En una de las perturbadoras fotografías enviadas a Survival International se ve a un hombre al que, según parece, le habrían amputado los brazos.
El ataque se produjo en represalia a la campaña que desarrollan los indígenas gamelas para recuperar una pequeña parte de su territorio ancestral. Su tierra ha sido invadida y destruida por agroganaderos, madereros y otros invasores, forzando a los gamelas a vivir hacinados en una pequeña parcela de terreno. Los gamelas son los habitantes nativos de esta región en el estado brasileño de Maranhão.
Poderosos intereses del agronegocio, entre quienes al parecer se encuentra la familia Sarney, llevan un tiempo en conflicto con la tribu. En esta familia se encuentra un expresidente de Brasil y una antigua gobernadora del estado de Maranhão.
Testigos del ataque han declarado que los agroganaderos se congregaron en una barbacoa y se emborracharon, antes de rodear el campamento de la comunidad gamela, donde dispararon con sus armas a los indígenas y los atacaron con machetes causando heridas de gravedad. Los testimonios apuntan a que la policía local se encontraba presente y consintió que se produjera el ataque.
Los gamelas habían recibido varias amenazas de muerte en respuesta a sus intentos de regresar a su tierra. En una declaración difundida por la ONG brasileña Conselho Indigenista Missionário (CIMI), aseguraban: “Se engañan quienes piensan que la muerte pondrá fin a nuestra lucha: si nos matan, como semillas vamos a germinar las luchas de los pueblos. Ni el miedo, ni las balas asesinas de los terratenientes podrán detenernos.”
El ataque ocurrió pocos días después de las masivas movilizaciones indígenas que se celebraron en Brasilia contra una serie de cambios legislativos propuestos, que de salir adelante podrían tener consecuencias devastadoras para los pueblos indígenas.
El robo de tierras es el mayor problema al que se enfrentan los pueblos indígenas y tribales. Por todo el mundo las sociedades industrializadas les roban sus tierras para lucrarse.
Los activistas temen que los estrechos lazos entre el grupo de presión del agronegocio y el Gobierno del Presidente Temer, instalado en el poder tras el proceso de destitución de Dilma Rousseff en 2016, podrían derivar en un aumento de la violencia genocida y del racismo contra los pueblos indígenas brasileños.
“A día de hoy presenciamos el mayor asalto contra los indígenas de Brasil en las dos últimas generaciones”, declaró el director de Survival International, Stephen Corry, quien agregó: “Este terrible ataque es un síntoma de la brutal y continuada ofensiva que está aniquilando a comunidades indígenas por todo el país. Actos atroces como este no acabarán hasta que los culpables sean procesados y Brasil empiece a garantizar los derechos territoriales indígenas como debe hacer según su propia legislación y el derecho internacional”.
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