En el Perú, el oso de anteojos habita diversos ecosistemas ubicados entre los 500 metros, a donde baja temporalmente cuando escasea el alimento, y los 4.500, donde rara vez se le puede observar, prefiriendo vivir en los bosques húmedos y de neblinas situados en las ecorregiones de la Selva Alta y el Páramo, con precipitaciones superiores a los 1.000 mm anuales. También vive en zonas semiáridas como la ecorregión del Bosque Seco Ecuatorial.
Morfológicamente, el oso de anteojos es uno de los mamíferos de mayor alzada de Sudamérica ya que mide hasta 2,2 m de alto parado en dos patas, siendo los machos un 50% más grandes que las hembras. Este plantígrado mide entre 1,2 y 2 metros de largo, su pequeña cola mide de 7 a 8 cm y sus orejas unos 9 cm desde la base hasta la punta. El tamaño de su cabeza es grande y no guarda relación con el resto de su cuerpo. A diferencia del resto de sus parientes, el oso de anteojos tiene sólo 13 pares de costillas, mientras que los otros presentan 14 pares. El oso de anteojos apoya la planta de sus patas en el suelo, por ello se le considera un plantígrado. Sus pies planos, con 5 dedos provistos de garras, facilitan su postura erecta, la cual emplea para tener una mayor visión del horizonte y amedrentar a sus enemigos.
Sus patas miden entre 19 y 20 cm incluyendo las garras, que están adaptadas para la trepa de árboles y son muy afiladas. Su pelaje es largo, espeso y tosco, de color negro, con brillo rojizo en todo el cuerpo, pero con machas claras de tono amarillento o blanquecino en el rostro y parte del pecho.
Las manchas en rostro y pecho son las marcas que diferencian a cada oso de anteojos, son como una “huella digital” que, sin embargo, ha generado confusión debido a sus diversas formas, llevando a la creencia que existe más de una especie de oso. Al alcanzar la madurez el oso de anteojos puede pesar entre 90 y 180 kilos. Viven en estado salvaje unos 25 años.
El oso de anteojos es un animal solitario, de hábitos diurnos y nocturnos, principalmente terrestre pero con algunas costumbres arborícolas como la recolección de frutos y bayas en la parte alta de los árboles. Para ello el oso de anteojos construye plataformas, a manera de nidos, en las ramas de los árboles, las cuales le sirven como apoyo al momento de recolectar su comida y al mismo tiempo como lugar de descanso y alimento. Las plataformas son construidas mediante el acoplamiento de las hojas y ramas del mismo árbol donde está construido.
Se han dado casos en los que el oso de anteojos crea una especie de túneles en medio de la espesa vegetación, especialmente en los matorrales de bambú, construyendo caminos que señaliza y marca con sus feromonas.
A diferencia de sus parientes próximos, como los osos polares, pardos y negros, el oso de anteojos no hiberna, es decir, no pasa el invierno durmiendo.
La hembra del oso de anteojos alcanza la madurez sexual a los 4 años de edad, y a partir de ese momento ya es capaz de procrear. La formación de parejas para la reproducción se da entre marzo y octubre, y el acoplamiento se realiza luego del cortejo durante el cual la pareja lucha y juega has- ta que la hembra queda lista para aparearse. Todo ello se produce mientras la hembra se encuentra en su ciclo menstrual, el cual tiene una duración de 1 a 5 días.
El tiempo de gestación del oso de anteojos dura entre 6 y 8 meses, luego de los cuales la hembra pare hasta 2 crías que nacen con un peso aproximado de 300 a 500 gramos. El período de lactancia se extiende hasta el cuarto mes de vida de los oseznos, sin embargo la madre permanece con ellos por lo menos hasta que cumplen su primer año de edad.
Aunque el oso de anteojos es un mamífero que pertenece a la orden carnívora, su alimentación está constituida básicamente por frutas, cogollos de bromelias, peciolos de hojas de palmeras, cortezas, bayas, , cactus, hongos, miel, bambú y pseudobulbos de orquídeas.
Sólo el 4% de su dieta incluye a otros animales como pequeños roedores, conejos, ungulados, reptiles, aves, insectos y huevos, por ello el oso de anteojos es considerado el único oso vegetariano del mundo.
Este plantígrado se ubica en el cuarto nivel de la pirámide alimentaria junto con otros omnívoros, y cumple un rol muy importante dentro de la red trófica como dispersador de semillas y como polinizador al transportar polen en su pelaje denso e hirsuto.
Los enemigos naturales del oso de anteojos son el jaguar y el puma, pero es el hombre quien más ha contribuido a diezmar su población debido a la destrucción de los bosques que conforman su hábitat, a la cacería indiscriminada a la cual es sometido y a su tráfico ilícito.
Algunos investigadores consideran que actualmente no existen más de 18.000 oso de anteojos en estado salvaje en toda la cordillera de los Andes, que mide más de 7.000 km de longitud, por lo que su densidad poblacional resulta bajísima. Perú, Bolivia, Colombia y Ecuador, son los países con las mayores poblaciones de esta especie, sin embargo, en el Perú sólo habitan cerca de 5.000 individuos en 1.800 km de Cordillera, por ello es una especie en peligro de extinción.
Entre las amenazas que afectan a este oso está la pérdida de hábitat ya que los bosques de neblina donde vive están desapareciendo a gran velocidad debido a la deforestación ocasionada por la agricultura migratoria, los incendios forestales y la tala de bosques para madera. Estas amenazas, aunque conocidas, no han cesado y no hay indicios de que vayan a cesar en el futuro próximo lamentablemente. Muchas de las poblaciones aisladas en pequeñas o medianas aéreas, denominadas islas por su separación con otras poblaciones, se encuentran principalmente en la parte norte de su rango. Esta situación tiende a extenderse hacia el sur de su distribución. El crecimiento de las poblaciones humanas y el desarrollo de los planes de desarrollo a través de todo el territorio de los Andes tropicales continúa siendo una importante causa de fragmentación del hábitat y una amenaza para la conectividad entre estos parches de hábitat.
Además el desarrollo de las infraestructuras como carreteras y el avance de la agricultura aunque necesarias son particularmente perjudiciales porque disminuyen y fragmentan el hábitat, y además dejan más accesibles a los osos, a los que en ocasiones matan si se acercan a comer a las zonas cultivadas. Pero esto no es todo, ya que el incremento de la minería y la explotación petrolera son amenazas añadidas para la conservación de esta especie.
También muere debido a los pesticidas que son vertidos en los campos de cultivo, y existe la creencia infundada que señala que sus garras tienen propiedades curativas al igual que otras partes del mismo para medicina o rituales; además en algunas zonas locales su carne es muy apreciada. Otra amenaza que afecta al oso de anteojos es su tráfico ilícito para ser utilizado como mascota de circo, donde es sometido a numerosos maltratos.
El oso de anteojos está incluido en el apéndice 1 del convenio sobre el comercio internacional de especies de fauna y flora silvestre amenazada (CITES), que regula el comercio de especies protegidas, considerándola una especie en vías de extinción, en el Perú, a través del d.s. nº 013-99-ag. del 13 de mayo de 1999, protege a esta especie.
La falta de conocimientos acerca de la distribución y la situación del oso de anteojos es un problema en todas las regiones sudamericanas. En muchas áreas, la información sobre la situación de los osos andinos es obsoleta o, simplemente inexistente. La falta de conocimiento hace que sea difícil desarrollar planes de gestión realistas para la conservación de esta especie, o para controlar los cambios en su distribución (reflejo de los cambios en el estado de la población).
Es importante proteger a esta especie por todo lo dicho anteriormente, conservando los bosques donde vive, impedir su cacería y tráfico ilícito, y desterrar el mito de sus garras como medicamento.
Estudios en la distribución, frecuencia e intensidad en los conflictos entre osos y personas se han realizado en algunas áreas para entender mejor la situación y así poder desarrollar medidas para reducir conflictos y evitar las muertes de osos. Algunos de los planes para evitar estos conflictos se han desarrollado en Oyacachi, Ecuador, basándose en modelos de probabilidad de predación.
Se han realizado talleres para capacitar a investigadores y personal de parques nacionales sobre técnicas de estudio, desarrollo de modelos de hábitat, así como para enseñarles a conocer, de manera general, la ecología, distribución y estado de la especie.
Según Mª Carmen Soria: “El objetivo común es la conservación de esta importante especie dentro de su área de distribución: el bosque de neblina de los Andes orientales. El trabajo con los osos se inicia con el rescate de especímenes ilegalmente capturados por terceros y que se encuentran en condiciones inadecuadas en algunos de los caseríos de la zona. Una vez trasladados a las instalaciones del proyecto, ubicados en un área especialmente acondicionada para tal fin, se procede a su rehabilitación y cuidado. El objetivo final de este esfuerzo es la conservación a largo plazo del oso de anteojos y evitar, por todos los medios posibles, su extinción”.
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