Miguel Esteban Torreblanca- ¿Puede explicarnos el título de tu último poemario y la esencia del libro?

Nery Santos Gómez- “Fronteras desdibujadas”. Con la pandemia a pesar de que las puertas de las casas se cerraron, las pantallas se abrieron a otros mundos en  una comunicación virtual sin fronteras, acercándonos. El miedo compartido nos unió.

El libro también se llama así, porque en él se encierra un maridaje de géneros literarios donde las fronteras que los limitan son difíciles y ambiguas. Definitivamente hace ya rato ingresamos en una nueva era de la escritura, haikus, prosa poética, aforismos, sonetos, lenguajes visuales y narrativas diversas se bifurcan y  se mezclan. ¿Dónde quedaron las fronteras?

Este acontecimiento, que nace bajo el abrigo luminoso de la modernidad, tornó más difíciles los intentos de clasificación literaria, dando paso a lo que podríamos llamar hoy “lo escritural”, la pluralidad de escrituras que pueblan los universos de significado y lo enriquecen en formas originales y diversas.

P- ¿Qué le da la poesía frente a la narrativa?

R- Libertad. La poesía es montar un caballo desbocado o hundirse en las profundidades del mar y encontrarse con la ninfa Tetis o con Poseidon. Entrar en el espejo y hurgar en la imagen de mil caras.

Escribir prosa es como ir de paseo al bosque y seguir por los caminos. Con exploración por supuesto que sí, siguiendo caminos alternos, descubriendo otras rutas, observando y narrando pero siempre por los caminos. En cambio la poesía en ese mismo bosque es, sin miedo, subirse a los árboles, dejarse caer en el pasto, observar las nubes y navegar en ese mar de cielo. Dejar el espíritu y las palabras libres que se acomoden bajo el embrujo de tus emociones y sentimientos, pensamientos e inspiración. Para escribir poesía hay que estar emborrachado de emociones, poner todos los sentidos a trabajar y rendir cuenta de ello a la palabra.

P- ¿La poesía es hija de la inspiración o del trabajo?

 R- Decía Federico Garcia Lorca, uno es poeta por la gracia de Dios, pero también gracias al trabajo y al esfuerzo diario.   También recuerdo la frase anónima que dice: Escribir es 10 por ciento inspiración y 90 por ciento transpiración. Yo diría que trabajar sin inspiración no produciría poesía y la inspiración sin el trabajo tendría una vida muy corta.

P- ¿Qué concepción tiene de la poesía?

R- Desde mi mirada, la mejor poesía es aquella en la que la narrativa lírica está construida desde el desbordamiento. Se deberá vaciar el alma pero también el cerebro. Emociones y razonamientos vertidos en palabras simbólicas. Creo que debe haber una desterritorialización lingüística. El poeta debe tener una fortaleza lírica que debe ser también teórica, enriquecida por para lecturas de textos clásicos y también modernos.

P- ¿Qué consejo daría a los jóvenes poetas que están empezando?

R- Invitarlos a calzarse en cuerpos ajenos, en la otredad, habitar en otras pieles. Observar, sentir el mundo, paladearlo y aprender muchas palabras que serán herramientas para trasladar la emoción y el sentimiento. Conocer de historia: de la historia del mundo, de tu país, de tu familia,  y de ti mismo para darle significado universal a tus letras.

P- Ha logrado numerosos premios literarios. ¿Cree que esos poemas y cuentos que le consagraron ganador fueron sus mejores creaciones?

R- El mejor premio es la emoción que te produce escribirlo, terminarlo y luego poder compartirlo con los demás. Por esto estamos creando siempre y nuestras mejores creaciones son aquellas que nos llenan de energía y de la magia de vivir.  

P- Pessoa decía que “la vida no basta, por eso existe la literatura”. Para usted ¿escribir es una necesidad; y cómo justifica los largos periodos de silencio?

R- ¿Necesidad? Tomar aire y respirar. Tomar una taza de café, comer. Tomar un bolígrafo o un teclado y escribir…Sí, es necesario para mi.

En cuanto a los largos periodos de silencio… Si vas a cazar una liebre, te quedas muy callado. Observas sus movimientos, la estudias y entonces planeas su captura. Para escribir debes observar la vida, contemplarla calladamente y tal vez te tome largos períodos de silencio.  Solo así conseguirás atraparla con las palabras y luego ofrecerle esa vida a la historia que quieres contar.

En cuanto al pensamiento de Pessoa, ¡qué invitación tan grande nos hace la literatura! Como dice el mito/poesía sobre los ancianos hombres de mar: Nereo, Proteo, Glauco y Forcis tenían el poder de cambiar de forma, bien podían ser ninfas de radiante belleza como monstruos horrorosos. Con la literatura tú puedes encarnar esos monstruos o habitar esas ninfas. ¡Qué cantidad de vidas y aventuras en el pase de una página!

P- ¿Cómo es su propio proceso a la hora de escribir poesía y narrativa?

R- Uno está escribiendo todo el tiempo en la mente y sintiéndolo. Las ideas te hablan, te convocan, sobre todo cuando tu mente está despierta y descuidada de los avatares del día. No es de extrañar que la inspiración venga cuando te estas duchando o cuando estas recien despertando en las mañanas en un estado de semi inconsciencia. Yo llamo a esta hora, mi “hora florida”. A veces, una idea tiene tanta urgencia de manifestarse en ti y que la escribas, que te levanta en medio de la noche.  Lo más  difícil es  tener la disciplina de sentarse y  trasladarlo al papel.

P- ¿Qué poetas son sus referentes y autores de cabecera?

R- Cuando era una jovencita fui a visitar Mérida en Venezuela que fue fundada por Juan Rodríguez Suárez, nacido en Mérida de Extremadura. Hay allí un monumento a la loca Luz Caraballo. Los niños locales de apartaderos con las mejillas coloradas por el frío, por unas monedas te recitan el poema con el que el poeta Andres Eloy Blanco la inmortalizó. Ahondé en los poemas de Andres Eloy Blanco como el de “Píntame Angelitos Blancos” y “Los Hijos Infinitos” y tuve claro que la poesía marcaba y explicaba la vida desde las entrañas y desde el alma. Tuve claro que la poesía es la expresión que nos hace humanos y contiene las respuestas que buscamos.

En ese mismo viaje franqueando la entrada a un  cementerio en Tabay, Mérida estaban  las frases del poema : “No son muertos los que descansan en la tumba fría, muertos son los que tienen el alma muerta y viven todavía”.  Una forma hermosa de explicar lo que es vida y muerte. La poesía te hace entender y despertar.

“Vestida del color de mis deseos como mi pensamiento vas desnuda, voy por tus ojos como por el agua, los tigres beben sueño de esos ojos, el colibrí se quema en esas llamas, voy por tu frente como por la luna…” ¿quién no puede enamorarse de este poema de Octavio Paz, “Piedra de sol”?

P- ¿Podría usted contarnos un poco del resto de su actividad literaria?

R- Cuando te gusta cocinar, sueles especializarte en postres o en asados o ensaladas, y te especializas en tus platos favoritos. Trasladando el ejemplo a la literatura, lo mio son los cuentos. He estudiado su forma y fondo y he leído a muchos autores considerados padres del cuento como el ruso Anton Chéjov o el frances Guy de Maupassant y como los  latinoamericanos: Jorge Luis Borges, Augusto Monterroso, Julio Cortazar, Gabriel García Márquez etc. He publicado varios libros de cuentos cortos (Hilandera de tramas, Al borde de la decencia, Lazareto de afecciones).

Sin embargo, como en la cocina, una vez que te metes en ella, te gusta experimentar con nuevos platos y recetas. Es por esto que he escrito un libro de literatura infantil (que me ha dado ilusión haberlo escrito y me ha dado muchas recompensas, se llama El baile de los colores.) He estado escribiendo prosa poética (Fronteras desdibujadas), me ha gustado también el ensayo y escribir en varias revistas internacionales así como para ponencias en varias conferencias.

P- ¿Cuáles fueron sus primeras lecturas poéticas y qué autores le influyeron?

R- Cuando era adolescente en la semioscuridad del portal de mi casa experimente el primer beso de amor y recordé el poema de Gabriela Mistral:

“Hay besos que producen desvaríos

de amorosa pasión ardiente y loca,

Tú los conoces bien son besos míos

inventados por mí, para tu boca”.

Quedé desde entonces prendada de los besos y de la poesía.

Otro de mis amores, siempre fueron las palabras. Me encantaban las nuevas y corría a anotarlas (todavía lo hago). Cuando leí el poema de Pablo Neruda “Las palabras”,  supe que no estaba sola. Un poema estupendo de significativas “palabras”

“Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito…Amo tanto las palabras…”

P- ¿Cómo definiría su poesía?

R- Erótica a veces, luminosas algunas otras y hasta cruentas otras. Propongo cruzar fronteras, transgredir normas, perdernos y encontrarnos. Acojo el verso como cuna germinal o pretexto para ofrecer nuevas sustancias a lo escritural.

P- ¿Cree que el poeta “evoluciona” en su escritura? ¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?

R- Evolucionamos de un minuto a otro. No somos los mismos, vamos echando raíces, pasando estaciones, dando diferentes frutos. Leer, vivir y sentir nos hacen evolucionar. Los años me han enseñado a atreverme a vaciarme, a no importarme lo que piensen los demás cuando me lean y así desnudarme al escribir.

P- ¿Cómo siente que un poema está terminado y cómo lo corrige?

R- Nunca se termina, por eso hay que empezar otro y otro. Lo leo en voz alta y si siento la misma emoción que cuando lo escribí entonces tengo la esperanza de que alguna otra persona pueda sentirla también al leerlo.

P- ¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

R- Un libro que nadie lee es un libro cerrado y muerto. Ser leída. Compartir sentimientos y emociones con otros. Encontrarnos y darnos un abrazo de letras y que el que me lea sienta que no está solo. Tampoco yo así estaré nunca sola.

 

Autor de la entrevista Miguel Esteban Torreblanca