Pasan los años (y no son pocos…) y sigue maravillándome la vida.

Casi a punto de irse está ya éste que se ha vuelto “viejo” y como todo lo que cumple su ciclo nos deja enseñanzas, tristeza, alegría, hechos y gentes para recordar y también para olvidar, ilusiones que cambiaron, otras concretadas y -siempre- lo mejor por venir…

La esperanza está presente y nos devuelve la sonrisa, la fortaleza, la energía para seguir y llegar a la meta sin importar cuál sea ésta (si logramos comenzar la dieta y terminarla es ya “tarea superada”, tanto como lograr el doctorado, el viaje soñado o que todo los presentes disfruten la reunión…).

El amor, el cariño por y de los que nos rodean son motores poderosos que nos hacen invencibles, ya que por nuestros amores hacemos hasta lo que jamás antes hubiéramos creído seríamos capaces.

Sí, es verdad, doña Natura lastimada se estremece y la agitación sigue allí fuera; el mundo y los tiempos revueltos también, como ha sido desde que hombres y mujeres estamos caminando por esta Tierra, pero también siguen en ella los de buena voluntad, generosidad, humildad y entrega, los que dan la mano franca y miran sin sombras directo a los ojos, palmeando el hombro o brindando el abrazo en el momento exacto.

Que este año nuevo que a punto está de “nacer” nos encuentre agradeciendo la oportunidad de poner nuestro granito de arena en eso de que otro mundo es posible, porque lo deseamos y lo necesitamos, por los que estamos y los que vendrán.

Somos los responsables de cada uno de nuestros actos y así, haciendo camino al andar, conscientes de que todos ellos, grandes o pequeñitos, repercuten en nosotros y en los demás, en el presente y futuro de la familia, de los amigos, de la vecindad, de la especie, del planeta… unámonos desde el corazón, desde nuestro interior más puro y hagámoslo realidad día a día.

Una sonrisa, un abrazo, un gesto, un callarse a tiempo, un empujoncito o una broma pueden ser justamente lo esperado para continuar, para sanar heridas…  (son absolutamente gratuitos y generan una gran “rentabilidad”).

Levanto mi copa con lo que prefieran para brindar por un año vivido y otro llenito de ganas y a punto de empezar a transitar.

“Caminante no hay camino… se hace camino al andar” (gracias, señor Antonio Machado, totalmente de acuerdo con usted).

Por la aventura de ir a dormir cada día en paz con un@ mism@ y despertar al otro igual… ¡Salud!