Prohibido dar la teta
Me pregunto: ¿por qué dar la teta en público puede violentar tanto? ¿Por qué dar el pecho a una criatura puede ser motivo de expulsión de un centro comercial, un museo, un supermercado o una cafetería?
Me pregunto: ¿por qué dar la teta en público puede violentar tanto? ¿Por qué dar el pecho a una criatura puede ser motivo de expulsión de un centro comercial, un museo, un supermercado o una cafetería?
Un hombre blanco con traje y corbata es entrevistado por skype por el canal de televisión BBC, desde una habitación que parece su despacho. De repente, una niña entra bailando en la sala y se sienta a su lado. El hombre intentando no perder la compostura la aparta.
Nunca como ahora nos hemos interesado tanto por la comida y a la vez hemos comido tan mal.
Los juguetes siguen fomentando prejuicios y estereotipos de género y contribuyen a construir la sociedad machista del mañana.
Si algo caracteriza la Navidad son las comilonas. En las cenas de empresa, los encuentros con amigos, los banquetes familiares comemos hasta reventar. Después nuestra digestión y también la báscula nos pasan factura.
La globalización alimentaria, al servicio de los intereses de las grandes empresas, han convertido la comida en simple mercancía.
Por fin ha llegado el Black Friday. Hoy, tan pronto como podamos saldremos corriendo a un gran centro comercial, entraremos en un portal de compra on line o bien nos acercaremos a una avenida llenísima de tiendas para hacernos con alguna “ganga”.
Hablar de lactancia materna no es fácil. No lo es porque cuando una mujer da de mamar, no da el pecho o interrumpe la lactancia al cabo de poco tiempo siempre lo hace pensando en lo mejor para ella, para el bebé y para ambos. Nadie debería de juzgar, y menos desde cierta superioridad moral, una opción u otra.
A lo largo de las últimas décadas, el parto se ha industrializado y medicalizado, siendo tratado como si fuese una enfermedad.
Ochos meses después, seguimos en tiempo de prórroga. Y el Partido Popular parece sentirse cómodo. Sigue manteniendo el control del balón, y de las políticas, con una mayoría absoluta “en funciones” que le permite continuar aplicando las mismas medidas de siempre. En total, como quien no quiere la cosa, 1715 días en el Gobierno, y lo que queda.