El nuevo informe de Oxfam, Oxfam Intermón en España, Receta para la pobreza revela que las principales empresas farmacéuticas del mundo han dejado de aportar cerca de 3.800 millones de dólares anuales en ingresos fiscales en un total de 16 países. El informe analiza las cuentas anuales de las empresas Pfizer, Merck & Co (MSD), Johnson & Johnson y Abbott entre 2013 y 2015.

El documento apunta que de esos 3.800 millones de dólares anuales, han dejado de pagar 3.700 en nueve países desarrollados: Alemania, Australia, Dinamarca, EE.UU., Francia, Italia, Nueva Zelanda y Reino Unido. De esta cantidad, se estima que en EE.UU. estas empresas podrían haber reducido su contribución fiscal en alrededor de 2.300 millones de dólares anuales, lo que bastaría para cubrir el seguro médico de cerca de un millón de niños y niñas en situación de pobreza en ese país.

Además, se calcula que estas empresas hayan eludido el pago de casi 112 millones de dólares anuales de impuestos en siete emergentes: Chile, Colombia, Ecuador, India, Pakistán, Perú y Tailandia. Si los Gobiernos de estos países invirtiesen este dinero en servicios de salud, se podría financiar la vacunación de 10 millones de niñas contra el virus que causa el cáncer cervical, uno de los tipos de cáncer más mortales que provoca la muerte de una mujer cada dos minutos. Alrededor del 90% de estas muertes se producen en países en desarrollo.

 “Estas corporaciones privan a los Gobiernos de ingresos fiscales que podrían invertir en servicios de salud, fijan precios que hacen imposible el acceso a medicamentos a las personas más vulnerables, y utilizan su poder e influencia para obstaculizar cualquier intento de reducir el precio de los medicamentos y de controlar sus prácticas fiscales” afirma Susana Ruiz, responsable de Justicia Fiscal de Oxfam Intermón.

El análisis de Oxfam indica que estas cuatro empresas habrían estado transfiriendo sus beneficios desde los países en los que tienen actividad económica a paraísos fiscales con tipos impositivos muy bajos o inexistentes. A pesar de la opacidad de estas empresas sobre sus prácticas financieras, los datos disponibles revelan que, en países con tipos impositivos estándar, el promedio de los márgenes de beneficio antes de impuestos es de solo el 6%, en comparación con el 31% en los paraísos fiscales de Bélgica, Irlanda, Países Bajos y Singapur.

La evasión y elusión fiscal está alimentando la crisis de desigualdad y ampliando la brecha entre ricos y pobres. Cuando las grandes empresas no pagan los impuestos que les corresponden, son las personas más vulnerables las que más sufren, ya que los Gobiernos tienden a recortar servicios básicos y a incrementar impuestos más regresivos. Las mujeres en situación de pobreza son las que salen peor paradas, ya que suelen ser las que más dependen de los servicios públicos de salud, las que se ocupan de sus seres queridos cuando estos servicios se derrumban, y las que asumen una mayor parte de los impuestos regresivos.

“Estas empresas farmacéuticas se presentan a sí mismas como bastiones de la responsabilidad social, pero sus prácticas empresariales revelan un panorama muy diferente. Pfizer, Merck & Co, Johnson & Johnson y Abbott deben pagar los impuestos que les corresponden; garantizar que los medicamentos sean asequibles; y dejar de manipular las legislaciones gubernamentales, ya que esto socava la lucha contra la pobreza y la desigualdad. Los Gobiernos también deben instar a las empresas a publicar información financiera sobre cada uno de los países en los que tienen actividad económica, para que sea evidente si pagan o no los impuestos que les corresponden de manera justa”, señala Ruiz.

En España

La lucha contra los paraísos fiscales también debe ser una prioridad absoluta en la agenda de reformas en España. Más de la mitad de la inversión que llega a nuestro país lo hace a través de un paraíso fiscal, lo que supondría una pérdida de al menos 1.550 millones de euros.

La crisis se ha saldado en nuestro país con un doble efecto sobre la ciudadanía, que es urgente revertir. En 2007, las familias aportaban el 74% del total de ingresos recaudados, para pasar a aportar un 83% en 2017. En el mismo periodo, las empresas aportaron 22% y 12%, respectivamente. Mientras todos los impuestos han recuperado su nivel recaudatorio, el impuesto de sociedades sigue recaudando por debajo de la mitad que antes de la crisis, a pesar de que en lo que va de siglo, el resultado contable de las grandes empresas se ha más que duplicado.

Por eso, Oxfam Intermón con su campaña El dinero que no ves, pide al Gobierno que ante la batería de propuestas que ha presentado, pase ahora a la acción, priorizando la elaboración de una lista negra de paraísos fiscales objetiva y ambiciosa antes de que acabe el año. Sería absurdo que países entre los más pobres del planeta como Namibia, acaben señalados mientras conocidas jurisdicciones como Singapur, Islas Caimán o los territorios más agresivos en el corazón de Europa se quedan fuera.

Además, el gobierno tiene en su mano frenar la sangría en el Impuesto de Sociedades elevando el tipo efectivo que pagan las grandes empresas, y acercándolo al tipo nominal, sin posibilidad de acceder a otros tratamientos preferenciales ni activar créditos fiscales. El conjunto de las empresas del Ibex35 tienen cerca de 60.000 millones en créditos fiscales, lo que equivale a 8 años enteros de recaudación en el Impuesto de Sociedades.

Es urgente un impuesto a las grandes tecnológicas, que actúe como antídoto temporal para recuperar ingresos por actividades que son virtualmente intocables en estos momentos, por las ineficiencias del sistema fiscal internacional. Es el gran reto de la agenda global en materia fiscal. Por último, mientras se negocia un acuerdo europeo más amplio y cuando se cumplen diez años de la crisis financiera, hay que poner coto a las prácticas más especulativas y recuperar capacidad recaudatoria aplicando el impuesto a las transacciones financieras, siguiendo el ejemplo de otros países de la UE, mientras se negocia un acuerdo europeo más amplio.

Reducir la desigualdad en España y priorizar las políticas sociales requeriría una reforma integral del diseño tributario de nuestro país, que a día de hoy sigue recaudando 7 puntos menos de PIB que nuestros vecinos europeos. “Para resolver la urgencia del gasto público hay que empezar por atajar las deficiencias de nuestro sistema fiscal” dice Susana Ruiz.