Un total de 23.500 kilómetros cuadrados, un 15% del territorio nacional. En la relación entre reservas posibles y superficie afectada, este país lleva por lejos la delantera frente al resto de la región.

Con YPF estatizada, Argentina lidera la apuesta al ‘fracking’ en la región, pero Uruguay se destaca por haber cedido un 15% del territorio con ese propósito.

Esta es la fractura hidráulica o ‘fracking’ en acción.

Se perfora verticalmente el suelo miles de metros, luego horizontalmente en varias direcciones de dos a tres kilómetros cada una y se inyecta a alta presión una mezcla de hasta 30 millones de litros de agua, centenares de toneladas de arena y decenas de miles de litros de aditivos químicos no revelados para extraer, a través de las grietas generadas, petróleo y gas atrapados en rocas porosas pero impermeables.

A la superficie vuelve hasta un 50% del fluido inyectado, junto con el petróleo o metano extraído del esquisto. Una vez separados los hidrocarburos, el líquido resultante es un efluente altamente tóxico que contiene además elementos radioactivos y otros carcinógenos probados presentes en la roca.

Paralelamente, desde el subsuelo se han contaminado tierras fértiles, aguas subterráneas y superficiales e incluso se han verificado terremotos como resultado del ‘fracking’.

En Estados Unidos, donde esta tecnología de extracción de los hidrocarburos no convencionales se viene aplicando desde 1998, vastas áreas rurales en 34 estados de la federación se han vuelto zonas industriales donde opera una maquinaria estrepitosa, atendidas cada una por decenas de camiones con combustible, así como agua y los productos químicos utilizados en la operación, que luego son desechados en lagunas al aire libre o reinyectados en el subsuelo.

La Universidad de Cornell relevó 24 establecimientos rurales en seis estados en donde se registró contaminación del aire, agua y suelo por exposición a químicos del ‘fracking’, la muerte de más de 70 animales por ingestión de agua contaminada, animales con deformaciones congénitas (por ej., sin cola) y serios trastornos reproductivos y gastrointestinales.

Los científicos advirtieron que los químicos podrían aparecer en productos de carne o leche a partir de esos animales.

Las autoridades uruguayas han sido reacias a admitir que están asumiendo comericialización de gas, cuya extracción solo es redituable con ‘fracking’.

Fue necesaria una acción judicial para que el ente mostrara los contratos y confirmar que se buscan hidrocarburos tanto convencionales como no convencionales.

De allí la preocupación por parte de los ambientalistas y ecologistas uruguayos quienes han venido realizando variadas protestas en contra el ‘fracking’.

 

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