La primera celebración de este día a lo largo del continente americano fue en  el año 1931, en EE.UU., con el objetivo de promover y reforzar los lazos de amistad e intercambio comercial y cultural entre los países de América.

Se eligió esta fecha  por ser la que, en 1890, mediante resolución de la Primera Conferencia Internacional Americana (celebrada en Washington, D.C., entre octubre de 1889 y abril de 1890), fue creada la Unión de las Repúblicas Americanas y su secretaría permanente, la Oficina Comercial de las Repúblicas Americanas, dando paso luego a la actual Organización de los Estados Americanos (OEA), en 1948.

Es un símbolo de soberanía y unión voluntaria de los pueblos americanos en una comunidad continental.

Una de las declaraciones hechas en la época y absolutamente vigente, aseguró que en el espíritu del Panamericanismo, las naciones de América podrían y debían: “… reafirmar los ideales de paz y solidaridad continental que todos profesan, fortalecer sus lazos naturales e históricos y recordar los intereses comunes y aspiraciones que hacen a los países del hemisferio un centro de influencia positiva en el movimiento universal a favor de la paz, la justicia y la ley entre las naciones”.

Esta efeméride es conmemorada con diversas actividades culturales, especialmente en las escuelas y colegios, donde es tradicional entonar el Himno de las Américas, obra del compositor argentino Rodolfo Sciammarellla, del que a continuación ofrezco una estrofa que no deberíamos jamás olvidar:

“Un símbolo de paz alumbrará el vivir

de todo el continente americano

fuerza de optimismo, fuerza de hermandad

será este canto de buena vecindad”.