Nunca te avergüences de luchar por tus sueños y buscar el bien común.

Si te llaman radical por exigir justicia social en un mundo en el que la desigualdad no ha hecho más que aumentar desde hace décadas, estás en el buen camino.

Si te llaman intransigente por exigir impuestos progresivos en un mundo en que el 1% de la población controla el 50% de la riqueza, estás en el buen camino.

Si te llaman intolerante por enfrentarte al racismo, el miedo y la misoginia sin vacilaciones ni eufemismos que maquillen los nuevos fascismos, estás en el buen camino.

Si te llaman ingenuo por defender las vidas humanas que se ahogan delante de los ojos de Europa, por creer que hay que defender la dignidad humana mucho mas q las fronteras, y que cualquier solución es mejor que que la marea llene tu playa de cadáveres infantiles, que podrían ser tus hijos si la tómbola del origen te hubiera puesto en su lugar, estás en el buen camino.

Si te llaman apátrida y traidor por pensar que las banderas no te representan, que la patria es un invento dibujado por lineas arbitrarias y conquistas ajenas, que el nacionalismo lleva siempre a la exclusión y el maniqueismo, se disfrace de lo que se disfrace, estás en el buen camino.

Te digo esto, porque se que dudas más que nadie, se que te informas y te preocupas, se que te pesa la responsabilidad que todos tenemos en lo que somos y seremos. Se el lastre que supone tu conciencia social, tu vocación colectiva. Se los ataques que recibes y recibirás.

Ellos no dudan ni se cuestionan. No seas como ellos.