La disposición al registro para el aprendizaje siempre está presente y latente en acto y en potencia, siempre está allí dispuesta en nuestras mentes para grabar información, conductas, comportamientos.

Hablar de eco educación no debería ser considerada una especialidad, ya que toda la educación tiene que estar  acompañada de consideraciones ecológicas, y hasta nos animaríamos a decir, que no es posible otra forma de transmitir hábitos, conocimientos, costumbres y tradiciones, si éstas no están atravesadas por miradas que conlleven una conciencia ecológica de base.

Ecoeducar es educar, es la única forma posible de aprender a convivir en armonía en nuestro planeta  con todo lo que él nos ofrece: agua, tierra, aire, así como con los seres vivos que lo habitan, buscando respetar un equilibrio ecológico que haga posible la vida saludable. Por eso nuestra misión como ecoeducadores  es ser guardianes de esta consigna.

Una sociedad sin ecoeducación será una sociedad sin la posibilidad de considerar al ambiente como “bien común”. Aprender que somos responsables de la tierra, el agua, el aire. Que de ellos nos nutrimos y que a ellos les entregamos todo lo que seamos capaces de dar,  ya sea bueno o malo, desde lo físico, mental y espiritual, para nosotros y para las generaciones futuras.

Ser ecoeducados hará posible incorporar en nuestras mentes la consideración de “impacto ambiental” ante cada uno de los accionares y proyectos que deseemos llevar adelante. No ir sólo conducidos por el deseo egoísta ante una actividad, una idea o un proyecto, considerándolo de forma aislada, sino como parte de un todo con el cual se interactúa y por ende merece respeto y cuidados.

Desde la educación temprana y familiar, las conductas ecologistas deben ser tenidas en cuenta, sin pensar que es tarea solo de la escuela formar en este aspecto. Estar ecoeducado podría decirse que es una forma de vida,  y como tal,  desde el seno familiar debe forjarse e instalarse. Ya en la escuela primaria y  demás niveles educativos , incluso universitarios, las miradas ecologistas sobre cualquiera de las disciplinas a desarrollar (económicas, científicas, técnicas, humanísticas etc) deben formar parte ineludible en el tratamiento de las mismas, puesto que como se menciono al principio, todos y cada una de nuestras actividades, formamos parte de un todo…

El rol de ecoeducadores, es ser guardianes de una formación continua, responsable y actualizada, críticos y protectores de este “bien común” que es nuestro medio … nuestro planeta… el único que tenemos para vivir nosotros,  y todas las especies que en él nos acompañan. Ecoeduquemosnos !