Internet se está inundando estos días de vídeos y fotografías tomadas en granjas peleteras por la ONG de Finlandia Oikeutta Eläimille al norte del país escandinavo. Allí, los zorros árticos son criados y alimentados selectivamente para hacerlos crecer hasta un tamaño peligrosamente insalubre, totalmente desacorde con su naturaleza animal. Todo, para aumentar su extensión de piel y obtener más dinero por cada zorro vendido una vez desollado.

El peso normal de este mamífero oscila entre los tres y cinco kilos, y en estas granjas llegan a alcanzar los 20. Las imágenes muestran a los zorros en cautiverio con la piel replegada, también la de la cara, hasta el punto de que prácticamente les impide ver. Y todos encerrados en pequeñas jaulas en las que apenas se pueden mover, para fomentar su sedentarismo y, por ende, su obesidad, que afecta a la salud de sus articulaciones y sus ojos, les producen gingivitis y daños en órganos internos. En muchos casos, sus piernas debilitadas apenas son capaces de mover su propio peso.

A raíz de la difusión de las fotos, la opinión pública del país nórdico, así como la de los vecinos Dinamarca, Estonia, Noruega y Suecia, presiona en estos momentos para denunciar a esas granjas y que el Gobierno finlandés tome medidas.

Según la ONG, el sufrimiento de estos zorros cebados es solo la punta del iceberg: millones de mapaches, coyotes, lobos, linces, zarigüeyas, castores, nutrias y otros animales son asesinados por su pelaje todos los años. Sus pieles son usadas por marcas de prendas de lujo Prada, Chanel o Dior. Un único abrigo puede requerir la matanza de hasta 40 zorros.

La forma más efectiva de eliminar el sufrimiento de todos los animales explotados para el comercio de pieles es que las firmas minoristas dejen de vender prendas con este material, algo que muchas ya han hecho, como Calvin Klein, Giorgio Armani, Ralph Lauren o Stella McCartney.

En Change.org ya han abierto una petición dirigida al Gobierno de Finlandia para que frene esta práctica execrable.