Fue una gran poetisa y narradora, considerada una de las voces más personales de la lírica hispanoamericana de principios del siglo XX. En el año 1950 fue designada Presidenta de la Sociedad Uruguaya de Escritores, cinco años más tarde es premiada en el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid, por su obra. En 1959 se le concedió el Gran Premio Nacional de Literatura, otorgado ese año por primera vez. En el año 1947 tuvo lugar su incorporación a la Academia Nacional de Letras y en 1929 fue proclamada “Juana de América” en el Palacio Legislativo de la República Oriental del Uruguay.
Tómame de la mano. Vámonos a la lluvia
descalzos y ligeros de ropa, sin paraguas,
con el cabello al viento y el cuerpo a la caricia
oblicua, refrescante y menuda, del agua.
¡Que rían los vecinos! Puesto que somos jóvenes
y los dos nos amamos y nos gusta la lluvia,
vamos a ser felices con el gozo sencillo
de un casal de gorriones que en la vía se arrulla.
Más allá están los campos y el camino de acacias
y la quinta suntuosa de aquel pobre señor
millonario y obeso, que con todos sus oros,
no podría comprarnos ni un gramo del tesoro
inefable y supremo que nos ha dado Dios:
ser flexibles, ser jóvenes, estar llenos de amor.
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