Como todos los mamíferos,ellos,también necesitan mantener la temperatura de su cuerpo, para lo que tienen una ancha capa de grasa bajo su piel. Existen 32 especies de delfines,entre las que destacamos el delfín común, el delfín listado,el delfín mular y la orca; su cuerpo es alargado con una aleta dorsal y dos laterales que cambian de forma y tamaño según la especie, éstas aletas les sirven para controlar la dirección al nadar, además de para girar.

Según Lori Marino, experto en neuroanatomía de la Universidad de Emory, Atlanta: “Los delfines son tan inteligentes como las personas. Asegura que después de los humanos, son los más inteligentes seres de la Tierra. Los delfines “Cuellos de Botella”, tienen un cerebro de mayor tamaño que los humanos(1600 gramos, versus 1300 gramos).La relación “peso del cerebro/ peso corporal”, es mayor que la que se da en los grandes monos, pero inferior a la de los humanos”.

En el delfín, no sólo el tamaño del cerebro, sino también su estructura, se asemeja al humano.Los delfines tienen una neocorteza muy compleja,como es la de los humanos. Esta es la región cerebral a la que se atribuye la capacidad de resolver problemas, y donde reside además la conciencia, junto a muchas otras funciones asociadas a la inteligencia. Recientes investigaciones sobre la capacidad de los delfines para comprender y reaccionar ante la muerte, aumentan los cuestionamientos sobre la crueldad y el sufrimiento asociados a la caza de delfines.

Por las continuas matanzas

A pesar de que los delfines son seres inofensivos para el hombre se han cazado, y se siguen cazando por todo el mundo, por dos razones principales, para la producción cárnica y tenerlos en delfinarios. Los especímenes vivos se venden a los delfinarios por cantidades que pueden superar los $150.000, mientras que un animal asesinado no costaría más de $600. De ahí que estas matanzas no tienen ningún sentido ni siquiera en su aspecto meramente económico.

Para la producción cárnica los delfines son cargados vivos en camiones a mataderos cercanos donde mueren degollados y desangrados. La carne,vendida como carne de ballena, satisface el consumo de la población japonesa, donde tiene cada vez mayor demanda.En Japón, el año pasado,las autoridades japonesas  autorizaron la caza de unos 20.000 delfines. En realidad desde que en 1986 la Comisión Ballenera Internacional limitara la captura de ballenas la caza de delfines que no está regulada por ninguna organización internacional se ha incrementado.

Los pescadores del pueblo japonés de Taiji de la isla de Honshu, en la costa sureste de Japón, se han negado a abandonar su polémica matanza de delfines, en una reunión con grupos ecologistas que terminó sin acuerdo. Fue la primera vez que las autoridades de ese pueblo japonés, de unos 3.500 habitantes, organizaron un encuentro con activistas internacionales críticos con la caza de delfines, que en Taiji se lleva a cabo en una ensenada donde los cetáceos son acorralados y matados a arponazos y con largos cuchillos, volviéndose de color carmesí cientos de metros cuadrados de superficie marina.

Los ecologistas lo denuncian como producto de tiempos pretéritos y contrario a los derechos de los animales, mientras las autoridades de ese pueblo y sus pobladores defienden que es parte de la cultura japonesa con siglos de historia y que las capturas no son excesivas. Sin embargo, el documental titulado: “The Cove” (La Cala) grabó secretamente la matanza de delfines por los pescadores de Taiji. Este documental generó una gran polémica en el mundo. Según el film, se estima que alrededor de 23.000 delfines se matan cada año en Taiji, entre los meses de septiembre a abril, contradiciendo los datos oficiales de la Agencia de Investigación de Pesca japonesa que solo admite 1.600 capturas.

Además, según comenta O´Barry: “ Los animales aniquilados brutalmente se venden en supermercados japoneses a pesar de que su carne contiene un alto nivel de mercurio y otros elementos tóxicos nocivos para la salud de las personas”. De hecho, desde 2003, el Ministerio japonés de Salud recomienda que las mujeres embarazadas y los niños se abstengan del consumo de carne de delfín.

En China país que aspira a ser la primera potencia mundial económica sigue anclada en tradiciones milenarias e ideologías autoritarias, permitiendo todo tipo de desmanes ecológicos y medioambientales, entre ellos, como no, la matanza indiscriminada de delfines que son capturados en alta mar y llevados a un reducto de la costa donde son salvajemente masacrados.

En las islas Salomón, según dice Ric O´Barry: “Todos los delfines asesinados se usaban para consumo propio,y los dientes se utilizaban como dinero. Hemos logrado acabar con esto cooperando con los habitantes de los pueblos. Aún hay varias compañías que cazan delfines para venderlos a acuarios. En diciembre, de 2011, por ejemplo, enviaron 25 ejemplares a China. Esperamos acabar con estas ventas”.

Más recientemente, en enero de 2013, una banda de renegados de las islas Salomón fue responsable de la matanza de cerca de 900 delfines mulares, informa el grupo que ha estado pagado para detener la matanza. Los isleños Fanalei en Malasia dijeron que el Earth Island Institute había prometido el pasado abril pagarles 2,4 millones de dólares durante más de dos años a cambio de no matar delfines, sin embargo los isleños señalan que solo recibieron 700.000. Todo apunta, pues, a una represalia por falta de pago.

En el continente europeo, más concretamente en las islas Feroe, islas que pertenecen a la civilizada Dinamarca, las cacerías de delfines pueden tener lugar en cualquier época del año aunque las mayores matanzas se producen en los meses de verano comenzando en mayo y pudiendo extenderse hasta agosto, la temporada alta de apareo y partos de delfines calderones, cuando los grupos de delfines se acercan a la costa.1.107 fueron muertos en 2010 y 726 delfines calderones en 2011.

Según la organización WDCS: “Las cacerías dirigidas en las islas Feroe,son una práctica extremadamente inhumana y cruel en la cual grupos familiares completos son rodeados en el mar por pequeños botes a motor y dirigidos a la costa donde se los mata en bahías poco profundas. Una vez en la costa, se insertan ganchos metálicos romos en sus espiráculos para arrastrar a los delfines hacia la playa, donde se los mata con un corte de cuchillo en sus vasos sanguíneos principales”.

En las islas Feroe participan, en esta masacre sanguinaria, principalmente jóvenes para “demostrar” que entran en la edad adulta. El acto se realiza al aire libre y a la vista de todos,convirtiéndose en una fiesta que deja las aguas teñidas de rojo (como podemos observar en la fotografía), por la sangre de estos inofensivos cetáceos. Se trata de una tradición de más de 1.200 años en la que se matan cientos de delfines todos los años.

Estas matanzas continúan, lamentablemente, en la actualidad. No obstante, en abril de 1999, hubo un acuerdo de la UE para la conservación de los delfines, cuyo objetivo es limitar la mortalidad de los delfines provocada por la pesca de atún en el Océano Pacífico oriental que ocasionaba la muerte de unos 5.000 delfines al año al quedar atrapados en las redes de cerco con jareta. Este acuerdo pienso que no es suficiente y que tendrían que evitar las matanzas de delfines en las islas Feroe que, además, pertenecen a Dinamarca país miembro de la Unión Europea.

Sin abandonar el continente europeo, en concreto en las costas gallegas, según informó CEMMA, empresa Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos: “En el año 2008, aparecieron más de 300 delfines varados en la playa que fallecieron, pocas horas después, con heridas profundas que no han podido curar ocasionadas por las redes que usan los barqueros y que son un arma letal para los delfines”.

Por las actividades humanas

En el Golfo de México y península de Florida se viene registrando una fuerte mortandad entre los delfines desde 2003, alcanzando su punto máximo, en 2011. En concreto,desde febrero de 2010 hasta finales de enero 2013, según las cifras facilitadas por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), se encontraron los cuerpos de los 830 mamíferos marinos, casi todos ellos delfines mulares, hallados a lo largo de las costas de Luisiana y Florida. De ellos, cerca de 150 delfines hallados muertos en las playas o en los pantanos fueron prematuros, nacidos muertos o neonatos de la especie mular.

Según Teri Rowles: “Las muertes de delfines comenzaron su ascenso antes del desastre de Deepwater Horizon el 20 de abril 2010, pero el derrame de petróleo está siendo considerado como una causa que incrementó las muertes. Las bacterias y biotóxinas, como la marea roja, también están siendo investigadas como factores que contribuyen a la muerte de delfines”.

En este sentido, los científicos están buscando profundamente  si la brucella, una bacteria común que también se encuentran en el ganado, se ha vuelto más letal en los delfines que habitan el norte del Golfo de México. Según manifiestan científicos de la NOAA: “La enfermedad denominada brucelosis o neurobrucelocis, produce infecciones en el sistema nervioso central de los delfines ocasionando abortos involuntarios, infecciones cerebrales, neumonía e infecciones de la piel y  huesos en mamíferos marinos. Esta enfermedad fue reconocida, por primera vez, en la década de 1990 y parece ser endémica en muchas poblaciones de mamíferos marinos a nivel mundial”.

En Latinoamérica, especialmente, en Perú, se vienen produciendo una gran cantidad de matanzas y muertes de delfines. En 1989, la población del delfín oscuro fue declarada, por la IUCN, como población en riesgo de extinción y, el 23 de noviembre de 1990,el Ministerio de Pesquería del Perú,prohibió: “La pesca, procedimiento y comercialización de pequeños cetáceos”. A pesar de la existencia de esta ley, una inspección privada de puertos y mercados de pescadores, realizada cuatro años después de promulgada la ley, reveló que el comercio de carne de delfín, no solo no había disminuido sino que se había incrementado de 15.000 a 20.000 delfines anuales.

Aunque los delfines están protegidos por la ley, todavía hoy en día, se producen matanzas de delfines en Perú que pocas veces son denunciadas. Recientemente, en febrero del año pasado, se produjo la muerte de diez delfines en la denominada playa de “Los pulpos” y se sospecha que esta matanza fue realizada a pedido, para el consumo de su carne. En otras ocasiones estos desalmados justifican la matanza alegando que se enredan en las redes y que por eso tienen que matarlos.

Además, según información del periódico Perú:“Desde 2001, cerca de 3.000 delfines han llegado muertos a las playas de la región norte peruana de Lambayaque debido a los efectos de la exploración petrolera en el área”.

El director científico de la Organización Científica para la Conservación de Animales Acuáticos (ORCA), Carlos Yaipen, dijo que: “ Las muertes de los mamíferos son debido a una “burbuja marina”, una bolsa acústica que se forma como resultado del uso de equipo para la exploración petrolera bajo el lecho marino pudiendo causar la muerte por impacto acústico, no solo en delfines sino también en focas y ballenas”. El experto también señala que el impacto acústico provoca pérdida del equilibrio, desorientación y hemorragias internas en los animales.

Esta teoría explicaría la aparición en las costas de las regiones de Piura y Lambayeque, en Perú, a finales de enero de 2013, del varamiento masivo de delfines muertos, que el IMARPE contabilizó en 877, un fenómeno sin precedentes en Perú.

Este invierno se podría registrar la mayor mortandad de delfines nunca antes registrada en las costas de Perú a causa del uso de la sísmica 3D, tecnología de punta para peinar el suelo marino mediante ondas sonoras en busca de petróleo y gas, empleada por embarcaciones multinacionales. Car- los Yaipén Llanos indica que: “Más de 20.000 delfines (12 especies) podrán sufrir las consecuencias del empleo de la “burbuja marina” o Sísmica 3D”.

Según nos indican José Antonio Hidalgo y Óscar Flores: “La única empresa que realiza exploraciones petroleras en Tumbes es BPZ Exploración & Producción, que de marzo del 2011 hasta mediados del 2013 invertirá en el Perú 105 millones de dólares, respaldado por el “Estudio de Impacto Ambiental: Proyecto de “Levantamiento Sísmico 3D en el Lote Z-1- Región Tumbes”, en un área de 1,605.17 km2 sobre la cual se estima generar un total de 430.100 emisiones de ondas de sonido aproximadamente. Es decir, un potencial sonoro que causaría terribles daños en el ecosistema marino y, especialmente, a dos especies de delfines: El delfín común de pico largo (90%) y la marsopa negra o espinosa (10%)”.

Otros peligros

A todas las matanzas de delfines y utilización de estos con fines militares hemos de añadir otros, según señala acertadamente Gacetajoven.com, como: “Delfines enganchados en las redes de pesca, mutilaciones provocadas por ferrys y barcos en alta mar, contaminación que hace el agua inhabitable o ruido que interfiere en el sistema de comunicación de los animales. Muchos son los peligros a los que se deben enfrentar día a día los cetáceos para sobrevivir. Luchar por la conservación y supervivencia de estos grandes mamíferos del mar, es pelear por nuestro presente y nuestro futuro”.

Por si esto fuera poco,en el mar Mediterráneo se ha activado una alerta porque los delfines que viven en estas aguas están amenazados por un virus, según ha comunicado el Ministerio de medio ambiente español, ya que se han encontrado a más de 20 delfines muertos. El virus se ha detectado en el delfín listado, también llamado Stenella caeruleoalba, que es el más frecuente en el mar Mediterráneo, pero el problema está que se ha detectado en otros especímenes, aunque, de momento,el que más corre peligro es esta especie.

El patógeno en cuestión se llama morbilivirus, que lo que hace es causar lesiones multiorgánicas, principalmente en los sistemas respiratorio y nervioso, por lo que causa la muerte a los delfines, aunque no de forma inmediata, y  se está intentando buscar un antídoto o algún método para que los demás delfines no tengan la misma suerte.

La legislación de La Unión Europea ha declarado como protegidos a todos los cetáceos porque a pesar de los esfuerzos de regulación que se están llevando a cabo por diversos organismos internacionales, las 86 especies que existen de ballenas, delfines y marsopas no están a salvo del peligro de extinción por todo lo señalado anteriormente. Aplaudimos, como no, la decisión tomada por la Unión Europea y esperemos que a ella se unan otras instituciones internacionales.