Vladímir Vladímirovich Putin es uno de los personajes con más peso en la esfera mundial. Ha demostrado ser un verdadero campeón en el juego de ajedrez de la geopolítica y ha hecho que gran parte de los países del entorno europeo y de Asia dependan de sus decisiones.

Putin es un dirigente ruso atípico. Joven, abstemio (no bebe alcohol), deportista: practica la lucha rusa (sambo) y el judo desde los 11 años, juega al tenis, practica esquí. Por ello, se define como un hombre sin vicios. Además, habla fluidamente el alemán y el inglés. Su pensamiento principal es: “Un hombre no debe guiarse por la opinión de otras personas, sino por su propia conciencia”. Está casado con Liudmila Pútina y tiene dos hijas, María y Katerina.

Nació en Leningrado (actualmente San Petesburgo) el 7 de octubre de 1952. Es el hijo único de un inválido de guerra que fue condecorado por su actuación en la defensa de Leningrado contra el Ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial.

Se licenció en Derecho en la Universidad de Leningrado, donde fue alumno del que sería alcalde de la ciudad, Anatoli Sobchak. Su tesis versó sobre la política de Estados Unidos en Africa. En 1975 Vladímir Putin comenzó su vida profesional en la Dirección de la inteligencia exterior del Comité de Seguridad del Estado (KGB), en la antigua URSS, donde alcanzó el rango de teniente general. Según su currículum, trabajó en Alemania (Dresde) durante la década de los 70, pero también se ha especulado, después de ser nombrado jefe del Servicio Federal de Seguridad (SFS), que pertenecía a los servicios de disidencia interna, el Quinto directorio del KGB.

[“Un hombre no debe guiarse por la opinión de otras personas, sino por su propia conciencia”]

Tras el desmantelamiento de las oficinas del KGB en Dresde en 1989 regresó a Leningrado en 1990. Durante algunos meses estuvo sin trabajo, por lo que contempló la idea de ser conductor de taxi. Finalmente fue nombrado adjunto del rector de la Universidad de Leningrado, donde se ocupó de las relaciones internacionales. Después trabaja como consejero del presidente del Consejo de la ciudad. A partir de junio de 1991, se convirtió en presidente del Comité de Relaciones Exteriores de San Petesburgo. Su papel consistió principalmente en atraer inversores y desarrollar la colaboración con los socios extranjeros.

Inmerso en las tareas municipales, Vladímir Putin entró en relación con Anatoli Chubais, “padre” de las privatizaciones y responsable de la economía rusa. Sobchak y Chubais fueron dos personajes muy activos en Rusia desde el colapso de la Unión Soviética, y la introducción de Putin en la política se produjo de la mano de ambos.

Fue solamente el 20 de agosto de 1991 durante el intento de golpe de Estado contra Mijail Gorvachov, que Putin renunció oficialmente al KGB.

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Entre 1991 y 1996 se dedicó a la presidencia del Comité para las Relaciones Internacionales del Ayuntamiento de San Petesburgo, cargo que compartió a partir de 1994 con el de primer Vicepresidente del Gobierno de esta ciudad (vicealcalde). En 1995 dirigió la campaña electoral del partido de carácter regional Nuestra Casa Rusia, que lideraba el ex primer ministro Viktor Chernomirdin. También dirigió la campaña para la reelección a la alcaldía de San Petesburgo de Sobchak, pero dimitió de su cargo tras la derrota en las urnas de este último.

[El 9 de agosto de 1999 Boris Yeltsin nombró a Putin primer ministro]

Después de la dimisión, Putin se trasladó a Moscú, donde ocupó en los siguientes años cargos cercanos al presidente Boris Yeltsin. En pocos meses fue nombrado Vicedirector del Servicio Administrativo y Técnico del Presidente de la Federación Rusa, puesto que ocupó durante 1996 y 1997; jefe de la Dirección General de Inspecciones del Presidente y Vicejefe del Gabinete de la Presidencia en 1997 y 1998. En ese mismo año ascendió a Primer Vicejefe de la Presidencia.

fotoEn julio de 1998 fue nombrado Director del Servicio Federal de Seguridad (SFS), la más importante de las cuatro ramas en que se dividió el KGB y heredera de las funciones de policía política. A partir de marzo de 1999 Putin compartió este cargo con el de Secretario del Consejo de Seguridad.

El 9 de agosto de 1999 Boris Yeltsin nombró a Putin primer ministro en sustitución de Serguéi Stephasin, que había accedido al cargo hacía sólo tres meses. Putin fue el tercer primer ministro consecutivo de la Federación Rusa que perteneció a los servicios secretos, después de Yevgueni Primakov, jefe del servicio de espionaje exterior. Serguéi Stephasin y Putin son prácticamente copias exactas: miembros del KGB y jefes del posterior SFS, los dos son de San Petesburgo y casi de la misma edad.

Vladimir Putin fue considerado un incondicional del presidente ruso y su lealtad hacia Yeltsin es absoluta. Es uno de los nueve personajes del Kremlin que integran la llamada “Familia”, en referencia al círculo cercano a Yeltsin, que incluye a la mujer del presidente y a su hija, al jefe de la administración presidencial Alexander Voloshin, al ex periodista Valentin Yumashev, al portavoz del Kremlin Dmitri Yakushkin, a Anatoli Chubais, y a los financieros Boris Berezovsky y Roman Ambramovich.

[El 31 de diciembre de 1999, tras la renuncia de Yeltsin, se convirtió en presidente interino]

En 1999 comenzó su fulgurante ascenso. En agosto fue nombrado primer ministro de Yeltsin, que decidió hacerlo su sucesor. A comienzos de septiembre, en reacción a ataque terroristas chechenos, Putin ordenó el reinicio de las hostilidades en Chechenia. Es el comienzo de la Segunda guerra chechena, que lo convirtió en el político más popular de Rusia.

El 31 de diciembre de 1999, tras la renuncia del presidente Boris Yeltsin, se conviertió en presidente interino. El 26 de marzo de 2000, en las elecciones presidenciales adelantadas, fue elegido presidente de la Federación Rusa en la primera vuelta con el 53% de los votos, iniciando sus funciones el 7 de mayo. Visita por primera vez capitales occidentales en el 2000. Putin pasa por Londres, Roma -donde además es recibido en audiencia por el Papa en el Vaticano-, Madrid, Berlín y Tokio. El 25 de enero de ese mismo año celebra en Moscú su primera cumbre con los jefes de Estado de la Comunidad del Estados Independientes (CEI), organización que congrega a doce repúblicas ex soviéticas.

Con la segunda reelección de Putin en marzo de 2004, el influjo de Rusia en el escenario geoestratégico aumentó sin cesar. El secuestro de una escuela en la ciudad noroseta de Beslán acaba con la muerte de 333 personas y da la vuelta al mundo en septiembre de 2004, siendo considerada por muchos analistas como una golpe a su confianza pública. Putin decide entonces destituir al ministro del Interior de Osetia del Norte, Kazbek Dzantiev, y al responsable de seguridad de la región, Valeri Andreïev. Ese mismo mes es designado presidente de la CEI en la cumbre celebrada en Kazajistán.

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Su administración ha desarrollado una política de acercamiento a Europa, en particular a Francia y Alemania. Pero sus mejores jugadas han sido la estabilización política y económica de la Rusia que heredó del nefasto Yeltsin.

[Se califica a Putin de duro y de poseer un carácter dictatorial]

Al principio hubo muchos que no confiaron en que Putin fuera capaz de ocupar con tanta destreza el puesto de presidente de Rusia. Pero los hechos han desbaratado esas opiniones. Putin ha cambiado el equilibrio geoestratégico que existía en Asia en su favor al frenar el descenso de influencia de Rusia en el Cáucaso a favor de Estados Unidos (una de las zonas más inestables del planeta y de vital importancia por sus reservas de petróleo pero sobre todo de gas), ha recuperado el papel decisivo que tenía Rusia en Oriente Medio, ha sido capaz de recuperar una posición de superpotencia frente a Estados Unidos, se ha acercado a China, se ha convertido en la llave del suministro energético para la India y Japón. Ha redireccionado la decadente influencia rusa en Centroasia y ha dado un cierto respiro a los rusos.
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Todo ello lo ha hecho, entre otras cosas, sabiendo manejar el arma del suministro energético. Con el simple trazado de un gasoducto que alimenta a Europa, Japón y la India ha desmantelado la época monopolística de Estados Unidos en la esfera internacional.

Se califica a Putin de duro y de poseer un carácter dictatorial. Putin ha sido duramente criticado, por los medios occidentales, por causa de la cantidad de periodistas muertos durante su gobierno; muchos de ellos investigando violaciones de derechos humanos en Chechenia o actos de corrupción estatal. El caso más notorio es la de la galardonada periodista Anna Polikóyskaya, autora de libros de como “La Rusia de Putin” o “El infierno de Chechenia” ;quien había declarado haber recibido amenazas de muerte y tentativas de asesinato por envenenamiento. Finalmente el 7 de octubre de 2006 (día de cumpleaños de Putin), fue asesinada en el ascensor del edificio donde tenía su domicilio en Moscú.

[Con Putin, Rusia es otra cosa]

Alexander Livinenko fue un ex espia ruso envenenado con polonio 210, según medios occidentales presuntamente por sus críticas al gobierno de Putin y al momento de investigar el asesinato de Politkóvskaya empezó a recibir amenazas de muerte. El gobierno de Putin ha negado toda vinculación con la muerte de dichas personas, expresando que podría demandar a quienes calumnien al gobierno ruso sobre el tema. El diputado de la Duma, Alexander Hinstein, no descarta un plan oculto para desprestigiar a Rusia y al gobierno de Putin, que actualmente se encuentra en oposición a la política internacional del gobierno estadounidense de George Walker Bush.

Vladímir Putin ha sido reacio a mostrarse en público y a conceder entrevistas, lo que, unido a su pasado como espía de la KGB, hace que se conozca poco sobre él. Con dosis en gran parte contradictorias de defensa de la democracia y las libertades, autoritarismo evidente, apoyo a la economía de mercado y a la economía dirigida y exaltación de los valores nacionalistas y militares, Putin se ha metido a gran parte de la población rusa en el bolsillo.

Lo cierto es que Rusia ha vuelto a recuperar a un líder de talla suficiente como para frenar la caída libre que económica y socialmente dejo en el país de los Urales el anterior presidente Yeltsin. Ha sabido tener la habilidad de competir con Estados Unidos con guante blanco, ha servido de un cierto papel mediador en Oriente Medio y se ha desmarcado hábilmente de jugadas demasiado arriesgas por parte de Irán de crear una “Opep del gas”.

Con la muerte de Yeltsin, Putin ha enterrado definitivamente a su antecesor en el cargo de presidente de Rusia. El funeral de Boris Nicolayevich Yeltsin ha sido la puesta en escena de una nueva época en Rusia. Aparece una Rusia fortalecida, con deseos de cortar con el pasado, de tener un estilo propio y de recuperar una tensión geopolítica y militar propia de la Guerra Fría. Con el funeral de Yeltsin se visualiza un paso más en la postura de firmeza que está mostrando Putin frente a Occidente y frente a sus detractores internos.

Pese a que Putin anuncia su deseo (por obligación constitucional) de dejar la vida política en la primavera de 2008, este ex espía todavía puede tener alguna carta guardada en la manga. Recordemos que cuatro de cada cinco rusos aprueban la política de Putin y su firmeza.

Con Putin, Rusia es otra cosa.