Esta tierra de leche y miel, paraíso donde todos llegan intentando ver cumplidos sus sueños no siempre fue así; antes de la llegada de los españoles su población indígena era de unos 300.000 indios de distintos grupos étnicos y culturales, una escasa población para un territorio muy extenso siendo la gran mayoría nómadas cazadores y recolectores. Los datos recogidos por los antropólogos demuestran que California era una de las ecorregiones más diversas de Norteamérica los indios están unidos en unos seis grupos lingüísticos distintos aparte de un numeroso numero de leguas aisladas sin parentesco.

 En España existía una leyenda medieval según la cual, cuando los árabes  tomaron Mérida, siete obispos huyeron llevándose los tesoros de la catedral. Los fugitivos se instalaron en un lugar lejano y desconocido, fundando siete ciudades llenas de maravillas, una especie de reino ideal y feliz repleto de riquezas. Ese género de utopías estimulaba la ambición de los españoles y su determinación para descubrir y conquistar nuevas tierras buscando las siete ciudades de oro de Cibola o el Dorado.

Al poco de la conquista de México, un franciscano llamado fray Marcos de Niza hizo una expedición que le llevó hasta Nuevo México y que termino en fracaso pero volvió contando un cuento fantástico: había encontrado las ciudades de Cibola, donde los indios comían en vajillas de oro y plata, decoraban sus casas con turquesas y se adornaban con perlas gigantes y esmeraldas. No se sabe si inventó esta historia para enmascarar su fracaso pero como no se disponía de otra información se dio por cierta.

Hernán Cortes atraído por estos cuentos fantásticos, envió varias expediciones en 1533, 1534 y 1535 no encontrando nada.

 Cuatro años más tarde Cortes decide patrocinar un cuarto viaje de exploración a la Mar de Sur (nombre que se le daba entonces al Océano Pacifico) al mando de Francisco de Ulloa.

Ulloa partió de Acapulco adentrándose  en el golfo de California llegando a la población abandonada de Santa Cruz conocida hoy como La Paz, que fue fundada anteriormente por Fortún Jiménez en la segunda expedición. Volvió a tomar posesión de nuevo de dichas tierras y continúo subiendo   desembarcando en extremo norte de la Mar bermeja (bautizada así por el color rojo de las aguas que vertía el río Colorado), tras esto regresó al poblado de Santa Cruz.

El 5 de Abril de 1540 escribe una carta a Cortes relatando los hechos de la exploración y mandando de vuelta el buque “Santa Águeda”, continuando él adelante con el buque “Trinidad”. Ulloa y su gente desaparecieron sin volver a tener noticias de ellos.

Tras de la desaparición de Ulloa se abandonó todo proyecto de las tierras recién exploradas, como estas tierras pertenecían Cortes por Cedula Real, uno de sus enemigos del que solo se sabe que le nombran Alarcón, las llamo “California” en un escrito que circuló en aquel entonces como burla hacia Cortes por haber fracasado al intentar establecer una colonia. El nombre “California” se cita en “Las Sergas de Esplandián”, novela de caballería muy famosa en la época que hablaba de una isla imaginaria a la derecha de las Indias, junto a los linderos del Paraíso Terrenal, habitada por unas amazonas negras.

Antiguo mapa de 1650 donde se representa a California como una isla

Sabed que a la diestra mano de las Indias existe una isla llamada California muy cerca de un costado del Paraíso Terrenal; y estaba poblada por mujeres negras, sin que existiera allí un hombre, pues vivían a la manera de las amazonas. Eran de bellos y robustos cuerpos, fogoso valor y gran fuerza. Su isla era la más fuerte de todo el mundo, con sus escarpados farallones y sus pétreas costas. Sus armas eran todas de oro y del mismo metal eran los arneses de las bestias salvajes que ellas acostumbraban domar para montarlas, porque en toda la isla no había otro metal que el oro.”

“Las sergas de Esplandián, de  García Ordóñez de Montalvo (Sevilla, 1510)”.   

 Pedro de Alvarado comenzó a preparar una expedición a las “Islas de Poniente” pero su prematura muerte paraliza la empresa hasta que  Antonio de Mendoza y Pacheco primer Virrey de Nueva España decide continuar adelante con el proyecto y explorar el Pacífico. La expedición  fue dividida en dos grupos; el primero iría mandado por Ruy de Villalobos y se dirigiría al oeste; el segundo lo mandaría Juan Rodríguez Cabrillo dirigiéndose hacia el norte recorriendo la costa americana.

Primer dibujo conocido de un búfalo. Autor Vicente de Zaldívar, 1598. España. Ministerio de Cultura. Archivo General de Indias. MP-Estampas, 1; Patronato, 22, R. 13, fols. 1019-1021

El 24 de junio de 1542 Cabrillo parte en tres buques del puerto de Barra de Navidad en Jalisco. Después de zarpar recorre la costa de Colima y enfila hacia la península de Baja California, mientras la recorren van levantando mapas y documentando el terreno y dejando constancia de lo que veían por donde avanzaban, el 17 de septiembre llegan a un buen puerto al que nombran San Mateo actual puerto de Ensenada, describiendo de la siguiente manera:

“Domingo, a 17 días del dicho mes, anduvieron navegando para seguir su viaje, y obra de seis leguas del Cabo de la Cruz hallaron un puerto bueno y cerrado, y para llegar allá pasaron por una isleta que está cerca de la tierra firme; en este puerto tomaron agua en una lagunilla de agua llovediza, y hay arboledas como de ceibas, ecepto que es madera recia; hallaron maderas gruesas e grandes que traía la mar llámase este puerto San Mateo, es buena tierra al parescer, hay grandes sábanas, e la yerba como la de España, y es tierra alta y doblada; vieron unas manadas de animales como ganados que andaban de ciento en ciento e más, que parescían en el parescer y en el andar ovejas del Pirú, y la lana luenga; tienen cuernos pequeños de un jeme en luengo y tan gordos como el dado pulgar, y la cola ancha y redonda e de longor de un palmo; está en 33 grados y tercio; tomaron posesión en él, estuvieron en este puerto hasta el sábado siguiente.”

“El jueves siguiente anduvieron obra de seis leguas por costa de Nornorueste, y descubrieron un puerto cerrado e muy bueno, al cual pusieron nombre San Miguel; está en 31 grados y tercio, y después de surcos en él, fueron en tierra y había gente, de los cuales esperaron tres e todos los otros se huyeron; a estos dieron algunos rescates, y dijeron por señas que por dentro en la tierra habían pasado gente como los españoles, amostraban tener mucho miedo; este dicho día a la noche fueron de los navíos en tierra a pescar con un chinchorro, e paresce que estaban ahí algunos indios y comenzáronlos a flechar y hirieron tres hombres”.

“Relación del descubrimiento que hizo Juan Rodríguez, navegando por la contracosta del Mar del Sur al Norte, hecha por Juan Páez (julio de 1542)”.

 La expedición acaba de descubrir la bahía de San Diego.

Continuando su exploración hacia el norte el 6 de octubre está en San Pedro (Puerto de los Ángeles) y el 9 en Santa Mónica, el 7 descubre el archipiélago del Norte (islas Santa Bárbara). Los fuertes vientos hacen que las naves se separen navegando sin rumbo debido a las tormentas, se reencuentran el 15 de noviembre refugiándose en una bahía a la que llaman bahía de los Pinos (bahía de Monterrey) el 18 de noviembre dan la vuelta navegando hacia el sur encontrando refugio en la bahía de la isla San Miguel frente a Buenaventura a donde llegan el 23 de noviembre. Los meses siguientes esperan a que se terminen las tormentas de invierno.

 En una escaramuza con los nativos, Cabrillo se cae rompiéndose un brazo que acaba gangrenándose y muere el 3 de enero de 1543.

Asume el mando Bartolomé Ferrelo y el 1 de marzo la expedición alcanza el cabo Mendocino así llamado en honor al Virrey Antonio de Mendoza. Como persistiera el mal tiempo no pudieron seguir más al norte por lo que regresaron a la isla de San Miguel y de allí al Puerto de Navidad donde atracaron el 14 de abril.

Francis Drake corsario al servicio de Isabel I de Inglaterra en su periplo por el pacifico llego a ver un excelente puerto al que llamo “Nova Albión” y reclamo en 1579 todas la tierras al norte en nombre de la reina, reparó las naves y mantuvo relaciones con los nativos, manteniendo la localización en secreto para evitar que los españoles supieran de ella. Desde allí se dirigió al norte buscando el paso del Noroeste para ir al océano Atlántico.

Conocida la noticia en España, Felipe II ordena al Virrey “poblar y fortificar los puertos de California”. En 1659, el capitán Sebastián Vizcaíno sale de Acapulco alcanzando lo que supone que es Santa Cruz, como es recibido pacíficamente por los nativos lo bautiza como “La Paz”. En una segunda expedición realizada en 1602 recaló en la bahía de San Miguel acampando cerca de una aldea indígena que se llamaba “Nipaguay” e hicieron una misa en honor de San Diego de Alcalá, denominando desde entonces la bahía como San Diego. Poco después arribaron a la bahía de los Pinos llamándola desde entonces bahía de Monterrey, desembarca y la recorre a pie por la zona sur describiéndola como un “puerto natural excelente para el refugio del galeón de Manila” y llegaría hasta el Cabo Blanco de San Sebastián.

Tras estas expediciones la Alta California fue olvidada; los españoles se centraron en las tierras al sur quizá debido a que hacia el noroeste el gran desierto de Sonora y las montañas, obstáculos naturales, bloqueaban el paso y dificultaban el avance, este aislamiento unido a que no se pudo confirmar en ninguna de las exploraciones la existencia de las ciudades imaginarias y de leyenda (historias que acrecentadas por las que contaban los indios y cimentadas por los propios españoles que decían haber estado allí llenaban de fantasía la cabeza de los exploradores), dejo aquella tierra aparcada sin que nadie se interesara por ella salvo los nativos que la habitaban.

Continuará…