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En muchas facultades està sucediendo que la “deriva fenomenológica” en las filosofìas actuales, conduce a confundirlas (o degradarlas) en limitadas consideraciones sociològicas o històricas. Bordieu, de Francia, es un ejemplo.

Mayol ha escrito: ““Occidente es la única civilización que puede violar los Derechos Humanos”, y parece bueno el argumento.

No porque solo nosotros generemos estas maneras de las violencias humanas –y reproduzcamos una autocrìtica “flagelante & decadente” de culposos-, sino porque, pensado filosóficamente, solo allì donde los humanos comparten un paradigma en que son posibles unos “Derechos Humanos”, sòlo allì puede ocurrir su negación/transgresión.

En el extremo, no podríamos (des)calificar de “violador de los derechos humanos” a un Neanderthal que ha muerto a toda la familia de sus “vecinos” y luego se los està comiendo muy animado…

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Y no es sòlo asunto de “cultura”, sino de un modo de “estar-en-el-mundo” –en ese “mundo” donde hay un lenguaje en el que es posible concebir, y se haya constituido. algo como “Derechos humanos”.

Pero “fundamentalistas” hay por todos lados. Y, en Chile, hay dogmáticos que declaran “violadores” hoy a prácticamente cualquier modo de la-violencia-que-no-les-gusta. Tienden entonces a trivializar este paradigma y, si cualquiera puede resultar (des)calificado como tal, finalmente nadie lo es…

3

Los “Derechos Humanos” declaran ideas acerca de “dignidad & valor de la vida individual” de cada humano. Solamente existen “formalmente” desde fines de 1948 –lo cual da pie para afirmar fundada y polèmicamente que, antes de 1948, no han existido tales “violaciones”.

“Celebrar la vida de prójimo” como “valor universal” se puede asociar con el debate filosófico actual de lo “universal” en una cultura “siglo XXI”, con modos “post & lìquidos” muy socializados.

El “no-matar” hebreo (señalado “el quinto mandamiento”), parece haber devenido esta “suprema dignidad” de la vida. Pero no todos los humanos actualmente vivos son “Occidentales”, y menos, resultamos tod@s unos “Occidentales modernos” (precisamente post 1948).

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La Yihad dice un principio del Islam que describe la voluntad ética y religiosa de los musulmanes para buscar el bien y alejarse del mal, y se interpreta tambièn como “guerra santa”. Etimològicamente la palabra “yihad” se puede traducir como “esfuerzo”.

Recordemos, desde ya, aquellas otras palabras premonitorias de Samuel Huntington de hace casi 30 años: La “guerra de civilizaciones” parece m/m (in)evitable, tan sòlo considerando la no comunicación fáctica de pueblos con “paradigmas diferentes”.

Asì, la Yihad pareciera poner en acción esta “diferencia con alteridad” cuando define algo como: “destrucción del Estado de Israel”. Entiéndase: destruir ese Estado y dar muerte a quienes lo defiendan. Precisamente no lo “universal de la vida” sino, màs bien, el universalismo de una fè (o “fundamentalismo”).

Lo mismo sucederìa con cualquier “ultraortodoxo judío” que afirmara la supremacía hebrea en “Judea y Samaria” –nombre que dice la nulidad de algo como “Cisjordanìa”.

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Los noticieros “universales” tipo “CNN 24 horas” repiten hoy que en esta guerra se trata hoy de “avanzar para una solución del conflicto”. Y repiten acerca de posibles negociaciones en El Cairo, Qatar o Paris.

Ello parece puro “simulacro” –usando este concepto segùn una secuencia que incluye a Nietzsche-Deleuze-Baudrillard, hasta llegar a las ya muy empìricas y cotidianas “fake-news”.

Puro “movimiento tàctico”. En la estrategia està la eliminación y nulidad del otro. Asì, el artículo 13 del documento fundador del Hamas yihadista afirma: <No existe una solución negociada posible. Yihad es la única respuesta>.

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Entonces todo puede parecer simulacro, y hasta “la guerra o la paz” puede resultar una frase sin capacidad de discriminación en sus contenidos. Los “Derechos Humanos” pueden darse como un modo del simulacro actualmente “hegemónico” para cierto Occidente -por ejemplo, dentro de la institución denominada “Naciones Unidas”. O sea, para la mayoría en ella que gana en sus votaciones -todos estamos haciendo nuestra “Yihad” y no hay “verdad/universalismo” legìtima.

Los genocidios han sido usuales en todas las épocas humanas. Lo inusual es este “no-matarse”. Pero, ¿significan estas palabras en negativo un “progreso”? (dando con ello vigencia a las doctrinas completamente modernas del “progreso de lo humano”).

Incluso podría proponerse algo como: “la Naturaleza algo sabe del asesinato entre humanos, pues pareciera aceptarlo considerando que, hasta hoy, ningún genocidio ha anulado la fertilidad de los nuevos nacimientos humanos”.

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El asunto podría devenir uno “pràctico”: ¿es posible sobrevivir en escenarios de matanzas generalizadas y “caos” cotidiano? Entonces, o bien instalamos una institución “de paz y convivencia posible”, o dejamos que un fundamentalismo domine –y genere algùn “orden-en-el-espanto”.

Europa –desde que ha habido una “idea de Europa”, en esos pensamientos del Dante en “De monarchia”, de 1313-, sabe de “la paz y la guerra”. Esperemos que nunca olvide esta dialéctica y asì hable de las dos guerras actuales determinantes.