La arrogancia y el desprecio del presidente
Nunca es fácil gobernar, y menos en época de crisis. Se pueden cometer errores, es muy humano, pero cuando un presidente del Gobierno es responsable de ejecutar los mayores recortes al Estado del Bienestar en la historia de la democracia mientras su partido se llena los bolsillos de forma ilícita, lo menos que se le puede exigir es que se deje su chulería en la Moncloa antes de acudir a rendir cuentas a la sede de la soberanía popular.