Tanto es así que la unidad e integridad de las naciones se ha defendido antes y se preserva ahora por encima de todo.
El reino alauita de Marruecos, no el Pueblo marroquí, ha demostrado su enfado por la acogida humanitaria del líder del Frente Polisario enfermo de covid, abriendo sus fronteras con Ceuta para que miles de refugiados y de marroquíes que no ven futuro en la dictadura de Mohamed VI pasen a territorio español en la búsqueda del sueño europeo. Sin embargo, lo de Brahim Gali ha sido una escusa. El gobierno vecino de la bandera del pentagrama verde quiere consolidar sus posiciones sobre el territorio saharaui a costa de lo que sea, para continuar en el futuro con sus reivindicaciones sobre Ceuta y Melilla. Observen que se trata siempre de obsesiones territoriales, importándoles menos la democracia y las necesidades de su propio Pueblo.
Las gentes que arriesgan sus vidas por buscar una vida mejor lo hacen por necesidad. Cuando menores abandonan a sus propias familias para arriesgarse a un viaje incierto, a morir tratando de alcanzar otras fronteras o a deambular perdidos y hambrientos por las calles de un lugar desconocido y, en ocasiones hostil, no es por amor a la aventura, sino por desesperación. Los bulos malintencionados sobre las presuntas prácticas delictivas de los menas que están bajo la tutela de las autoridades españolas, tratan de olvidar las prácticas de acogidas y protección a que obligan los acuerdos firmados por España y la Unión Europea.
La intencionada apertura de la frontera por parte marroquí ha creado una crisis y un drama humano que, como todos, ha tenido sus víctimas, sus héroes y sus culpables. Han sido muchos los ejemplos de mujeres y hombres que han demostrado su sensibilidad por encima de todo, entre todos, sin pretender olvidad a nadie, quiero destacar a Luna, una voluntaria de Cruz Roja que demostró que lo de las razas, las nacionalidades y las fronteras son solo cosa del nacionalismo radical y extremo y que por encima de todo está nuestro sentido del altruismo y concepción de lo humanitario.
Algunos criticaron y escarnecieron a la voluntaria por haber abierto sus brazos y consolado a su hermano abatido y temeroso. Son los que hablan de invasiones, de cañonazos y de concertinas, sin haber estado en una guerra ni tan siquiera haber hecho la mili. Son los miserables de siempre, los canallas, los incapaces de sentir piedad por los débiles; son cobardes, incapaces de acoger a nadie, salvo a sus propios miedos.
Hoy quiero apostar por Luna, por los guardiaciviles que nadaron o se encaramaron a una valla para salvar vidas, por los ángeles protectores que llevan uniforme o visten de paisano, por tantas gentes con conciencia que creen en la solidaridad y en la hermandad. Rechacen a quienes les propongan cerrar las fronteras, abandonar a los migrantes a su suerte, culpabilizar a los pobres, rechazar a los que son diferentes.
Recuerden que si algún día las tesis de estos individuos triunfan, nuestros hijos también tendrán que emigrar y buscar otros lugares donde la libertad y las oportunidades les sean más propicias.
Es posible que, entonces, tengan que atravesar fronteras a pie o a nado, como ya hicieron nuestros abuelos. La maldad, queridas y queridos lectores, es demagoga y mentirosa y si se le deja, violenta y asesina.
No Comment