Hasta hace poco creíamos que el título de este artículo correspondía tan solo a una película, hoy sabemos que ha transcurrido un tiempo durante el cual hemos vivido peligrosamente. Setenta y dos mil fallecidos –noventa mil, si hacemos caso a las estadísticas comparativas–, nos da una idea del peligro del covid.
El miedo a nada conduce, somos supervivientes de otras pandemias y pestes que hasta aquí nos han traído. Pero no soy demasiado optimista sobre el aprendizaje que este largo año nos ha proporcionado, el ser humano olvida pronto y en cuanto pase el peligro, borrón y cuenta nueva. Sin embargo, esta vez y durante un largo tiempo, sabremos que el 2019 marcó un punto de inflexión.
Es probable que esta generación, los veinteañeros actuales, sea recordada como la de la pandemia. Hábitos, relaciones, trabajo, sueldos, incluso libertades les marcarán. Cuando tomarse una copa puede ser pecado o reírse a carcajadas con los amigos un peligro; cuando los salarios se sitúan a los niveles de hace veinte años y la emancipación se retrotrae a los ochenta del pasado siglo; cuando montar un negocio tiene más incertidumbre que la fidelidad de un grupo parlamentario, deja huella indeleble en los caracteres y en la forma de ser de toda una generación.
A pesar de los pesares, la vida continua y el mundo seguirá su curso. Funcionaran las vacunas, seguro. Pero yo me preguntó cuánto tiempo pasará hasta que volvamos a la normalidad… normal.
El año del peligro es historia, tal vez no para todos, pero sí para la mayoría. Ahora viene el año del resurgimiento y este puede durar, si no se toman las oportunas medidas, más de una década.
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