Panamá está localizada a orillas del golfo de Panamá, en el océano Pacífico, al este de la desembocadura del Canal de Panamá. Tiene clima tropical, cálido y húmedo, con una temperatura cuyo promedio anual oscila entre los 23 y los 27 ºC.

Tres elementos han definido el carácter y la historia de la “muy noble y leal ciudad de Panamá”: El caos generalizado, el carácter aventurero y especulador de sus habitantes, y de su historia y, en tercer lugar, el matrimonio indisoluble con el capitalismo internacional.

LA CIUDAD DE PANAMÁ LA VIEJA (1519-1671).

La ciudad de Panamá fue fundada el 15 de agosto de 1519 por Pedro Arias Dávila, siendo la primera ciudad fundada en las costas del Mar del Sur u Océano Pacífico y la más antigua del continente que existe hasta nuestros días como ciudad. Su fundación reemplazó a las anteriores ciudades de Santa María la Antigua del Darién y Acla, convirtiéndose en la capital de Castilla del Oro. El 15 de septiembre de 1521 recibió, mediante Real Cédula el título de ciudad y un Escudo de Armas conferido por Carlos V de España.

La ciudad de Panamá se convirtió en el punto de partida para la exploración y conquista del Perú y ruta de tránsito para los cargamentos de oro y riquezas provenientes de todo el litoral Pacífico del continente americano. Todo el tesoro tomado del imperio Inca cruzó por aquí. En aquella época ya era una ciudad vibrante de 10.000 habitantes con un importante puerto comercial. Las ruinas extensivas que existen hoy es el producto del ataque por el pirata inglés, Henry Morgan, en 1671, que junto a un fuego destruyó la ciudad. (1)

El trazado originario de la ciudad de Panamá era el de tablero de ajedrez, como lo mandan las disposiciones urbanistas de las Leyes de Indias, inspiradas en una vieja tradición romana de Vitrubio. Calles que se cortan en ángulo recto. Tres de ellas van del Este al Oeste: la Carrera, la Empedrada y la Puentezuela; siete se orientan de norte a sur. Todo cubre en total unas 59 ha. Como afirmaba Hernán Cortes este trazado en forma regular, a manera de tablero de ajedrez, servía para dominar mejor las revueltas con la caballería.

En el centro y corazón de la ciudad estaba  la Plaza Mayor, cuyo ancho era unos dos tercios (las dimensiones están planificadas) de su largo. Al costado oriental de la Plaza, se ubicaba la Catedral, hecha de cal y canto, con sus tres naves en planta de cruz latina; sus altares, cofradías y su Cabildo eclesiástico. Próximo a la Catedral, la Casa Cabildo y las Casas Reales, todavía en ruinas.

Más al norte se hallaba el Barrio Comercial, próximo al puerto de la Ensenada que cierra la Punta Judas. También la Casa de los Genoveses, centro de contratación de esclavos; los almacenes que sirven al puerto y, en este, lugares para carena y calafateo de pequeñas naves, en la Calle de los Calafates.

Los barrios residenciales estaban situados hacia el poniente de la Plaza Mayor, por las calles de la Carrera, la Empedrada y Puentezuela. Allí estaban los conventos de piedra de  la Compañía de Jesús, la Concepción, San Francisco, el Hospital de San Juan de Dios, la Merced, con sus huertas conventuales, sus religiosos, y legos, que asisten, algunos, a lejanas misiones en el Istmo, en las tierras del Guaymí y en Darién.

Finalmente, sus barrios suburbanos -Malambo y Pierdevidas-, tenían casas construidas de paja, donde se albergaba la población negra trabajadora, mano de obra esclava, en su mayoría. El aprovisionamiento de víveres venía de hatos y huertas cercanas y de pequeños centros agrícolas y ganaderos que había en el interior, en Los Santos. Así, la ciudad se nutría de la propia tierra istmeña.

A las salidas de la pequeña urbe hay dos puentes: el Puente del Rey, en el Camino Real de Portobelo, y el Puente del Matadero, que lleva al interior: a Natá. (2)

En 1671, la ciudad fue atacada por las fuerzas del pirata inglés Lord Sir Henry Morgan con intenciones de saquear la ciudad. En defensa de la población y los bienes, el Capitán General de Tierra Firme, Don Juan Pérez de Guzmán ordena evacuar la ciudad y explotar los depósitos de pólvora, provocando un gigantesco incendio que destruyó totalmente la ciudad. Las ruinas todavía se mantienen, incluyendo la torre de su catedral, y son una atracción turística conocida como el conjunto monumental histórico de Panamá La Vieja, reconocido como Patrimonio de la Humanidad.

La Vieja Panamá tuvo un corto desarrollo (poco más de siglo y medio), siendo reconstruida, en 1673, en una nueva localización a 2 km al oeste-suroeste de la ciudad original a las faldas del cerro Ancón, conocida actualmente como el Casco Viejo de la ciudad. (3)

EL DESARROLLO DE LA CIUDAD DE PANAMÁ (SS.XVII-XIX).

Según nos dice E. Tejeira, la ciudad de Panamá en el momento del ataque de Morgan era: “Malsana, había poca agua fresca y en dos costados colindaba con manglares y pantanos, para evitar las zonas cenagosas la ciudad creció en forma de «L» a lo largo de una estrecha barra costera. Dada esta forma, era difícil de defender si se daba un ataque u asedio: la única fortificación era el promontorio rocoso de las Casas Reales”. (4)

La refundación de la ciudad en el emplazamiento que ahora conocemos como Casco Antiguo, aunque hace un primer intento por definir una mejor estructuración del espacio y busca fortalecer este carácter de centro comercial, con la construcción del muro defensivo, un mejor trazado de calles y de otros elementos de orden institucional, careció del impulso y recursos necesarios que permitieran su desarrollo ordenado (debido a la caída de la ruta y del comercio entre Perú y España).

En 1675 se iniciaron las obras de fortificación con la construcción de una muralla abalaustrada de 10 pies de espesor y con una altura de 20 a 40 pies en el espacio de la nueva ciudad de Panamá, para rodearla y protegerla de cualquier posible ataque enemigo. Se armaría con artillería de bronce, se dispondrían garitas cada doscientos o trescientos pies y se la dotaría de sólidos baluartes, todo ello encaminado a facilitar su defensa. Tres de sus costados (Norte, Sur y Este) daban al mar y el cuarto (Oeste) a tierra. Las costas en los lados Sur y Este eran de poco calado y fondo rocoso y en el Norte se encontraba una pequeña bahía bien resguardada que permitía el acceso de los navíos. Para la fundación de esta nueva ciudad de Panamá prevalecieron los conceptos de arquitectura militar sobre la civil. La elección del sitio para la nueva ciudad parecía inmejorable.

Del período colonial, el principal edificio público que aún subsiste es la Real Contaduría, hoy Presidencia de la República. Los orígenes de este edificio se remontan al momento mismo del traslado en 1671-73, cuando el oidor Luis de Losada Quiñones se construyó una casa que ocupaba aproximadamente un tercio de la manzana. No está claro si la casa ya estaba concluida cuando Losada Quiñones se convirtió en presidente interino de la Real Audiencia tras la muerte de Antonio Fernández de Córdoba en 1673, pero lo que sí consta es que el Cabildo elevó queja por la excesiva opulencia de la obra y logró, no sólo que el oidor fuese removido de su cargo, sino que la casa fuese expropiada. El incendio de 1756 afecto el edificio, y en 1761 se decidió su reconstrucción para instalar la Real Contaduría. (5)

El edificio religioso más destacado de esta época es, sin duda, la Catedral Metropolitana de Panamá, heredera de la antigua Catedral erigida por el Papa AdrianoVI en la gran casa del Cacique Cémaco, cuando los españoles lo enfrentaron y ofrecieron fundar una población dedicada a Santa María de la Antigua, en 1510. Fue destruida totalmente por un incendio cuando la ciudad fue atacada por Henry Morgan. Con el nuevo emplazamiento de la ciudad se dispone el levantamiento de una nueva Catedral, cuya construcción duró 108 años, es decir, de 1688 a 1796.

La Catedral es un edificio amplio, de alto techo en dos aguas. Posee dos torres revocadas, alguna vez pintadas de rojo en su parte superior, con incrustaciones de madreperla que se consideraron las más altas de América Latina por mucho tiempo. Las paredes son de piedra, la fachada está tallada en estilo renacimiento con elementos clásicos de decorado (a lo que usual mente se llama estilo jesuítico). Tiene tres naves a las que se acceden directamente por tres puertas desde la fachada. Hay otras dos naves de capillas a las que faltan las divisiones respectivas. (6)

La ruralización de la economía panameña a principios del siglo XVIII, permite surgir un nuevo elemento económico, el latifundio, a partir del cual, Panamá se convirtió en un país eminentemente agrícola. Una de las consecuencias es la decadencia de la urbe capitalina y la subsistencia de un sistema económico anticuado. Pero al instaurarse el nuevo sistema económico en el Istmo, vino a resultar que el país no tenía grandes capitalistas que le hicieran frente al renacimiento comercial pasajero que estableció la Corona con el fin de evitar la agitación secesionista. Así, los ingleses monopolizan la trata negrera en Panamá y obtienen autorización para introducir un navío de 600 toneladas en las ferias. Una y otra circunstancia estimulan el contrabando, lo cual contribuye a minar el sistema de ferias, ya bastante decadente entonces.

Surgió así un comercio de contrabando que en forma clandestina realizaba actividades al margen de toda vigilancia fiscal, hecho que, al parecer, las mismas autoridades españolas fomentaban en forma subrepticia, en detrimento del comercio istmeño. Hay ahora un nuevo auge que duraría poco, por lo que Panamá vuelve a aquel estado de depresión económica de los años anteriores. (7)

Es así como la ciudad de Panamá a traviesa todo el período colonial y prácticamente de Unión a Colombia, sin cambios en su estructura o emplazamiento que permitieran distinguir un atisbo de orden o desarrollo. La ciudad de Panamá sufre sucesivos incendios, que no solo destruyen las estructuras existentes, sino que contribuyeron al estado ruinoso y de abandono que transmitía la ciudad durante todo este período.  Estos incendios afectaron a  una ciudad en plena decadencia, que dejaron tan solo solares baldíos y grupos dispersos de casas; la Compañía de Jesús y Santo Domingo quedaron en ruinas hasta hoy.

En el siglo XVIII hubo tres incendios memorables, nunca olvidados. El 2 de febrero de 1737 se produce, en la ciudad de Panamá el denominado “Fuego Grande” que acabó con gran parte de las iglesias, conventos, edificios públicos y un 95% de las casas existentes intramuros, ya que de las 380 que había, sólo se salvaron unas 22, ubicadas entre las iglesias de La Merced y San Juan de Dios, que también sobrevivieron. Este fuego se dio en un muy mal momento, pues coincidió con la crisis de las ferias de Portobelo y el desvío de la armada del Sur por el estrecho de Magallanes ante el temor de los corsarios. Aún así, en pocos años se reconstruyó una buena parte de lo quemado, quizás un 30%. (8)

Sólo el arrabal parece haber quedado incólume, y parte de la élite terminó mudándose allá. En Santa Ana llegaron a vivir quizás las dos terceras partes de la población de la ciudad, que hacia 1790 alcanzaba escasamente los 7.000 habitantes. La desolación de intramuros se percibe en mapas como el de Agustín Crame, hecho en 1779, donde los estragos de 1756 aún eran palpables a pesar de haber trascurrido más de una década desde el incendio. Un efecto de esta situación fue la aparición de las actuales plazas Bolívar y Herrera, que eran simplemente manzanas que habían quedado baldías y nunca se reconstruyeron. Dada esta situación global, no sorprende que el Casco Antiguo de hoy conserve muy poco del patrimonio arquitectónico colonial.

En 1821, luego de la independencia de Panamá de España y su unión voluntaria a la Gran Colombia de Simón Bolívar, la Ciudad de Panamá pasa de capital de Castilla del Oro y el Ducado de Veraguas, a la Capital del Estado del Istmo.

Uno tras otro, cada uno de los diferentes asentamientos que ocuparon el territorio de lo que actualmente es hoy la ciudad de Panamá, reflejan un patrón de espacios poco planificados, y en los que en la mayoría de los casos, las autoridades de cada época dieron escaso valor al desarrollo de infraestructura o a la configuración de emplazamientos, más allá de las necesidades coyunturales de cada época de auge.

La fiebre del oro en California, en 1848, convirtió nuevamente al istmo como la ruta de viajeros que cruzaban camino a la costa oeste de Norteamérica, devolviéndole el auge comercial a la ciudad.

A mediados del siglo XIX, la ciudad de Panamá va cambiando su fisonomía adquiriendo cierto aire decimonónico, mientras se levantan, en medio de las viejas edificaciones coloniales, construcciones inspiradas en la arquitectura francesa, convirtiéndola en una ciudad cosmopolita y con cierto aire europeo. Aparte de esto también se encontraron otras obras que poseen influencia de la arqueología francesa como el área colonial del Casco Antiguo, con toda su arquitectura francesa, su añeja arquitectura colonial, desgastada elegancia francesa de fin de siglo. Intrincadas callejuelas de balcones floreados y ventanas irregulares, vieja belleza de casas de madera, antiguas iglesias del S. XVII, las ruinas de la antigua muralla que protegía la ciudad y el famoso Altar de Oro, salvado de las garras del pirata Morgan por el sacerdote de la iglesia. (9)

Como ejemplo de remodelación del Casco Antiguo podemos citar la Plaza de la Catedral o Plaza Mayor de Panamá A diferencia de las ordenanzas coloniales la era de forma cuadrada. Era una plaza vacía destinada a realizar las cabalgatas y fiestas taurinas. En 1875 se inició la transformación de plaza a parque con la arborización y construcción de arcos, pasillos y sillas, fruto de la influencia francesa. En 1880 la plaza se dividía en cuatro cuadras menores cruzadas por calles, una a través de la ciudad de muro a muro y la otra a lo largo del eje de la ciudad. Frente a la plaza y en algunas calles de la vecindad están las tiendas principales. (10)

La influencia francesa en la ciudad se observa en el llamado Grand Hotel, fundado por el francés Geoge Loew, en 1850. A raíz del incendio ocurrido en febrero de 1874, el señor Loew cambió la sede al edificio situado al lado del Cabildo, en donde inició operaciones en septiembre de 1875. En 1879 muere G. Loew, y su hijo George se encargó de la administración del Hotel hasta 1944, año en que fue vendido a la Compañía Universal del Canal Interoceánico por 95.000 francos. En la actualidad es el recinto donde funcionan las oficinas centrales del Correo Nacional.

 

Ciudad Vieja

Fue también, a mediados del siglo XIX, en 1856, cuando las murallas, estructuras de utilidad militar y de defensa, van a empezar a ser demolidas ya que al cambiar las necesidades de la ciudad las autoridades estimaron que era tiempo de demoler parte de la muralla. En un principio se demolió el frente de tierra para hacer uso de las tierras que comprendían la explanada. Como dato curioso se sabe que esta Puerta de Tierra se cerraba a las seis de la tarde, y después de esta hora no se volvía a abrir hasta el día siguiente. De esta manera las personas que se quedaban dentro o fuera de la ciudad tenían que esperar que amaneciera para retornar a sus hogares. (11)

En 1855 empezó a funcionar el Ferrocarril de Panamá, la primera vía férrea transoceánica desde la ciudad de Panamá en el Pacífico hasta la costa atlántica del istmo. Este ferrocarril, con capital mayoritario norteamericano proveniente del hacendado Aspinwall y sus socios, hizo posible la construcción de los 47,5 millas del ferrocarril denominado Stepheus-Paredes trabajando más de 4.000 obreros en su construcción durante unos 5 años. Las condiciones de trabajo eran tan duras que murieron cientos de trabajadores en estas obras. Sin embargo, para sus propietarios fue una verdadera veta de oro, mejor aún que las minas de California, sobre todo habida cuenta de que el gobierno granadino, imprevisiblemente, les dejó mano libre para fijar tarifas, contentándose con la franquicia para sus tropas y el correo oficial. Y aquellas no bajaban de 25 dólares por pasajero, 5 centavos por libra, y 1.80 por pie cúbico de carga. El negocio fue tan brillante, que aún antes de que la línea estuviera completa, ya la Compañía se había ganado un millón de dólares. (12)

La construcción del Canal Francés en la segunda mitad del s. XIX (1878-1889) definen la vinculación de Panamá al capitalismo internacional, y también el paso de una pléyade de aventureros, busca fortunas y especuladores por las tierras del entonces aún departamento de Colombia. Trifulcas como la de la tajada de sandía, el desfalco de la Compañía del Canal Francés e incluso la “toma de Panamá”  (I took Panamá) por Roosvelt, en 1903, hicieron de lo que ocurría en esta urbe, titulares en los periódicos de las principales capitales del mundo.

LA PANAMÁ DE NUESTROS DÍAS.

En 1903, Panamá declaró su separación de Colombia, y en su cabildo se suscribió el acta de independencia (3 de noviembre de 1903). La ciudad de Panamá se convierte en la capital de la nueva nación panameña. Con los trabajos de construcción del Canal se mejoró la infraestructura de la ciudad en aspectos como sanidad, la erradicación de la fiebre amarilla y la malaria, la reconstrucción de calles y alcantarillado, así como la introducción del primer sistema de agua potable y  a su alrededor comienzan a crecer bancos y centros financieros de todo tipo que traen prosperidad y riqueza a la ciudad y a la región.(13)

No sería, pues, hasta lograda la separación de Colombia y con los inicios de la construcción del Canal por los norteamericanos, donde se logra el trazado definitivo de la ciudad. Tal como señala el arquitecto Tejeira, en su libro sobre el Casco Antiguo de Panamá: “Hubo grandes mejoras en la higiene, infraestructura y servicios públicos. Las más importantes fueron el saneamiento de la ciudad, la construcción de la red de acueductos y alcantarillado y la pavimentación de las calles, también la reapertura del tranvía en 1913. La avenida Central, se convirtió en  un gran emporio internacional. Con su nueva estación, almacenes y hoteles de categoría, la plaza 5 de mayo se tornó monumental”.(14)

A partir de 1903 se dio un gran salto: la arquitectura de gobierno quedó en la vanguardia, no sólo en la capital, sino en todo el país. En el centro histórico se construyeron nada menos que cinco edificios monumentales: el Palacio Nacional (hoy Ministerio de Gobierno y Justicia), el Teatro Nacional, el Palacio Municipal, el Instituto Nacional y el Palacio de Justicia. Los primeros cuatro se erigieron entre 1905 y 1912, mientras que el último se inició en 1930. Los cinco diseños originales están emparentados entre sí: todos son neorrenacentistas y obra del arquitecto italiano Gennaro Ruggieri, quien se inspiró literalmente en la ampulosa arquitectura que se hacía en su país a fines del siglo XIX. El Palacio de Justicia (hoy INAC), sin embargo, fue terminado por Rogelio Navarro, quien tenía otros gustos, por lo cual es una mezcla de motivos neorrenacentistas y una especie de modernismo sosegado. De los primeros años del siglo son también la Escuela de Artes y Oficios en la calle 12 Oeste (hoy Escuela Estados Unidos de América) y la Escuela de Niñas de Santa Ana (hoy Escuela Manuel José Hurtado) en la calle 14 Oeste, aunque son mucho más sencillas que el Instituto Nacional. Para que este programa de arquitectura historicista se hiciese realidad se requirió mucha mano de obra especializada en acabados finos (mármoles, par qués, trabajos en yeso, etc.), la cual en su mayoría era extranjera. Otro capí tulo importante se dio bajo Belisario Porras, quien remodeló la Presidencia en 1921-22. Se contrató a Leonardo Villanueva Meyer, quien remodeló el edificio según un gusto neomorisco mezclado con detalles del Mission Style estadounidense.(15)

La Ley 37 de 1915, promulgada durante el gobierno de Belisario Porras, hizo una concesión a José Rodríguez y Samuel Uribe para que construyeran un gran relleno “entre el Muelle Americano y el Muelle del Pescado en el mercado”. Se habilitaron 22.000 m2 de relleno y se crearon dos nuevas avenidas: el nuevo terraplén (cuyo verdadero nombre es Ave. Pablo Arosemena) y la extensión de la Ave. Eloy Alfaro. Llama la atención que en el plano de Rodríguez y Uribe, ambas vías tienen nombres en inglés: Market Avenue y Porras Avenue. Los solares, que generalmente son de 300 m2 (por lo cual son similares a los del casco colonial), se subastaron a partir de 1918, aunque los edificios se construyeron mayormente en los años 20 y 30. Se respetó una altura máxima de cuatro pisos, por lo cual se creó un frente uniforme y recatado que subsiste hasta hoy. (16)

Durante la Segunda Guerra Mundial, la construcción de bases militares y la presencia de gran cantidad de militares y personal civil estadounidenses trajeron nuevos niveles de prosperidad y comercio a la ciudad. La ciudad comienza a mostrar algunos de los elementos que conocemos hoy día, como el trazado reticular de Bella Vista, la ciudad Jardín de la antigua Zona del Canal y los tugurios que hoy caracterizan los barrios de Curundú, San Miguel y El Marañón.

En la década de los años de 1970 y 1980, la ciudad de Panamá se convirtió en uno de los centros bancarios más fuertes del mundo, a la par con la ciudad de Nueva York y el centro financiero y de seguros más poderoso de Latinoamérica; transformándose en una de las urbes con más rascacielos del continente americano. En el 2007 se construyó el Aqualina Tower, con 210 metros, es el edificio culminado más alto del país, aunque el The Point, que está actualmente en construcción, ya superó la altura de las misma, convirtiéndose en la más alta de la ciudad, pero no oficialmente hasta estar culminado este año, entre otros está el Trump Ocean Club International Hotel & Tower con 293 metros, uno de los más modernos de Centroamérica y Latinoamérica, entre otros.

Además se tenía planificado construir la Torre Financiera, de 69 pisos de altura y de 427 metros de altura, cuyo costo se estimaba en unos 250 millones de dólares, y que albergaría distintas instituciones estatales. Estaba des tinada a convertirse en el edificio más grande de Latinoamérica, con un mirador popular y debía estar lista en 2013. Sin embargo, luego de múltiples quejas el presidente Ricardo Martinelli abandonó el proyecto y cedió los terrenos al vecino Hospital del Niño. (17)

En la actualidad, según señala Modesto Rangel Miranda: “El área metropolitana de la ciudad de Panamá, que incluye los distritos de Panamá y San Miguelito principalmente, así como otros distritos y corregimientos cercanos, supera los 1.2 millones de habitantes, es una de las ciudades más avanzadas y cosmopolitas del continente americano, con numerosas atracciones turísticas y vacacionales, hoteles y restaurantes de clase mundial, casinos y centros comerciales internacionales, el centro bancario, el centro de seguros y reaseguros, además de sus imponentes edificios y rascacielos, entre los más altos de Latinoamérica y a nivel mundial”.

Esta ciudad moderna y primigenia se expande producto de políticas que incentivan la ocupación del espacio, en primera instancia de forma horizontal (construcción de barriadas como Bethania y desarrollo de asentamientos informales como los de San Miguelito), y luego vertical, con el desarrollo del Centro Financiero y sus rascacielos. En ambos casos, lo que ha primado es el ejercicio especulativo de obtener la mejor ganancia, reparando poco en el hecho colectivo de habitar en ciudad.

En julio de 2013 el Estado panameño ha realizado una fuerte inversión para la conservación de sus sitios históricos, cuyo principal objetivo ha sido la reubicación de la vía Cincuentenario, que antes atravesaba el sitio arqueológico de Panamá Viejo.

Con un coste de 175 millones de dólares, el proyecto también incluye una serie de trabajos para mejorar las condiciones generales del Casco Antiguo, que junto al parque arqueológico integra un conjunto monumental declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). (18)

Para entender lo que es hoy la ciudad de Panamá, vale siempre recordar la historia de lo que ha sido. Una ciudad de tránsito, siempre abierta y siempre en constante cambio. (19)

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS.

(1)www.panamainfo.com/es/los-10-mejores-cosas-para-hacer-y-ver-en-la-ciudad-de-panam%…

(2)burica.wordpress.com

(3)Ángel Rubio Historia de Panamá La Vieja.

(4)E. Tejeira: El Casco Antiguo de Panamá.

(5)Alfredo Castillero Calvo. La ciudad imaginada. El Casco Viejo de Panamá. Panamá, 1999.

(6)Artículo: “Una iglesia que guarda sentido e historia. El Panamá América.

(7)www.latincat.org

(8)Mª Carmen Mena García. La ciudad de Panamá en el siglo XVIII.Panamá,1997.

(9)www.webscolar.com

(10)wikimapia.org

(11)revistadeindias.revistas.csic.es y www.banrepcultural.org/…

(12)www.banrepcultural.org

(13)Panamá.costasur.com/

(14)E. Tejeira: El Casco Antiguo de Panamá.

(15)Tomás Sosa y Ricargo Ortega.La inversión capitalista en el istmo de Panamá y la transformación del espacio urbano. Panamá, 1981.

(16)T. William Scoullar. El Libro Azul.

(17)pa.digital.com.pa “Suspenden construcción de La Tusa”.

(18)El País, 18/6/2013.

(19)web mapping, google maps, gps ciudad de Panamá, Panamá La Vieja.