«Tendremos que confiar en nosotros mismos, nuestros propios recursos y nuestros esfuerzos»

Thabo Mbeki

SUD
África: EL FUTURO

Quizás el paradigma de la nueva forma de hacer política en Africa, y de los nuevos políticos africanos, sea Sud
África. Desde 1994 se ha dotado de una constitución, entrado en un sistema de elecciones libres y emprendido una descentralización administrativa de las regiones. Paria de la escena internacional durante el apartheid, se ha convertido en un referente a nivel regional y mundial.

La nueva Africa del Sur está embutida en su metamorfosis. Es como si en 1994 el país pasara de tener 5 a 40 millones de habitantes buscando la creación de un nuevo Estado. Con el 40% del PIB subsahariano, está inmerso en traducir la revolución democrática en desarrollo equilibrado para el conjunto de su población.

Su éxito se está traduciendo en la ambición sudafricana por exportar sus multinacionales y su modelo económico al resto del continente, y por erigirse en el gran arquetipo político de la zona. De hecho, este país está tejiendo las cuerdas necesarias para ser el modelo de sus vecinos y tener una influencia incontestable sobre ellos.

La persona que catalizó todo este movimiento es Nelson Mandela. Después de años de lucha pacífica se convirtió, el citado 1994, en el primer presidente negro de un país convertido a la democracia. Su ejemplo le valió el Premio Nobel. Supo hacer un borrón y cuenta nueva de tal manera que no hubiera revanchismo en la nueva clase política sudafricana, lo cual ha sido una de las bases del éxito de esta nación. Tuvo el acierto de combatir las desigualdades y establecer una comunicación entre las comunidades raciales.

Gracias a la nueva generación de políticos sudafricanos el renacimiento sudafricano no violento es tanto un ejemplo a escala del continente, como una afirmación cultural, económica y política propia

No menos importante ha sido la labor de Thabo Mbeki, el sucesor de Mandela en la presidencia a partir de 1999. Su obra ha consistido en fortalecer la estabilización política del país y consolidar las reformas emprendidas (construcción de viviendas, acceso al agua potable y a la electricidad, mejora del sistema educativo, ayuda a los más desfavorecidos, etc.).

La situación no es idílica puesto que queda mucho por hacer y las expectativas de parte de la población se ven frustradas, al mismo tiempo que ciertos errores de inexperiencia de los antiguos líderes políticos reconvertidos a directivos han provocado quiebras y problemas sociales. Las principales sombras de este cuadro son el paro galopante, la violencia policial y los crímenes contra las mujeres y los extranjeros. Sin embargo, las organizaciones de defensa de los derechos humanos se muestran satisfechas y se cuenta con una libertad de prensa real.

Sudáfrica ha posicionado su política exterior como una yuxtaposición de una influencia de proximidad y de una reivindicación de su papel de defensora de Africa. Así, ha mediado en los conflictos regionales de Angola, Burundi y República Democrática del Congo. Es el líder natural del SADC (Comunidad para el Desarrollo de Africa Austral). Atrae numerosas conferencias internacionales, en especial la Cumbre mundial sobre el desarrollo sostenible de 2002. Y para las potencias occidentales Africa del Sur es el país estabilizador de la región

En fin, gracias a la nueva generación de políticos sudafricanos el renacimiento sudafricano no violento es tanto un ejemplo a escala del continente, como una afirmación cultural, económica y política propia.

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SENEGAL: OTRA VISIÓN

Otro ejemplo de los nuevos políticos africanos, en otro ámbito distinto al estatal, es el Forum civil de Senegal, una de cuyas características es estar compuesto por líderes de opinión sin ninguna afiliación política.

fotoEl Forum civil representa la rama senegalesa de la organización Transparency International. Su trabajo se centra en la defensa del buen gobierno, de la transparencia y de la lucha contra la corrupción. Pero junto a esto, el Forum civil se empeña en la creación de una ciudadanía real. En definitiva, esta organización trabaja para promover una democracia que integre las dimensiones política, económica, social y cultural.

Como ejemplos prácticos de su actuación podemos citar la ayuda colectiva que ofreció a las víctimas del naufragio del Joola, ofreciéndoles asistencia jurídica gratuita. Ha puesto en funcionamiento dos centros de asistencia jurídica y administrativa para ayudar a los senegaleses a desenvolverse en los meandros de la Administración. Está embarcado en la aparición de observatorios de gobernabilidad en las diversas regiones del país y en la puesta a punto de un método de gestión para las colectividades locales dando acceso, después de un examen previo, a una marca de buen gobierno favoreciendo la cooperación descentralizada. Igualmente hay otras iniciativas que el Forum está abordando y que nacen dentro de la sociedad civil senegalesa, demostrando su grado de estructuración y su frescura.

En este Forum civil encontramos figuras destacadas como la de uno de sus antiguos presidentes: Maître Mame Adama Gueye, abogado en la corte de apelación de Dakar. Este jurista tiene enfocada su trayectoria dentro de la idea de trabajar por una nueva ciudadanía con el fin de que los ciudadanos sean conscientes que son los mandatarios del poder. Este hombre ha trabajado denodadamente para aumentar las tasas de inscripción en las listas electorales. De la misma forma, ha mediado entre las diversas fuerzas políticas en esta materia y en la aceptación de los resultados electorales. Pero su trabajo fundamental se ha centrado en los citados aspectos del buen gobierno y de la lucha contra la corrupción.

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BOTSWANA: EL EJEMPLO

Botswana es un país cuyo desarrollo conoce una de las progresiones más fulgurantes. Sus tasas de crecimiento impresionantes, su prudencia en la gestión económica, su estabilidad política y la eficacia de su sistema social son elogiados internacionalmente.

Contrariamente a lo que sucede en la mayor parte de los países africanos, Botswana ha logrado a través de su éxito económico escapar de la lista de los países más pobres del planeta, situándose en un país de ingresos medios dentro de la clasificación del Banco Mundial.

Si bien es cierto que el descubrimiento y explotación de diamantes está detrás de este éxito, también lo es que gracias a una buena disciplina fiscal y a su real estabilidad política se han conseguido tan notables resultados. Pero el acierto mejor de todos ha sido la sabia inversión que se ha realizado en provecho de su población: los servicios sociales y la educación son considerados como los mejores de Africa.

Botswana ha logrado a través de su éxito económico escapar de la lista de los países más pobres del planeta, situándose en un país de ingresos medios dentro de la clasificación del Banco Mundial

El artífice de todo esto ha sido su presidente Festus Gontebanye Mogae, quien fue director para el Africa anglófona en el Fondo Monetario Internacional, gobernador del Banco de Botswana y ministro de Finanzas y Planificación del desarrollo. Posteriormente, fue vicepresidente de su país, entre 1992 y 1998, hasta que sucedió a Ketumile Masire en la presidencia, cuando éste se retiró de la política.

Mogae es a la vez jefe de Estado y jefe de gobierno. Consiguió llevar a su país al más rápido crecimiento económico del mundo, dotarlo de uno de los sistemas de seguridad social más avanzados del Africa subsahariana y, todo esto, dentro del multipartidismo. El Partido Democrático de Botswana, que él dirige, persigue una política neoliberal persuadido de que el sector privado es el motor del crecimiento económico y de que las intervenciones del Estado en la economía deben reducirse al máximo. Mogae ha apostado por diversificar las actividades productivas y, tras su reelección en 2004, se ha trazado la meta de poner fin a la pobreza y al desempleo, así como erradicar el SIDA de Botswana para el 2016.

CAMERÚN: EL ESTÁNDAR D

Desde el plebiscito de 1961, Camerún adoptó un modelo innovador que reunió en una estructura federal a dos Estados cameruneses con dos pasados colonialistas políticos y lingüísticos diferentes. Una de las figuras claves de aquel momento fue el antiguo presidente Ahmadou Ahidjo, quien dijo: “Después de más de cuarenta años de separación, reconstituimos lo que fue anteriormente una familia, una nación y un Estado. Expreso mi deseo de que esta reunificación del territorio nacional simbolice la unidad que reina en nuestros corazones y en nuestros espíritus”. El 20 de mayo de 1972 el Estado federal se transformó en un Estado unitario.

fotoEl régimen autoritario de Ahmadou Ahidjo, al igual que otros presidentes africanos que ocuparon tal puesto por primera vez después de la descolonización, creía en el monopartidismo para garantizar la configuración de una identidad nacional y asegurar la estabilidad. Esos años están marcados en Camerún por la fuerte presencia gubernamental en todos los ámbitos y por la tiranía.

Después de la dimisión de Ahidjo por motivos de salud, vino la época de Paul Biya, formado en Francia y llegado a presidente en 1982 al ser el primer ministro de Ahidjo. El mismo Ahidjo encabeza un intento de golpe de estado contra Biya en 1984. En 1991 la revuelta civil le obliga a aceptar las elecciones libres. Sus métodos antidemocráticos le permitieron ganar las elecciones de 1992, 1997 y 2004.

Por todo esto surgen en Africa y, particularmente, en Camerún figuras como la de Mwalimu George Ngwance, escritor, poeta, analista político y partidario del panafricanismo (con publicaciones significativas como la titulada “Way Forward for Africa”). Dirige la organización de la sociedad civil AFRICAphonie.

Este activista de la democracia, en vez de amasar una fortuna fácil cantando alabanzas al régimen, prefirió estar del lado de su pueblo. Por ello, es el portavoz del Comité para la participación de candidatos independientes en el proceso electoral de Camerún. Ngwance es un intelectual de gran talla que ha sido la conciencia y el corazón de muchos africanos y cameruneses que buscan su identidad y un futuro libre y mejor.

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KENIA: EL CLÁSICO

Kenia siempre ha sido una pieza fundamental de estabilidad en Africa, y más acentuadamente en el Este del continente, por lo cual ha recibido el apoyo de los países del occidente desarrollado. Este país ha mantenido de forma constante un sistema democrático, con una prensa madura y unas elites bien formadas y experimentadas.

Pero, rompiendo estereotipos, no todos los actuales líderes de Africa son de una etnia autóctona. Así, Richard Leaky, que muchos consideraron como el hombre providencial para efectuar una vasta reforma administrativa, es blanco. Es un keniata que ama a su país y que está dispuesto a implicarse en la resolución de sus problemas. Es por lo que ya estuvo en el ojo del huracán a la hora de dirigir los servicios de protección de la fauna salvaje. De la misma forma, participó en la creación del partido de la oposición Safina. Y ni siquiera un accidente de avión, que le hizo perder los pies, le han detenido.

La determinación de este hombre llevó al gobierno de Kenia a encargarle la mencionada reforma de la administración. Y, como muchos de los keniatas, está convencido de que es el sector privado el que hace funcionar la economía. Leaky supo rodearse de personas experimentadas para realizar su tarea, de tal forma que en su país a este comando anticorrupción le llamaron el “Dream Team”.

Una de las piezas claves en este equipo fue Martin Luke Oduor Otiendo, secretario permanente del ministerio de Finanzas y de la Planificación. Este tránsfuga del sector privado es uno de los representantes respetados de la nueva guardia en la que el pueblo keniano puso toda su confianza para operar las reformas.

Todos estos líderes que hemos destacado no son nada más que la punta del iceberg de una nueva clase política que aspira y lucha por una sociedad mejor en Africa. Ellos tienen en sus manos el futuro del continente

Aunque las reformas tuvieron sus límites, la cultura y las infraestructuras de la función pública mejoraron ostensiblemente. No obstante, con el actual presidente Kibaki la corrupción se ha vuelto a enseñorear de la escena pública.

Otra de las figuras que destacan, al margen del aparato de gobierno, es el pastor presbiteriano Timothy Njoya, quien lleva una lucha de casi cuarenta años contra la injusticia y a favor de las reformas políticas. Lo cual le ha costado caro a veces: todavía se le aprecian las heridas y los remiendos recosidos que le produjo un ataque que sufrió en el año 1977 después de un ataque violento (según él organizado por Jomo Kenyatta). Incluso su iglesia ha sido cerrada tres veces al acusársele de actividades subversivas.

Cerca de treinta años después de ser salvajemente golpeado por la policía cerca de la iglesia de St. Austin en el curso de una manifestación y ocho años más tarde de ser agredido violentamente de nuevo (esta vez resultó con un brazo roto en otra manifestación), el ardor de este opositor está lejos de estar apagado. Según Njoya, aunque Kenia sufre de una crisis económica crónica,, ha hecho progresos democráticos. Timothy Njoya recibió el Premio John Humphrey a la Libertad en el año 2000.

Igualmente, se puede citar a Davinder Lamba como un combatiente en pro de una educación cívica de los keniatas. Este reformista, junto con otros muchos, aboga por una revisión completa de la constitución, que se ha modificado docenas de veces en cuarenta años como herramienta de cambios económicos y políticos.

Todos estos líderes que hemos destacado no son nada más que la punta del iceberg de una nueva clase política que aspira y lucha por una sociedad mejor en Africa. Ellos tienen en sus manos el futuro del continente.