No has despertado aún,
el invierno sabe a naranja
y el futuro se desliza
entre los árboles desnudos.
Buscándote.
Habrá quien mire pasar la mañana
como quien lee un telegrama
lleno de pésames y flores.
Nosotros cuidaremos el ala rota
de este día que comienza,
de este pájaro que anida
en el alféizar de las ventanas blancas.
No has despertado aún
y el café burbujea como mi ánimo,
sorprendido por la hazaña
de madrugar en un invierno
que sabe a naranja y a futuro.
Y tú, que todo lo llenas,
que no has despertado,
recorres la playa de mis mañanas
dejando tus pisadas en la arena
a Robinsones huérfanos de veranos.
Abres los ojos, como quien abre las nubes,
y el mundo que aún tiene el color
de la corteza de los plátanos,
también sin vestir
-es muy temprano-
celebra tu llegada
alumbrando las calles con luces naranjas,
con serpientes de colores,
y abre sus ventanas y sus alas,
como tú tus párpados,
llenos de besos y silencios.
Despiertas.
Y todo se vuelve verdad.
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