El barco de papel en la laguna,

como una estrella brilla, frágil, blanco en las ondas,

girando sobre sí, rotando lentamente

sobre un agua de lluvia,

a merced del azar, airoso bajo los temporales,

inclinado hacia rumbos imprevistos

como nosotros mismos,

como la vida misma que emprendimos (un barco de papel),

rotando y avanzando inasible sobre las densas aguas

agitadas al viento, bajo los vientos ásperos

que giran en sus velas, regresando

riesgosamente en cada orilla, torciendo

el rumbo firme, fuerte, frágil,

igual que aquel tranquilo, blanco y abandonado

barquito de papel en la laguna.

 

 

 

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