El abismo norte-sur crece por segundos, y mientras tanto, nosotros, “los del norte” estamos cada día más inmunizados del gemido de nuestro planeta, y no escuchamos sus gritos, que claman auxilio.

Pero, no todo es negativo, mucha gente va abriendo sus ojos, limpiando sus oídos y comenzando a despertar. Más o menos críticos, la gente comienza a moverse, a hacer algo. Más o menos efectivos y fecundos, las personas se van comprometiendo en distintos espacios como voluntarias. Hay una gran voz de esperanza en forma de solidaridad que nace en nosotros. Grandes o pequeños, hombres o mujeres, altos o bajos,… todos podemos hacer algo.

En el norte hay mucho camino por hacer: cambios de estilos de vida para que sea universalizable, sensibilización, estructuras que deben repensarse,… En el sur el trabajo es tanto o más necesario, salir de la situación de pobreza y exclusión depende de todos.

Nosotros, que estamos estudiando o trabajando, pero que la mayoría hemos tenido acceso a la educación, tenemos mucho que hacer y denunciar. Somos unos privilegiados, con una poderosa herramienta en nuestras manos: el saber. Saber que puede estar al servicio de los más ricos de este mundo o que puede mirar con cariño a los más débiles y poner todo lo aprendido en manos de la gente que más lo necesita. Las experiencias y formas son múltiples:

  • Cómo estar en clase –de forma individualista, o compartiendo con los compañeros, estudiando juntos o con otros, sentándome con los más listos o con los que pueden necesitar que les eche una mano, excluyendo al inmigrante que llega al aula o integrándole en mi grupo de amigos.
  • Implicarme en los órganos de gobierno y defender ahí a los más débiles.
  • Qué asignaturas elegir.
  • Comprometerme en mediaciones sociales, políticas, etc. dedicando parte de mi tiempo a construir un mundo más justo, a ser elemento integrador en nuestra sociedad.
  • Con quién hacer un trabajo y qué temas elegir.
  • Qué tema seleccionar para mi proyecto fin de carrera o mi tesina;
  • Cómo ir descubriendo la dimensión social de mis estudios y mi vocación profesional para que estén a favor del sur, etc.
  • Elegir mi trabajo teniendo en cuenta las ganas de luchar por esta situación de injusticia.
  • Cómo situarme en el trabajo teniendo presente a los más empobrecidos de nuestro mundo.
  • Tener en cuenta a los que sufren en mi día a día: en el consumo, el tiempo libre, en la forma de usar mi dinero (compartir, banca ética, etc.), en las decisiones que voy tomando,…
  • Aprovechar las posibilidades de la educación, de los institutos y universidades, y las puertas que desde ahí se nos abren para mostrar la verdadera situación de nuestro mundo. Para que los estudiantes descubran que son unos privilegiados y que su estudio se puede poner al servicio de un mundo más justo y humano.
  • Unirnos a campañas, firmas, o promover exposiciones, charlas, etc. que presionen desde el Norte para que en el sur cambien las estructuras y se impulse una educación para todos, ya que es claro que la educación es un motor de cambio social y pilar fundamental para el desarrollo de los pueblos.

Son muchas posibilidades de elección que tenemos en nuestra mano y que nos empujan a decantarnos a un lado u otro de la balanza.

Todos tenemos la posibilidad de optar por el “Sur”, las herramientas necesarias son abrir los ojos, los oídos, tener ganas de ponerse a buscar los cómos y estar dispuesto a ensuciarse las manos.

¿Tú de qué lado estás?

Sonia Fernández Holgin