Dentro de este grupo minoritario se encuentran muchos chauvinistas y entre ellos los cretinos. Y no me refiero a los que padecen la enfermedad provocada por problemas de la hormona tiroidea, sino por la acepción que aplicamos a los imbéciles. Pues bien, lamento constatar que, todavía, hay mucho imbécil en el país vecino.

Estos días ha estallado la noticia de la sentencia del ciclista español Alberto Contador.  No soy experto en dopaje ni en justicia deportiva, pero al parecer esta ha sido injusta y desproporcionada. Poniéndonos a la altura de los cretinos caeríamos en la trampa del chauvinismo francés lamentando la actuación de la UCI, puesto que cada deporte se rige por sus propias normas que sus practicantes deben aceptar. Sin embargo detrás de todo esto, se ve la intención de arrebatar al español su triunfo indiscutible en el Tour de France, que los esforzados deportistas franceses ya han olvidado cómo se gana.

La constatación de esa mala leche de unos pocos imbéciles, se plasma en unos teleñecos dónde al campeón español se le señala como adicto al dopaje y de paso, en otro de ellos, se arremete contra el tenista Nadal. Es un “gracioso” spot en el que, el mallorquín, se desbebe en el depósito de gasolina de su coche y eso basta para que el motor arranque a toda marcha. Teniendo en cuenta que los franceses, en general, tienen muy poca gracia y que su humorista más ocurrente y celebrado, Colouche, candidato a las elecciones presidenciales en 1981, con el slogan: “¡Qué suerte tienen los pobres de vivir en un país tan rico!”  murió en extrañas circunstancias en un accidente de tráfico, entenderemos que más que bromas, los cretinos, tratan de desahogar sus miserias.

Pero, tal vez, aunque nos duela, hemos de admitir que el ataque a los deportistas de élite españoles está dentro de las reglas de juego. Lo más sencillo, cuando no se puede con el rival, es difamarle. Y les aseguro que los deportistas franceses están al margen, son los pequeños envidiosos, los chauvinistas de la nada…los cretinos. Dejando al margen los temas deportivos les voy a poner ejemplos de más calado y que demuestran la estupidez de ciertos caracteres.

En el año 2004, sesenta años después de que los hechos ocurrieran, se puso una modesta placa en el Quai Henry IV, a la orilla del Sena, en honor de los republicanos españoles que liberaron París. El pasado 24 de febrero de 2010, pronto hará un año, los tres españoles supervivientes de aquellos republicanos  enrolados en la famosa y heroica “Novena” recibieron en el salón de actos del ayuntamiento parisino la medalla Gran Vermeil, por sus méritos de guerra.

Enrolados bajo la bandera de la Cruz de Lorena e incorporados a la 2ª División Blindada, muchos anarquistas y miembros del POUM de “La Novena”, fueron los primeros en entrar en el París ocupado. Catorce vehículos Half-tracks con nombres de batallas de nuestra Guerra Civil, fueron la vanguardia salvadora que vieron los parisinos de las Fuerzas Francesas del Interior que luchaban en las calles de la capital. Guadalajara – al frente -, Brunete, Ebro, Santander, Guernica, Teruel, Jarama, España Cañi, Don Quijote, Madrid… llevaban escritas las  tanquetas liberadoras que al mando del capitán Raymond Dronne y del teniente Amado Granell penetraron por la Puerta de Italia aquel 24 de agosto de 1944.Sin embargo, historiadores franceses obviaron durante largo tiempo esta realidad. ¿Olvido? No. El brazo de los cretinos es tan largo como corta su memoria.

Me contaba mi difunto tío, combatiente republicano y miembro de la Resistencia francesa durante la ocupación alemana, que una de sus principales misiones dentro del grupo era la de localizar y esconder a los aviadores aliados derribados, antes de que fueran reducidos por las patrullas alemanas. ¡Allez vous, maño! Le decían llamándole por el mote zaragozano. Y es que, para atravesar los caminos infectados de controles de la infantería alemana y de las SS a lomos de una mala bicicleta, sin hablar bien el francés y nada de alemán, se necesitaba  gasolina de muchos octanos y en eso los franceses andaban un poco escasos. Era el mismo carburante que llevaban los ocupantes de las Half-tracks.

Tal vez por eso, los historiadores vecinos se “olvidaron” de mencionar en sus crónicas a los españoles que cayeron por liberar París. Por fortuna para ellos, también los españoles “olvidaron”, el trato recibido por un gobierno francés acobardado y sumiso, que les postergó en  las playas de Saint-Ciprien o Argelés, para vergüenza de las democracias europeas. La ignominia de aquellos barracones, donde se hacinaban los que escapaban de la feroz represión franquista, sí ha quedado en la memoria de la Historia. Y no vale la escusa de que tenían pocos recursos para tantos exiliados. Muchos de los componentes de aquel Gobierno tuvieron el suficiente y ponzoñoso carburante para colaborar con el nazismo un par de años después. No obstante las vejaciones sufridas, los republicanos dejaron de lado el maltrato recibido y se incorporaron a la lucha, directamente en las filas aliadas o tras un breve paso por la Legión Extranjera. Cuestión de carburante.

Como con la vieja bicicleta de mi tío recorriendo los campos de Francia, Contador volverá a ganar el Tour. Les aseguro a los chauvinistas, que jamás han hecho deporte pero que se esfuerzan en desprestigiarlo, que no les guardamos ningún tipo de rencor y si algún día su democracia se viera amenazada les prestaremos el carburante que a ellos les falta para liberar de nuevo París. Es una bella ciudad.