Según nos cuenta la mitología y también la historia antigua, Casandra era hija de  Hécuba y Príamo, reyes de la homérica Troya. Fue sacerdotisa de Apolo y según decían las malas lenguas, el dios obsequió sus concesiones amorosas con el don de la profecía. Sin embargo, enterado Apolo de que ella no le amaba, la maldijo de tal forma que ninguno de sus augurios fuese creído, con lo que sus pronósticos, a pesar del don recibido, fueron estériles, aunque en realidad lo que  los troyanos creían era que estaba un poco loca. Hoy las modernas Casandras ya no maldicen a Ulises y a los griegos que destruyeron Troya, solo advierten de los peligros de cambiar las cosas, porque en el fondo quieren seguir siendo princesas ricas sin importarles los que les suceda a griegos y a troyanos.

Este domingo no fue un domingo cualquiera en Grecia, fue una fecha histórica con la victoria del partido izquierdista Syriza con más del 36% de los votos y 149 diputados – en el país heleno se prima con 50 diputados al vencedor en las urnas -. La mayoría absoluta quedó a solo dos escaños y los conservadores de Nueva Democracia del actual primer ministro en funciones, se quedaron con 76 diputados sin alcanzar  el 28% de apoyos. Los neonazis de Aurora Dorada fueron el tercer partido más votado, muy lejos de los ganadores, pero mostrando su amenazante modo de ver la vida con su cúpula en la cárcel por el delito de asociación criminal. El otrora trascendente Pasok no llegó al 5% y quedó como el menos votado con representación parlamentaria con solo 13 diputados. Peor le fue a los Socialistas Democráticos del ex primer ministro Yorgos Papandreu que no llegaron el 3%  de los votos, mínimo exigido para sentarse en el Parlamento griego. Y eso que los griegos residentes en el extranjero no pudieron votar ni por correo ni en sus embajadas o consulados.

El sistema tradicional de partidos en Grecia ha estallado y puede suceder lo mismo en España este año. Es el inicio de un cambio total. El pueblo griego ha hablado en un intento de encontrar soluciones a sus crisis y al sometimiento de todo un país a las voluntades de los de siempre. No lo tienen fácil.

No lo tienen fácil porque a los fatídicos y a los príncipes del dinero les interesan los gobiernos complacientes y conservadores; conservadores de la nada porque si las cosas siguen así en Europa ya no habrá nada de conservar, todos los avances desde la antigua Grecia democrática hasta el llamado Estado del Bienestar, se habrán perdido con la uniformidad de gentes sometidas al poder del dinero y la especulación.

El secreto de Syrisa fue decirle a la sociedad griega que existen otros caminos, mientras todo el arco político heleno hablaba de  reformas distintas en teoría pero en la práctica coincidentes; admitiendo la sumisión a los mercados, a las deudas y a la tiranía de las finanzas. “No es posible hacer otra cosa, estamos inmersos en un mundo y una economía globalizada y dependemos de las decisiones de otros”, era la retahíla de argumentos que esgrimían las otras opciones políticas. Syrisa ha mantenido que hay otra forma de hacerlo, tal vez menos cómoda pero no imposible. Sabido es que se está más cómodo sentado y esperando, que mantenerse erguido y tratar de caminar.

Para que se hagan una idea, los capitales griegos depositados y huidos a Suiza serían suficientes para pagar la deuda que tanto les constriñe. Hablar de la devolución de la deuda en otras condiciones y con revisión o anulación de los intereses, solo perjudica en parte a las grandes financieras y a los especuladores y beneficia a los griegos y a Europa. Me refiero a la Europa de los pueblos no a la de los gobiernos. Y eso es considerado como un desatino por todos los grupos conservadores del continente y por no pocos grupos progresistas, mamporreros de las decisiones del capital que, como Casandras, anuncian grandes desastres para cualquier decisión valiente.

Quizá no interesa recordar – ellos que son tan amigos de los intereses – el llamado Acuerdo de Londres de 1953 que consistió en la quita en un 62% de la deuda externa alemana, fruto de las deudas contraídas en el período de entreguerras y  las  resultantes de la postguerra. Un total de 25 países acreedores olvidaron parte del compromiso alemán y entre ellos estaban Grecia y España; una deuda que no terminaron de pagar los alemanes hasta octubre de 2010. Aquello tuvo como  feliz consecuencia el resurgimiento de la entonces República Federal Alemana y su reconstrucción. Muchos alemanes pudieron ver el futuro con optimismo y crear una familia o bendecirla con nuevos hijos. Una de aquellas criaturas emancipadas de la losa de una deuda impagable, fue la actual canciller de Alemania, Ángela Merkel, que nacería apenas un año después de la firma de los acuerdos.

Muchos, hoy, pretenden robar el porvenir de otros europeos, solo para elevar los porcentajes de sus ganancias y esconderlos en Suiza, para ello han puesto al frente de los gobiernos de sus países a los más mediocres y a los  valedores de sus intereses. Por eso, cuando ven que a sus perros de paja les peligra el sillón, sacan sus más agoreros presagios y las amenazas de siempre.

Bienvenido el triunfo de Syriza y su intención de encontrar un nuevo camino para el pueblo griego; y que Apolo escupa en la boca de los agoreros para que sus argumentos no sean creídos por las gentes que intentan seguir adelante. Ojalá que de una nueva bonanza, una pareja griega del puerto del Pireo conciba a la futura presidenta griega o europea, pero por favor, que no sea tan borde como la de Hamburgo.