Dos ciudades, dos sueños humanos: Tiwanaku y Atenas
Hace varios años ya, comparto con un amigo una idea de estudios que quisieran “volar” (o aterrizar) por “encima” (o por debajo, por ciertos fundamentos), al igual: el viejo y el nuevo mundo.
Buen vivir es una traducción culturalmente aproximada del sumak kawsay indígena kichwa ecuatoriano, como Vivir bien lo es del suma qamaña indígena aymara boliviano. Llegaron a la primera línea de la contingencia social y política de esos países, y luego por toda Latinoamèrica, después de su aparición y debate en las asambleas constituyentes de 2008-9. Se trata de la forma de un proyecto de sociedad que reúne las influencias de los movimientos indigenistas con las corrientes ambientalistas, feministas y de orientación a un socialismo para el siglo XXI. Estas expresiones aluden a la propuesta de una izquierda màs independiente de las teorías socialistas de raigambre europeo y occidental, e inspirada en un pensamiento y estilo de vida comunitario y ancestral.
Hace varios años ya, comparto con un amigo una idea de estudios que quisieran “volar” (o aterrizar) por “encima” (o por debajo, por ciertos fundamentos), al igual: el viejo y el nuevo mundo.
Podemos pensar la propuesta (social) utópica como una versión del paradigma de la cultura Occidental moderna –que considera el cambio histórico tan inevitable como en alguna senda de “progreso”.
Hay al menos estas dos maneras de acercarse al fenómeno que llamamos Buen Vivir. A través de la explicación y la elaboración, entonces, de conceptos y teorías, o a través de una donación, el darse de un cierto hecho intuitivo y novedoso, que llama a una interpretación de sentido.
El 17 de junio pasado el presidente chileno Gabriel Boric ha tomado la decisión histórica y valiente –con el apoyo y fundamentos directos de dos de sus ministras (Medio Ambiente y Minería, y seguramente con muchos más en el gabinete), de dar una potente señal que puede significar el comienzo de una etapa de historia, un nuevo tiempo para la cultura del siglo XXI.
¿Cómo ha emergido el sumak kawsay/buen vivir en los ámbitos políticos e intelectuales latinoamericanos? Ya por 1992, se constata el debate en torno del sumak kawsay en documentos que circulan entre las dirigencias políticas de movimientos indigenistas, especialmente de la región de Pastaza, el oriente ecuatoriano.
Un modelo emblemático de política concreta y nacional de aplicación de algunas de las propuestas de los pensamientos y proyectos sociales del buen vivir.
Queremos recorrer algunas de las aproximaciones y diferencias entre proyectos y concepciones de buen vivir y perspectivas ecofeministas actuales.
¿Cómo ha emergido el sumak kawsay/buen vivir en el ámbito político e intelectual latinoamericano?
Un modelo emblemático de una política nacional y concreta de aplicación de las propuestas del proyecto social del buen vivir, en este caso en Ecuador, a fines de la primera década de este siglo XXI, y que ha quedado para un análisis latinoamericano de especificidad y factibilidad de este proyecto para nuestros países, lo constituyó la iniciativa llamada Yasuni ITT.
Buscando dar contenido y fuerza a una concepción positiva y entusiasta del buen vivir se puede partir por identificar aquello a lo cual se opone.