Un total de 1.300 representantes de diferentes organizaciones humanitarias, políticas y religiosas se han reunido en esta emblemática ciudad japonesa con el único fin de escuchar la voz de los más jóvenes y, con el lema de “Aprendiendo a compartir: valores, acción, esperanza”, renovar el compromiso de respecto a los derechos de los niños en cada país del mundo. 42 niños con edades comprendidas entre los 13 y 18 años fueron los portavoces de la infancia y expresaron sus deseos y preocupaciones, con el fin de resolver tres de los más acuciantes problemas que sufre la infancia: la pobreza, la violencia y la degradación medioambiental.

La elección del emplazamiento no es circunstancial y va más allá de la simbología de paz de la ciudad. Hiroshima es reconocida también por llevar a cabo entre su población un plan especial de desarrollo para la niñez cuyo objetivo es desarrollar un sistema de atención global y completo a los menores.

El fin último de este foro es ambicioso, pero factible, y consiste en promover el diálogo entre las naciones a la vez que se da voz a la propia infancia, buscando unas conversaciones permanentes entre líderes y niños, que permita detectar problemas de raíz y buscar soluciones conjuntas.

Quemadas vivas quince mujeres keniatas acusadas de brujería


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Sucedió en Kenia en pleno siglo XXI, si bien podríamos estar relatando un acontecimiento ocurrido en el medievo o en pleno siglo XVIII en las recién creadas colonias en Estados Unidos, dónde la caza de brujas fue una práctica habitual y deplorable.

Una muchedumbre encolerizada, una mínima sospecha y mucha superchería y oscurantismo han llevado a la muerte de quince mujeres inocentes de la manera más cruel. Los vecinos del pueblo de Nyakeo, en Kenia, organizaron de manera espontánea su propia “caza de brujas” con las sospechas de que las quince mujeres posteriormente asesinadas, eran las causantes de una oleada de sordera, locura, mala suerte y hasta pérdida del habla. Sin ninguna piedad las mujeres fueron arraancadas de sus hogares, apaleadas, atadas y finalmente quemadas vivas, para regocijo de los incitadores, que seguramente pensaron que así acabarían con todas las maldades de las que venían siendo objeto.

Este hecho no es aislado, ya que, durante la década de los noventa, decenas de mujeres ya fueron acusadas y ajusticiadas por practicar la brujería en esta zona del país africano que ya es conocida entre la población como “zona de brujas”.

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Una voz para los kurdos


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Un libro publicado por la escritora venezolana Carol Prunhuber, ha visto la luz por fín, tras años y varios intentos de publicación. “Pasión y muerte de Rahmán el kurdo”, publicado finalmente por la editorial Alfa, narra la historia de Abdul Rahmán Ghasemlú, lider de los kurdos asesinado en extrañas circunstancias, junto con uno de sus colaboradores y un intermediario, en Viena en 1989 mientras se encontraban negociando las vías de paz con dos emisarios del gobierno iraní.

Denominados en alguna ocasión como los “huérfanos del universo”, el pueblo kurdo rara vez obtiene espacio en los medios de comunicación y sin embargo son a menudo utilizados por las grandes potencias como chivos expiatorios. Sin embargo, nos encontramos ante el pueblo son estado más grande que existe en el planeta: 30 millones de kurdos habitan repartidos entre irán, Irak, Siria y Turquía.

El protagonista del libro, Ghasemlú, fue un joven comunista que se doctoró en Economía en Checoslovaquia en los años 50, se hizo socialdemócrata en los 60 y lideró durante décadas el Partido Democrático del Kurdistán Iraní (PDKI), que llegó a dirigir en 1946 la efímera y prosoviética república kurda de Mahabad, noroeste de Irán. A pesar de dirigir miles de combatientes campesinos, Ghasemlú era un intelectual, un amante de la literatura, un político culto que hablaba hasta siete idiomas y poseía una visión global de los temas con los que convivía. Aunque su deseo de independizar el Kurdistán se tornó una utopía, supo vertebrar una tesis sobre la autonomía como camino hacia la paz. Esta tesis es la que defendía el día de su muerte en Viena.