Con el paso de los siglos hemos olvidado esta forma de entender la educación, con lo que ha perdido mucho al empobrecerse el concepto que la sustenta.

Educar no es sólo enseñar saberes y pautas de comportamiento. Es posibilitar a la persona el camino de su propia maduración para que le permita llegar a ser ella misma: un ser libre y pensante que respeta y es respetado, contando con recursos suficientes para enfrentarse con su propio futuro. ¿Estamos seguros de esto?

Sin embargo no es de extrañar que, en el presente que vivimos, a pesar de esa supuesta educación que nos hacía capaces y autosuficientes, aparezcan la desmoralización, la emigración de muchos  jóvenes, el impago de hipotecas que resultan irrazonables, etc.. En la economía mundial, y en especial la de la zona euro,  las gestiones y esfuerzos que hacen unos u otros, no los entendemos todos, pues la incertidumbre y los riesgos sobre el crecimiento económico a corto y a medio plazo  parecen estar estancados. La pérdida de puestos de trabajo, entre otros temas, es un problema evidente.  Y me pregunto: ¿Estamos en un momento de cerrazón al propio desarrollo humano?

Corren tiempos difíciles y, pese a ello, tenemos que intentar vivir nuestros días descubriendo la alegría de vivir, de disfrutar caminando descalzos por la arena sintiendo la brisa fresca, o disfrutar el suave aroma de las flores y por eso me  gustaría animaros a gritarle al mundo que estamos vivos, que somos alguien, que amamos intensamente, que no somos cobardes y que luchamos por lo que queremos intentando subir por la gran montaña que tenemos delante para poder  llega a la cima de nuestras vidas.

Y aunque  sean pésimas las noticias, y las turbulencias financieras, y las expectativas para los meses próximos nada halagüeñas, la prioridad de los dirigentes tiene que ser cambiar aquello que resulta necesario para los ciudadanos. La situación de la economía  es muy compleja, y puede agravarse durante los próximos meses.

La opinión y la participación social deben redirigir a los políticos hacia las necesidades reales de las personas a las que representan. Y esa opinión está en la calle de cualquier ciudad de España. Indigna contemplar que a los responsables de la crisis financiera, no sólo no se les ha exigido responsabilidades, sino que proseguimos con los mismos hábitos y hechos que desencadenaron la crisis que la inmensa mayoría de la sociedad está soportando.

Hay razones del corazón que la razón no entiende. La situación que comenzó con tintes negros nos lleva a  reflexionar en profundidad.  ¿Será  quizás el paso a un orden nuevo? ¿Una nueva forma de entender y regular las relaciones? ¿Un reencuentro del hombre consigo mismo y con su humanidad?  No tengo la menor idea, pero supongo que algo de esto será, pues parece que vamos caminando hacia un mundo más amplio y todo es cuestión de tiempo. Los grandes imperios del pasado no se formaron en un día, sino en el transcurso de siglos. Es posible que algunos prefieran apoyar a quienes contribuyen a la confusión, para de esa manera no apreciar la realidad que se les impone. O quizás prefieran contentar a sus cómplices en el manejo de la voluntad colectiva, antes que a los que no nos dejamos manipular. Aquellos que creemos y confiamos en un mundo mejor y más justo.

Marisol Moreda es Presidenta de la Fundación Herederos de la Mar