1. ¿Desde cuando dirige EsF?

Desde el 25 de junio de 2010, en que me nombró la Asamblea General.

2. ¿Cuales son los principales objetivos que se plantea impulsar durante su mandato?

Economistas sin Fronteras no es una Organización presidencialista donde el órgano directivo de turno desarrolla un proyecto propio, sino que cuenta con un Plan Estratégico aprobado en Asamblea General, el cual hemos de cumplir de manera colegiada quienes componemos la Junta Directiva, y en ese empeño estamos todos los que la integramos. Pero, sí les señalaré que una de las ideas que tenemos claras en este equipo es la de tratar de incrementar el número de asociados y voluntarios colaboradores, así como la de intentar abrir nuevas delegaciones, con el fin de que, entre todos, hagamos llegar al mayor número posible de ciudadanos el objetivo de nuestros proyectos.

3. Como experto, ¿Qué opinión tiene sobre el origen de la actual crisis?

En primer lugar, he de puntualizar que no soy particularmente un experto en el tema, aunque sí he tratado de analizar las razones fundamentales que han tenido que ver con esta crisis que estamos padeciendo.

Y para ello, recordando a los economistas clásicos, por una parte, Adam Smith, con su teoría de que “la mano invisible del mercado” regulará de forma automática su funcionamiento. Y por contra,  Keynes, que exponía la necesidad de que el Estado interviniera más activamente en la vida económica, pues para salir de las crisis económicas resulta necesario regular la circulación monetaria.

En base a estas dos teorías, entiendo que en los orígenes de la actual crisis hay dos actores con responsabilidad compartida. De una parte, el funcionamiento lleno de fallos de los mercados, que ha demostrado el paralogismo de la teoría de Adam Smith. Y, de otra, las administraciones públicas, que no han sabido cumplir con su deber de someter a los mercados a una mínima regulación.

4. ¿Por qué cree usted que los responsables económicos internacionales no previeron la actual crisis financiera?

Más que no preverla, lo que entiendo que hicieron fue no darse por enterados de lo que todos los analistas anunciaban desde hacía tiempo.

Nouriel Roubini, catedrático de Economía de la Universidad de Nueva York, ya alertó en 2006 al FMI del estallido de las subprime, y la lógica paralización que ese hecho causaría en el sistema financiero.

Y en nuestro país, en el año 2004, el Banco de España había advertido que la sobrevaloración de la vivienda estaba en un 20%, mientras que el semanario económico The Economist, fijaba esos niveles de sobrevaloración en el 52%. Por su parte, el premio Nobel de Economía, Joseph E. Stiglitz, avisó ese mismo año del peligro que acarrearía el posible estallido de la burbuja inmobiliaria, puesto que la sensación de empobrecimiento de las familias retraería el consumo y ralentizaría la economía.

Todo esto me inclina a pensar que los responsables económicos internacionales sí estaban perfectamente enterados de esa amenaza, pero al estar cómodamente instalados en la placidez de la bonanza económica, o mejor dicho, en la artificiosa sensación de bienestar y aparente ausencia de complicaciones, fueron perezosos a la hora de adoptar las medidas necesarias para impedir el avance de la crisis.

5. ¿Considera correctas las medidas tomadas para reducir su impacto?

No conozco con precisión cuáles son esas medidas y, por tanto, menos el alcance de las mismas, ya que estamos acostumbrados en estos últimos tiempos a ver como los responsables económicos en nuestro país anuncian casi paralelamente unas medidas y las contrarias. No obstante, respecto de las últimas anunciadas, que son las que más inquietud han provocado en la sociedad, como la reforma de la Seguridad Social, aumentando la edad de jubilación e incrementando el plazo de cómputo para su cobro, y también  la anulación del “cheque bebé”, o la eliminación de los 426 euros a los parados que dejan de cobrar algún tipo de prestación, incluso la de la subida de dos puntos del IVA, que está afectando principalmente a los sectores de población más desfavorecidos, o la anunciada reforma del sector financiero, he de reconocer que, en principio, y dado que estamos inmersos en un mundo absolutamente capitalista que todo lo mide por parámetros consumistas, no parece que existan muchas más alternativas.

6. ¿Cómo valora el papel de los grandes organismos internacionales tipo FMI y Banco Mundial?

El FMI y el Banco Mundial, como es sabido, se crearon en 1944, en Bretton Woods (EEUU), para mejorar el nivel de vida de los países, ocupándose el FMI de cuestiones macroeconómicas, promoviendo la cooperación internacional en la esfera monetaria y el asesoramiento y asistencia técnica para ayudar a todos los países a construir y mantener una economía sólida; mientras que el Banco Mundial, por su parte, debería centrarse en el desarrollo económico a largo plazo y en la reducción de la pobreza en el mundo.

Sin embargo, volviendo a Stiglitz, éste decía sobre el apoyo recibido de esos organismos en algunos países en vías de desarrollo que “en muchos de esos casos las compensaciones terminaron en manos de los ricos, mientras la situación de los pobres siguió empeorando”. Por tanto, estas dos potentes instituciones financieras, deberán realizar un gran esfuerzo de transformación si de verdad quieren ser útiles en el apoyo a los países más pobres del Mundo en medio de esta crisis económico-financiera.

7. ¿Por qué está afectando especialmente a los países desarrollados?

Porque de los dieciséis millones de puestos de trabajo que según la OIT se  perdieron en el mundo a principios de 2010, doce millones eran de trabajadores de países desarrollados, debido a que el sector más afectado por la recesión ha sido la industria, y en especial el sector automotriz, el metalúrgico y los de productos de informática y electrónica, al margen de que en España la construcción haya sido el más castigado por la crisis, en el cual llevábamos perdidos en esas fechas casi 1.000.000 de empleos.

Por eso, al no tener los países en desarrollo una industria fuerte, y dedicarse en gran medida a la agricultura y la ganadería, no han sentido inicialmente que les afecte la crisis de manera tan violenta pero, a medio plazo, sin duda, esos países serán los que más duramente se verán golpeados por ella. Ya que, salvo la excepción del descenso de 2010 con respecto a 2009, los alimentos han sufrido en estos últimos años incrementos tan espectaculares en sus precios que, agravado por el aumento de la inflación en 2010, amenazan la seguridad alimentaria de millones de personas durante los próximos años en los países empobrecidos.

8. Esta primera crisis, realmente global, ha puesto de manifiesto que países con mayor renta y prestaciones sociales, y por lo tanto con mayor gasto del estado, son penalizados por los mercados ¿eso significa que la globalización será a la baja?

No me cabe duda de que la globalización será a la baja, es más, creo de justicia que así debe ser en los países desarrollados, pues hasta ahora las economías avanzadas del planeta hemos obtenido de los países del resto del mundo los recursos naturales que necesitábamos sin importarnos demasiado a quien expoliábamos. Y ahora, cuando advertimos que este estado de bienestar del que estamos disfrutando no podrá mantenerse en las mismas condiciones que hasta ahora, además de comprender que podemos sostenerlo porque otros pasan penurias, empezamos a entender cómo el intenso desarrollo logrado por los países del Norte ya no podrán experimentarlo los del Sur, ni nosotros podremos seguir con ese ritmo. Puesto que al ser unos 7.000 millones de seres humanos los que vivimos en el Planeta, y siendo que el 20% de los más ricos (unos 1.400 millones) consumimos el 80% del PIB mundial; cuando el otro 80% de habitantes (unos 5.600 millones) quieran crecer al mismo ritmo que lo hicimos nosotros, no dispondrán de la cantidad de recursos naturales que dispusimos en su día los países ricos, pues necesitarán cuatro veces más; y entonces, ellos se darán cuenta de que no pueden crecer tanto, y nosotros tendremos que reducir nuestro nivel de vida. O sea, que sí, que efectivamente la globalización no tendrá más solución que ser a la baja.

9. Los instrumentos derivados de inversión son una vía financiera más, pero ¿realmente promueven una economía real o especulativa?

Esos instrumentos financieros, en los que su valor depende del valor de otros, y que han tenido un incremento importante en el mundo de las finanzas durante las últimas décadas, debido al nivel en el que tan complejo entretejido de posiciones financieras se reparte entre miles de bancos, de compañías y de individuos, han producido una conmoción en los mercados financieros que se ha propagado de uno a otro hasta que los daños se han extendido sin control por todo el sistema financiero. Por tanto, la respuesta es muy clara, estos medios de financiación no han promovido en absoluto ningún tipo de economía real, sino todo lo contrario, han contribuido de manera muy especial a fomentar la especulación de esos productos financieros, siendo unos de los responsables de la crisis económico-financiera que estamos soportando.

10. En base al axioma económico según el cual intervenir sobre la economía implica un peor funcionamiento de la misma, ¿Cree usted que puede asegurarse como cierto? ¿Es irrefutable?

Los mercados dislocados por la especulación necesitan incorporar controles a los movimientos de capital, por lo que no puede admitirse que la intervención sobre la economía suponga un peor funcionamiento de la misma. Ahora bien, tampoco sería positivo que se viera sometida a un intervencionismo excesivo por parte de las administraciones públicas, pues la economía centralizada ya demostró sobradamente en los países de la Europa del Este la incapacidad para lograr un funcionamiento y desarrollo ajustado a las necesidades de la sociedad.

Como ninguno de esos dos modelos ha sido capaz de lograr nada positivo para el conjunto de la sociedad, el ideal sería iniciar el camino hacia una etapa de transición, a fin de desarrollar una nueva organización social que se encargase de configurar una economía que nos facilitara los bienes en función de nuestras necesidades reales, y que simultáneamente fuéramos abandonando este modelo económico que promueve la creencia de que la felicidad solo puede alcanzarse con la acumulación de bienes materiales, es decir, consumiendo más cada vez.

Aludiendo al nombre de su revista, “otro mundo es posible”, el profesor José Luis Sampedro sentenciaba el 31 de diciembre pasado en un periódico de tirada nacional, “¿Otro mundo es posible? No señor: otro mundo es seguro”.

Ecosfron.org

1. ¿Desde cuando dirige EsF?

Desde el 25 de junio de 2010, en que me nombró la Asamblea General.

2. ¿Cuales son los principales objetivos que se plantea impulsar durante su mandato?

Economistas sin Fronteras no es una Organización presidencialista donde el órgano directivo de turno desarrolla un proyecto propio, sino que cuenta con un Plan Estratégico aprobado en Asamblea General, el cual hemos de cumplir de manera colegiada quienes componemos la Junta Directiva, y en ese empeño estamos todos los que la integramos. Pero, sí les señalaré que una de las ideas que tenemos claras en este equipo es la de tratar de incrementar el número de asociados y voluntarios colaboradores, así como la de intentar abrir nuevas delegaciones, con el fin de que, entre todos, hagamos llegar al mayor número posible de ciudadanos el objetivo de nuestros proyectos.

3. Como experto, ¿Qué opinión tiene sobre el origen de la actual crisis?

En primer lugar, he de puntualizar que no soy particularmente un experto en el tema, aunque sí he tratado de analizar las razones fundamentales que han tenido que ver con esta crisis que estamos padeciendo.

Y para ello, recordando a los economistas clásicos, por una parte, Adam Smith, con su teoría de que “la mano invisible del mercado” regulará de forma automática su funcionamiento. Y por contra,  Keynes, que exponía la necesidad de que el Estado interviniera más activamente en la vida económica, pues para salir de las crisis económicas resulta necesario regular la circulación monetaria.

En base a estas dos teorías, entiendo que en los orígenes de la actual crisis hay dos actores con responsabilidad compartida. De una parte, el funcionamiento lleno de fallos de los mercados, que ha demostrado el paralogismo de la teoría de Adam Smith. Y, de otra, las administraciones públicas, que no han sabido cumplir con su deber de someter a los mercados a una mínima regulación.

4. ¿Por qué cree usted que los responsables económicos internacionales no previeron la actual crisis financiera? 

Más que no preverla, lo que entiendo que hicieron fue no darse por enterados de lo que todos los analistas anunciaban desde hacía tiempo.

Nouriel Roubini, catedrático de Economía de la Universidad de Nueva York, ya alertó en 2006 al FMI del estallido de las subprime, y la lógica paralización que ese hecho causaría en el sistema financiero.

Y en nuestro país, en el año 2004, el Banco de España había advertido que la sobrevaloración de la vivienda estaba en un 20%, mientras que el semanario económico The Economist, fijaba esos niveles de sobrevaloración en el 52%. Por su parte, el premio Nobel de Economía, Joseph E. Stiglitz, avisó ese mismo año del peligro que acarrearía el posible estallido de la burbuja inmobiliaria, puesto que la sensación de empobrecimiento de las familias retraería el consumo y ralentizaría la economía.

Todo esto me inclina a pensar que los responsables económicos internacionales sí estaban perfectamente enterados de esa amenaza, pero al estar cómodamente instalados en la placidez de la bonanza económica, o mejor dicho, en la artificiosa sensación de bienestar y aparente ausencia de complicaciones, fueron perezosos a la hora de adoptar las medidas necesarias para impedir el avance de la crisis.

5. ¿Considera correctas las medidas tomadas para reducir su impacto? 

No conozco con precisión cuáles son esas medidas y, por tanto, menos el alcance de las mismas, ya que estamos acostumbrados en estos últimos tiempos a ver como los responsables económicos en nuestro país anuncian casi paralelamente unas medidas y las contrarias. No obstante, respecto de las últimas anunciadas, que son las que más inquietud han provocado en la sociedad, como la reforma de la Seguridad Social, aumentando la edad de jubilación e incrementando el plazo de cómputo para su cobro, y también  la anulación del “cheque bebé”, o la eliminación de los 426 euros a los parados que dejan de cobrar algún tipo de prestación, incluso la de la subida de dos puntos del IVA, que está afectando principalmente a los sectores de población más desfavorecidos, o la anunciada reforma del sector financiero, he de reconocer que, en principio, y dado que estamos inmersos en un mundo absolutamente capitalista que todo lo mide por parámetros consumistas, no parece que existan muchas más alternativas.

6. ¿Cómo valora el papel de los grandes organismos internacionales tipo FMI y Banco Mundial? 

El FMI y el Banco Mundial, como es sabido, se crearon en 1944, en Bretton Woods (EEUU), para mejorar el nivel de vida de los países, ocupándose el FMI de cuestiones macroeconómicas, promoviendo la cooperación internacional en la esfera monetaria y el asesoramiento y asistencia técnica para ayudar a todos los países a construir y mantener una economía sólida; mientras que el Banco Mundial, por su parte, debería centrarse en el desarrollo económico a largo plazo y en la reducción de la pobreza en el mundo.

Sin embargo, volviendo a Stiglitz, éste decía sobre el apoyo recibido de esos organismos en algunos países en vías de desarrollo que “en muchos de esos casos las compensaciones terminaron en manos de los ricos, mientras la situación de los pobres siguió empeorando”. Por tanto, estas dos potentes instituciones financieras, deberán realizar un gran esfuerzo de transformación si de verdad quieren ser útiles en el apoyo a los países más pobres del Mundo en medio de esta crisis económico-financiera.

7. ¿Por qué está afectando especialmente a los países desarrollados?

Porque de los dieciséis millones de puestos de trabajo que según la OIT se  perdieron en el mundo a principios de 2010, doce millones eran de trabajadores de países desarrollados, debido a que el sector más afectado por la recesión ha sido la industria, y en especial el sector automotriz, el metalúrgico y los de productos de informática y electrónica, al margen de que en España la construcción haya sido el más castigado por la crisis, en el cual llevábamos perdidos en esas fechas casi 1.000.000 de empleos.

Por eso, al no tener los países en desarrollo una industria fuerte, y dedicarse en gran medida a la agricultura y la ganadería, no han sentido inicialmente que les afecte la crisis de manera tan violenta pero, a medio plazo, sin duda, esos países serán los que más duramente se verán golpeados por ella. Ya que, salvo la excepción del descenso de 2010 con respecto a 2009, los alimentos han sufrido en estos últimos años incrementos tan espectaculares en sus precios que, agravado por el aumento de la inflación en 2010, amenazan la seguridad alimentaria de millones de personas durante los próximos años en los países empobrecidos.

8. Esta primera crisis, realmente global, ha puesto de manifiesto que países con mayor renta y prestaciones sociales, y por lo tanto con mayor gasto del estado, son penalizados por los mercados ¿eso significa que la globalización será a la baja? 

No me cabe duda de que la globalización será a la baja, es más, creo de justicia que así debe ser en los países desarrollados, pues hasta ahora las economías avanzadas del planeta hemos obtenido de los países del resto del mundo los recursos naturales que necesitábamos sin importarnos demasiado a quien expoliábamos. Y ahora, cuando advertimos que este estado de bienestar del que estamos disfrutando no podrá mantenerse en las mismas condiciones que hasta ahora, además de comprender que podemos sostenerlo porque otros pasan penurias, empezamos a entender cómo el intenso desarrollo logrado por los países del Norte ya no podrán experimentarlo los del Sur, ni nosotros podremos seguir con ese ritmo. Puesto que al ser unos 7.000 millones de seres humanos los que vivimos en el Planeta, y siendo que el 20% de los más ricos (unos 1.400 millones) consumimos el 80% del PIB mundial; cuando el otro 80% de habitantes (unos 5.600 millones) quieran crecer al mismo ritmo que lo hicimos nosotros, no dispondrán de la cantidad de recursos naturales que dispusimos en su día los países ricos, pues necesitarán cuatro veces más; y entonces, ellos se darán cuenta de que no pueden crecer tanto, y nosotros tendremos que reducir nuestro nivel de vida. O sea, que sí, que efectivamente la globalización no tendrá más solución que ser a la baja.

9. Los instrumentos derivados de inversión son una vía financiera más, pero ¿realmente promueven una economía real o especulativa? 

Esos instrumentos financieros, en los que su valor depende del valor de otros, y que han tenido un incremento importante en el mundo de las finanzas durante las últimas décadas, debido al nivel en el que tan complejo entretejido de posiciones financieras se reparte entre miles de bancos, de compañías y de individuos, han producido una conmoción en los mercados financieros que se ha propagado de uno a otro hasta que los daños se han extendido sin control por todo el sistema financiero. Por tanto, la respuesta es muy clara, estos medios de financiación no han promovido en absoluto ningún tipo de economía real, sino todo lo contrario, han contribuido de manera muy especial a fomentar la especulación de esos productos financieros, siendo unos de los responsables de la crisis económico-financiera que estamos soportando.

10. En base al axioma económico según el cual intervenir sobre la economía implica un peor funcionamiento de la misma, ¿Cree usted que puede asegurarse como cierto? ¿Es irrefutable?

Los mercados dislocados por la especulación necesitan incorporar controles a los movimientos de capital, por lo que no puede admitirse que la intervención sobre la economía suponga un peor funcionamiento de la misma. Ahora bien, tampoco sería positivo que se viera sometida a un intervencionismo excesivo por parte de las administraciones públicas, pues la economía centralizada ya demostró sobradamente en los países de la Europa del Este la incapacidad para lograr un funcionamiento y desarrollo ajustado a las necesidades de la sociedad.

Como ninguno de esos dos modelos ha sido capaz de lograr nada positivo para el conjunto de la sociedad, el ideal sería iniciar el camino hacia una etapa de transición, a fin de desarrollar una nueva organización social que se encargase de configurar una economía que nos facilitara los bienes en función de nuestras necesidades reales, y que simultáneamente fuéramos abandonando este modelo económico que promueve la creencia de que la felicidad solo puede alcanzarse con la acumulación de bienes materiales, es decir, consumiendo más cada vez.

Aludiendo al nombre de su revista, “otro mundo es posible”, el profesor José Luis Sampedro sentenciaba el 31 de diciembre pasado en un periódico de tirada nacional, “¿Otro mundo es posible? No señor: otro mundo es seguro”.

Ecosfron.org