En las últimas décadas no es raro observar todo tipo de animales salvajes (mamíferos, reptiles, aves…) en la periferia de las ciudades e incluso en su interior.

Los seres humanos hemos destruido o transformado profundamente el hábitat natural de muchas especies salvajes y éstas están siendo capaces de asentarse en muchos núcleos urbanos o ciudades de España.

En estos dos últimos años se han visto decenas de jabalíes deambular por algunos barrios de la ciudad de Oviedo como es el caso de la Florida donde la Policía Local de Oviedo tuvo que intervenir para controlar a la manada de jabalíes y reconducirles a la zona boscosa de la Florida para alejarlos del núcleo urbano de Oviedo.

También, en agosto de 2018, El Comercio destacó el atropello en el ramal que da acceso a la plaza de Castilla de Oviedo de cinco jabalíes así como que varios vecinos de la capital asturiana les dieron de comer a varios jabalíes los restos de bollos preñaos en la fiesta local del Martes de Campo.

En marzo de 2017 fue abatido un jabalí en el centro de la ciudad de Gijón (la ciudad más poblada de Asturias) por la Policía Local después de que el paquidermo campase por sus anchas cruzando calles céntricas de Gijón como: Alvargonzález, Manuel llaneza o avenida Schultz.

Los jabalíes en Asturias han aumentado su población en un 25% en la última década y su proliferación hace que se desplacen del área rural al urbano en busca de comida que consiguen encontrar en parques, jardines o basura almacenada en las aceras de las ciudades.

Tampoco es raro ver diversas especies de aves que se han asentado de forma permanente en las principales ciudades asturianas. El ave más frecuente es la paloma doméstica de diversos colores desde el gris muy oscuro al más claro o al blanco puro. Junto a la paloma común conviven algunas palomas bravías que tienden a cruzarse con las comunes. Las que se ven por la ventana no son exactamente palomas bravías sino  una domesticación de las bravías (Columba livia doméstica), llevada a cabo por el hombre a través de miles de años de historia en el que las ha utilizado desde para comunicarse, hasta para alimento. De hecho, existe frecuente hibridación entre ambas, lo que supone un problema para identificarlas y lo que es más grave, para la conservación de los genes de la variedad silvestre. La variedad salvaje en cualquier caso muestra un color dominante gris con  dos bandas alares negras y habita en cortados rocosos (de ahí que a las domésticas les encanten los “cortados” de nuestros edificios).

Junto con las domésticas palomas es frecuente ver en Oviedo gran cantidad de gaviotas que de forma permanente vuelan los cielos de la capital asturiana compitiendo con las palomas en su búsqueda de basura o desechos sólidos por patios o parques de la ciudad. Al caer la tarde bandadas de estorninos nublan el cielo de Gijón o de Oviedo para posarse en las copas de árboles y tejados donde pasar la noche. Estas bandadas de estorninos provocan gran suciedad con sus excrementos en todo tipo de vehículos y aceras de las ciudades.

En parques y jardines del Principado de Asturias es bastante habitual encontrarnos con mirlos picoteando el césped verde introduciendo su afilado pico en la tierra negra para extraer su alimento preferido que es la lombriz o algunos gorriones en busca de algunos restos orgánicos de pan e incluso pequeñas lombrices o insectos. Algunas urracas o jilgueros se pueden ver en las ramas o copas de árboles como álamos, hayas, robles, olmos, castaños… en los parques de San Francisco en Oviedo o de Isabel la Católica en Gijón. En éste último parque algunas ardillas trepan por las ramas en busca de bellotas o pequeñas castañas alimentos preferidos de las ardillas.

Tanto en el parque de San Francisco como en el de Isabel la Católica disponen de una pequeña laguna donde proliferan todo tipo de ánades (cisnes blancos y negros, gansos, patos), ardeides (garzas y garcetas), rallides (fochas y gallinetas) y en el fondo de la laguna del parque gijonés se observan bastantes anguilas. Los pavo reales y faisanes merodean alrededor de la laguna y son las aves más fotografiadas por turistas y vecinos.

En las ramas y copas de los altos y diversas especies arbóreas podemos apreciar una gran diversidad de pájaros de pequeño porte (verderones, petirrojos, ruiseñores, carboneros, herrerillos, zarzales…).

Ardilla en las ramas de un árbol en el parque Isabel la Católica en Gijón

En definitiva, las ciudades son macrocosmos complejos donde viven multitud de seres vivos que en la mayoría de los casos nos pasan desapercibidos a los ciudadanos y otras veces no tanto depende de la sensibilidad de cada persona. Ese macrocosmos es  variado y en algunas ciudades rico lo que da lugar a un indicador de su calidad ambiental. Por ello hemos de procurar preservarla por todos los medios posibles.

Estamos alterando en profundidad el medio natural y animales salvajes se acercan a las ciudades para buscar un nuevo hábitat. Nuestra riqueza natural es de vital importancia para nuestra propia subsistencia sobre la Tierra de ahí que se vuelve una necesidad contarla para que los ciudadanos y ciudadanas conozcamos y disfrutemos de nuestros muchos y amplios espacios urbanos, verdes, marítimos, fluviales con una variada fauna doméstica y salvaje en gran parte de las ciudades asturianas.