El origen del problema es el óxido de plomo y la escoria residual en el suelo contaminado. Siendo esta escoria, quien está presente visiblemente en las superficies de estas dos comunidades.  Así mismo, se han identificado otros metales pesados como el arsénico, cadmio, antimonio y el dióxido de azufre que permanentemente están “abonado” esas tierras, acidizando mas sus  suelos. Donde con el tiempo el plomo ha migrado y contaminado las capas más bajas del subsuelo, y por ende los suministros de agua, que a su vez,  han contaminado  alimentos y todo lo que es tratado con ellas.

Los polvos que contienen plomo entran en los hogares, llevado por las corrientes de aire. La cual hace que la exposición sea directa a través de la ingestión  del polvo contaminado con plomo. Estos entran en el organismo de los niños por sus vías respiratorias y  a través de sus manos y  boca.

La población infantil de esas dos ciudades evidencia reducción del cociente intelectual, lentitud en el crecimiento corporal, serios problemas auditivos, graves problemas de comportamiento o atención, bajo rendimiento escolar y daños renales. En general, esas comunidades  padecen de asma, bronquitis, gripes, infecciones diarreicas agudas, deterioro irreversible del sistema respiratorio, diferentes tipos de cáncer, efectos adversos en el desarrollo y daños a órganos vitales.  La expectativa de la población es de 35 años.  La más baja del mundo, superando algunas poblaciones del África, donde la expectativa de vida es de 40 años.

El otro gran común denominador en esas dos comunidades, es que aun cuando desde el año 2005,  grupos ambientalistas y medios de comunicacion han iniciado sendas campañas de sensibilizacion ante estos dramaticos casos de poblaciones contaminadas por plomo,  las verdaderas acciones de saneamiento ambiental no terminan de llegar, todo ha quedado en el discurso, en lo enunciativo, en la amenaza de decir que “se tomaran acciones”. La realidad evidencia que el plomo sigue ahi, consumiendo vidas inocentes.  En definitiva, no hay dolientes por las afectaciones en la salud de estos Latinoamericanos, ni a su dignidad, ni muchos menos por el derecho a la vida de sus niños.