasión, fanáticos cristianos o terroristas anarquistas con bombas en iglesias. Sea de quien sea, el sectarismo es una lacra que hay que erradicar. Se puede y se debe ser respetuoso con las creencias de los demás, sin que ello sea obstáculo para denunciar, libre y satíricamente (si así lo deseamos) lo que consideremos como sus excesos. En eso se basa nuestro sistema de libertades, también amenazado en ocasiones por el poder con leyes mordaza. Por lo tanto, jamás podré aceptar que la muerte de doce personas en París fue provocada por unas caricaturas de Mahoma. La locura violenta de quienes, armados con Kalashnikov, irrumpieron en la redacción de Charlie Hebdo, es la única culpable de que hoy la libertad de expresión esté de luto.

Por eso, es de elogiar reacciones como la de El Mundo Today, que con su habitual irreverencia, titulaba su publicación: ‘Alá es la polla, no disparen’.

Es una buena forma de expresarlo, yo simplemente les digo: ¡Váyanse al carajo!