Hoy, un rayo de esperanza se cierne sobre el oso pardo, pues hay signos evidentes de su paulatina recuperación.

Se le ha visto aparecer por algunos de los bosques de Europa y para no ser menos también han aparecido nuevos ejemplares en las montañas cantábricas. Se han podido capturar imágenes de pequeñas colonias de osos pardo. La razón de ésta proliferación es el aumento de las hembras en edad fértil gracias a la reducción de la caza furtiva.

Se estima que hay una colonia de unos cien osos pardos en el oeste de las montañas y otra más pequeña al este con unos 30 individuos. A pesar de ésta buena noticia, el oso pardo sigue en peligro de extinción pues no representan un número sustantivo como para eliminarlos de la, tan lamentable, lista roja de especies en peligro de extinción, además las probabilidades de superviviencia son bastante limitadas.

El director de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero, explica que sería muy interesante y casi necesario que existiera un corredor entre ambos grupos de osos, de unos 30 kilómetros de distancia y protegido, para garantizar la supervivencia y la diversidad genética como único camino de protección ante su inminente extinción.

En los Pirineos los osos pardos que se empiezan a ver, han sido introducidos gracias a la importación de especies procedentes de Eslovenia, pero los osos cantábricos responden a la protección del medio y son especies únicas de la Península Ibérica, especies únicas en Europa.

Como decíamos al principio la evolución positiva de la que están disfrutando se debe al intenso control y las grandes penas a las que se enfrentan sus máximos depredadores, los cazadores furtivos. Esto demuestra la despiadada profesión a la que se dedican unos cuantos para satisfacer los caprichos de otros tantos. Hoy en día matar un oso conlleva penas de cárcel de dos años y unas multas económicas que ascienden hasta 300.000 euros, tachadas de delito ecológico. Tras este dato sería bueno que los gobiernos se plantearan nuevas leyes y nuevos delitos ecológicos no sólo para salvar una especie determinada, sino para salvar el Planeta entero. Quizá sólo seamos capaces de responder ante las multas y la cárcel para comprender que hace falta que todos arrimemos el hombro.

Lamentablemente los furtivos siempre seguirán existiendo y si no pueden cazar una especie seguirán con otra, como es el caso de jabalíes y lobos que son asediados con trampas mortales y venenos introducidos en sus habitats.

Es evidente que ahora que empieza un periodo de renacimiento, no se debe olvidar la buena colaboración que ha existido entre las autoridades y las organizaciones voluntarias para controlar la caza ilegal, este hecho ha contribuido al establecimiento de nuevas manadas que deben de prosperar a toda costa. Las hembras de éstos grupos permanecen unidas a sus cachorros durante mucho tiempo y sólo se mueven en espacios bien definidos, mientras que los osos macho vagan por un territorio mucho más amplio. Hay que tener en cuenta que a causa del calentamiento global, la zona cantábrica es ahora mucho más cálida y ofrece forraje y bayas durante todo el año, esto ha provocado que muchas hembras ya no hibernen desde el 2006.