El sionismo no es una raza, ni una religión ni una cultura. Su significado es la justa búsqueda de un estado libre judío en la que ellos llaman tierra prometida. Hasta aquí todo lícito, si no escondiera el deseo de que toda esa tierra prometida sea de su única exclusividad; vaciarla de otros pueblos y culturas al precio que sea para que los hijos de Sion se establezcan en todo el territorio.
En los pasados siglos XIX y la primera parte del XX, el circo fue el rey. Faltos de cine; lejanos del teatro; ausentes, la mayor parte de las gentes trabajadoras, de la ópera o del ballet – reservados a la burguesía y a la nobleza-, el circo era el lugar predilecto para niños y adultos de gran parte de la sociedad.
Nos lo advierte la presidenta de la Comunidad de Madrid. “Devolveremos golpe por golpe”. Esta afirmación puede ser, y eso espero, otra inconsecuencia de Ayuso.
En torno al siglo XII se edificó frente a la catedral de Barcelona un edificio para que residiera el arcediano. Con el paso del tiempo, concretamente en 1895, se convirtió en la sede del Colegio de Abogados de Barcelona. De esta época data el famoso buzón modernista, obra de Lluís Domènech i Montaner.
Luis Rubiales es un machista, no uno de esos que encontramos cada día por la calle y que no entienden todavía que el ser humano tiene dos sexos, pero un mismo corazón. Rubiales es un machista convencido… y un cobarde.
Los votos de este domingo se han llevado muchas expectativas, muchas cábalas y mucha soberbia.
Está claro que el debate a dos del otro día era toda una declaración de intenciones para ratificar a los dos candidatos a la presidencia. O tú, o yo, era el lema.
Eso decíamos en los años setenta cuando los grises asomaban sus porras buscando una manifestación para limpiarla de pecadores.
Estamos frente a una disyuntiva en la que nos jugamos mucho; sobre todo, las gentes que aspiramos a una sociedad igualitaria en género y en derechos, libre y tolerante.
