Vacunas anti-COVID terminan en la basura
Mientras que un tercio de la población mundial no logró todavía aplicarse ninguna vacuna, al menos 240 millones de dosis contra el COVID-19 fueron a parar a la basura.
Mientras que un tercio de la población mundial no logró todavía aplicarse ninguna vacuna, al menos 240 millones de dosis contra el COVID-19 fueron a parar a la basura.
Opacada mediáticamente desde fines de febrero por el conflicto Rusia-Ucrania, la pandemia repunta y golpea la realidad cotidiana en muchas regiones del globo. En Gran Bretaña, hacia el 25 de marzo se registraron 4.3 millones de nuevos casos semanales, casi 1 millón más que la semana precedente. Varios países europeos, como Austria y Alemania, también exhiben un aumento de casos. Otros, como España y Portugal, siguen en descenso.
El acceso justo a las vacunas contra la COVID-19 en todo el mundo es nuestra única vía de salida de esta crisis, así que recibimos con satisfacción la noticia de que Estados Unidos y la UE se han comprometido a alcanzar nuevos objetivos en la lucha contra esta pandemia.
Así, sorpresivamente, han sido localizadas en un almacén cercano a Roma, casi treinta millones de vacunas de AstraZeneca con destino incierto, pero que algunos medios apuntan a Inglaterra o a Bélgica.
Se cumple ya un año en el que se promulgó el Estado de alarma. Ha sido un año distinto que ha abierto una nueva era para nuestra forma de ser y relacionarnos, todo ha cambiado, incluso nosotros.
Vivimos tiempos complejos, de guerra química y que podemos decir: producen “neurosis traumáticas”.
Los meses que llevamos de pandemia están suponiendo un duro aprendizaje de vida para nosotros. Los humanos estamos acostumbrados a pensar que somos los reyes de la creación, sin límites ni trabas.
El mundo, nuestro maravilloso planeta azul, está dividido, desolado.
Que estamos viviendo uno de los años más extraños de nuestra vida como sociedad, es claro. Es muy difícil abstraerse a la situación general, por todas partes el tema es el que es, no hace falta nombrarlo para saberlo.
El pasado mes de marzo razonaba en un medio digital sobre el papel crucial del concepto de resiliencia ante una pandemia como la del coronavirus. Entendemos por resiliencia la “capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando cesa la perturbación a la que estuvo sometido”, capacidad que es, al mismo tiempo, un mecanismo de precaución para evitar mayores daños.