Fuente: Teletica.com (cortesía SINAC)
Como ya viene siendo habitual a todo lo largo y ancho del planeta, las denominadas especies protegidas se encuentran, muy a su pesar, y aun con el colosal marco legal nacional e internacional existente, más desprotegidas que nunca. He aquí la tremenda paradoja, cuando no incluso el perjuicio que originan en muchas ocasiones las propias instituciones que fueron creadas para velar y proteger a dichas especies, pongamos en peligro de extinción pero que, con el transcurso del tiempo, y su ingente aparataje burocrático, o la desidia de algún que otro funcionario, se han erigido en atroces molinos de viento contra los que hay que lidiar para mover de manera efectiva y, con la urgencia necesaria, los tediosos protocolos para restituir los derechos de los animales; el principal e inalienable su derecho a vivir en libertad dentro del hábitat al que pertenecen.
Tal vez convenga recordar que se trata de “seres vivos” y no de objetos, estatuaria exótica o patrimonio muerto. E insisto, “seres vivos” que no comprenden los retorcidos vericuetos que ha establecido el humano ―y perdonen si en ocasiones me asalta la duda sobre esta presunta “humanidad” ―, en aras a una pretendida mejora de la atribulada existencia silvestre por nuestra propia injerencia: tan gastada, vencida, eviscerada como pollo industrial. En suma: deshumanizada.
Sí, se trata de “seres vivos” que pagan por nuestra codicia e insaciabilidad con una drástica reducción de sus espacios naturales, junto con el progresivo deterioro de su calidad de vida; falta de alimento, merma o deterioro de sus recursos acuíferos… ―la lista, además de promiscua, deviene inalcanzable―.
De hecho pueden establecerse posibles paralelismos a través del singular caso que paso a resumirles y compartirles a continuación; el de la joven ocelote hembra (Leopardus pardalis) “Gatilla”, en Puerto Jiménez, península de Osa ― zona de mayor intensidad biológica del planeta, según el National Geographic―, situada en el Pacífico sur de Costa Rica.
La azarosa historia de la ocelote “Gatilla” comienza con la repentina muerte de su madre por el atropello de un vehículo. “Gatilla”, aún cachorra y desvalida en ausencia de la madre fue alimentada, cuidada y criada por Eduardo Castro, propietario del hospedaje agroforestal “La Tarde”, en la quebrada La Palma de Puerto Jiménez.
“Lógicamente la tuvieron que alimentar porque no tuvo una madre Ocelote que la enseñara a cazar, y durante este proceso de cuido poco a poco “Gatilla” comenzó a crecer y a explorar por sí misma, empezó cazando ratones, ranas, lagartijas pero aun así había que alimentarla porque lo que cazaba no era suficiente para su consumo diario de proteína. Con el paso del tiempo “Gatilla” aprendió a cazar presas más grandes y a relacionarse con ocelotes salvajes, su apego a los humanos se empezó a desvanecer cuando tuvo contacto con los de su misma especie, estableció su propio territorio, al punto de que se la vio corriendo con otro ocelote salvaje.
Pareciera que el aprendizaje innato de “Gatilla” no tuvo límites, al ausentarse por días, exploró fuera de su territorio, donde sí existen fronteras humanas y encontró las gallinas del vecino. Situación que rápidamente Eduardo Castro solventó con su vecino, compensándolo económicamente, pero “Gatilla” que ya sabía dónde conseguir comida fácil volvió al mismo sitio, desencadenando la presencia de las autoridades.
Alguien encontró la excusa perfecta y fue reubicada en un Centro de Rescate (sitio de manejo de vida silvestre cuyo objetivo es rehabilitar vida silvestre que haya sido rescatada, decomisada o entregada voluntariamente, para su recuperación y reinserción al medio natural cuando lo amerite, según la ley 7317, Conservación de Vida Silvestre).”
Señala así el manifiesto de la comunidad de Puerto Jiménez que, exige a las instituciones locales y estatales su liberación lo antes posible. El documento se entregó en instancias del Ministerio de Ambiente y Energía de Costa Rica (MINAE), en horas de la mañana del pasado viernes 10 de marzo ―cuando un funcionario tuvo a bien atender tras la larga espera―, y como petición administrativa en tutela de intereses colectivos en materia ambiental y conservación de la vida silvestre.
Así fue como recién llegada a la mágica región de Osa pude conocer el caso de “Gatilla” que, tras comerse un par de gallinas de un vecino ―al parecer la ocelote reincidió en distinta fecha con otra gallina del mismo lugareño― hallaron así la justificación para su secuestro con el argumento del peligro que representaba. A lo mejor hay que enseñarla a “pedir permiso” para alimentarse, quién sabe.
Escribo estas letras entre cortes de luz, mientras los murciélagos arañan, implacables, las paredes y el techo de zinc de la cabaña que me habita, en pleno corredor biológico. En sincronía, los monos congo, o aulladores, parecieran gritar su alegato por “Gatilla” con un valiente allegro vivace, en esta ―otra noche en vilo― porque en ellos se dan cita, hoy más que nunca, todas las voces de la selva. Cerca, por todas partes, el rumor de las chicharras crece, se torna apremiante para unirse así, todavía y siempre, a la plegaria. Puedo, por tanto, confirmar que me hallo desbordada de presencias que se erigen monumentales para llenar, incluso todas mis ausencias.
Y aquí, con el firme propósito de unir latidos, se hace necesario que vuelva a otro de los puntos que se destacan en el citado manifiesto, el antropológico:
“Gatilla” es una señal de identidad muy importante de nuestra comunidad. Por ello, es percibida y sentida como una integrante fundamental de la misma. Es a través de la singular convivencia de «Gatilla» con la comunidad como se ha puesto de relieve lo que tanto nos distingue y, acaso, humaniza: el indisociable vínculo entre naturaleza y cultura. «Gatilla» ha enseñado a nuestra comunidad a la que pertenece su verdadero origen, el grandioso valor de su hábitat-territorio a través de su arraigo ancestral o cuál es la ineludible responsabilidad que nos obliga, como seres humanos, a cuidar de su frágil y excepcional Patrimonio.”
En este sentido, el ocelote es uno de los felinos más representados en el arte precolombino, por lo que su gran significado simbólico ha sido además durante siglos una impronta fundamental en la mayoría de civilizaciones precolombinas.
“Gatilla” libre y en su hábitat (imagen cedida por la comunidad de Pto. Jiménez)
La cuestión es que desde que el caso de “Gatilla” se hizo público ―como no podía ser de otra manera― son tantas las versiones que se han difundido y con las que se ha pretendido crear desconocimiento, confusión y desconcierto para desviar los verdaderos intereses que subyacen a su secuestro que no resulta novedoso tal procedimiento. De hecho, esta táctica engrosa una de las viejas estrategias en las llamadas “técnicas de persuasión”; sembrar rumores para ganar tiempo ―mientras se lleva a cabo la acción― y generar toda la confusión posible.
Así, ante-durante-tras los hechos, como cantaba el poeta Quevedo: “Poderoso caballero es Don Dinero”.
Por eso sé que es inútil perder más tiempo ―siendo tan urgente y delicada la situación de “Gatilla”, secuestrada y enjaulada desde hace más de una semana―. Fútil cualquier tentativa de esclarecer, desenmarañar, dilucidar, investigar…
Hubo un “plan” llámese si se quiere objetivo: la preciosa “Gatilla”, una ocelote hembra en perfecto estado de salud y edad para procrear. Ejemplar magnífico, sin duda. De ahí, tras su secuestro, todas las versiones, subversiones y perversiones. Entonadas o gimoteadas como lágrimas de cocodrilo. No hay, sin embargo, declamación de “mea culpa”, ni simulacros, no los van a hallar dado el caso. Créanme.
Por eso desde hace días lloro mi búsqueda en cada una de sus huellas. Una Nadie entre tantos y tantas Alguienes. En y desde mi condición de eterna apátrida, de obstinada forastera, de extranjera a mi propia materia. Desde mi circunstancia de recién llegada y ya ausente a la memoria vertiginosa de esta “Gatilla”.
Porque “Gatilla” no solo somos todas y todos. “Gatilla” está en cada uno de nosotros seamos de dentro, de fuera o de cualquier insólita periferia. Por eso esta lucha es otra y la de siempre. Pero, sobre todo, porque “Gatilla” es la brújula que nuestra alma ancestral perdió en su desconexión con la naturaleza y el planeta, o regaló o vendió para (re)matar lo más preciado de esta existencia.
Mal que pese somos UNO. Mal que pese y más allá de cualquier materia, toda piel, distinto origen: somos UNO. Ya sea negro, mestizo, blanco, a rayas o leoparduzco.
Comprendan los verdugos, entiendan los funcionarios de los Ministerios de inciertas Naturalezas o desnaturalizados. Sepan los torturadores y los insaciables de fortunas inconfesables, los mutilados por el cáncer del poder. Somos UNO. Sin versiones.
Y aún con todas sus proclamas publicitarias de imposible e inverosímil inocencia, sus patéticos teatrillos tan viejos como el mundo (pero claro que para eso hace falta ser mundo antes…). Somos UNO. De principio a fin. Somos uno y Legión. Con “Gatilla” liderando en cada uno de nuestros imbatibles corazones.
Ténganlo presente los cuatreros de la esperanza, los crueles devoradores; cocodrilos de la emoción más pura. Firmen o se rehúsen, cuando planifiquen la próxima emboscada o tiendan otra celada. Cuando liberen o “decomisen” ―sin eufemismos: secuestren― otra vida.
Legión. Uno. Somos. Con “Gatilla” (y gracias a “Gatilla” por ser y hacernos Pueblo).
Pruebas que se adjuntan del manifiesto comunal, y que amplían esta crónica del secuestro de la ocelote, en algunas de sus tantas versiones:
Piden liberación de felino decomisado. NOTICIAS REPRETEL. http://www.repretel.com/actualidad/piden-liberacion-de-felino-decomisado-68196
Rescatan manigordo que estaba cautivo en centro turístico. NOTICIAS CRHOY. https://www.crhoy.com/ambiente/rescatan-manigordo-que-estaba-cautivo-en-centro-turistico/
Autoridades valoran estado de salud de manigordo rescatado en Puerto Jiménez. NOTICIAS TELETICA. http://www.teletica.com/noticias/154457-Autoridades-valoran-estado-de-salud-de-manigordo-rescatado-en-Puerto-Jimenez-.note.aspx
Sign to Release an Ocelot Captured from the Wild from a Millionaire’s Private Collection. FIRMA ESTA PETICIÓN.https://www.change.org/p/minae-sign-to-release-an-ocelot-captured-from-the-wild-from-a-millionaire-s-private-collection?recruiter=20828777&utm_source=share_petition&utm_medium=facebook&utm_campaign=share_page&utm_term=des-lg-notification-custom_msg
*Mi agradecimiento al periodista Endrych Di Montoya del Informativo del Sur, por compartirme extractos de algunas de sus notas periodísticas y de sus entrevistas a las partes implicadas en el caso. Y muy especialmente a la comunidad de Puerto Jiménez por permitirme estar ahí. Gracias a todas y a todos.
Gracias Marina por la cronica. Ademas de fidedigna esta escrita deliciosamente. No puedo evitar releerla. Gracias,gracias,gracias.
Acabo de econtrarme con esta noticia, una buena parte de nuestra fauna silvestre muere en las carreteras atropellados, por el aumento de estas y los habitantes que manejan a altas velocidades. Carreteras que no tienen pasadisos subterráneos para que crucen estos animalitos. El problema con Gatilla es que al haber sido creada por humanos es difícil que se quede en su hábitat natural si cerca hay fincas con animales domésticos que pueda cazar. La próxima vez la pueden matar. Hace falta más diálogo entre los entes del Estado llamados a aplicar la legislación existente y la comunidad que la reclama. Pero insisto, mueren muchos animales en carretera incluyendo los domésticos. La comunidad debe concientizar a sus habitantes de no manejar a una alta velocidad por esas consecuencias.