Especialistas consultados por IPS coinciden en que las dificultades para concretar la integración energética se centran en las diferencias entre los programas de suministro de energía. Hay países con manejo estatal centralizado y otros con esquemas de participación público-privada.

También afectan la variabilidad de los precios de los combustibles, la incertidumbre en la disponibilidad de gas natural y los conflictos socioambientales en el desarrollo de megaproyectos energéticos.

Para avanzar, dicen, hay que adoptar reglamentaciones comerciales y técnicas para viabilizar el mercado internacional de la electricidad, operar sistemas de interconexión, incluyendo su armonización con las normas nacionales, y coordinar una planificación indicativa de los sistemas conectados de la región que propenda al desarrollo del mercado regional de esta energía.

También se deben definir criterios comunes de confiabilidad, prioridades en racionamientos y distribución de rentas de congestión.

Pero, a pesar de los estudios realizados, América Latina está lejos de concretar una integración energética, aseguró a IPS el uruguayo Oscar Ferreño, coordinador internacional de generación del CIER.

Ferreño precisó que sí existe un área interconectada de los países fundadores del Mercado Común del Sur (Mercosur), Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, pero advirtió que “hay una barrera natural difícil de sortear, que es la cordillera de los Andes”.

De cualquier modo, hay varias iniciativas de interconexión bilateral o multilateral que han sido analizadas. Algunas podrían concretarse, adelantó.

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