Las imágenes televisadas en directo de las terribles inundaciones, que se repiten cada año en la época de los monzones con mayor o menor intensidad, donde son millones los desplazados sometidos a la hambruna y las epidemias conviven al alimón con las medidas gubernativas tendentes a convertir al país en un gigante económico, ya emergente, con un poderoso programa nuclear que aspira a situarlo también como gigante atómico. India busca nuevos proveedores de uranio para abrir siete centrales que garanticen a largo plazo la sostenibilidad de su crecimiento económico.
Las dos caras de una moneda que ya brilla con luz propia en el panorama económico de Asia y más pronto que tarde en el grupo de los diez abanderados de la economía mundial.
DICOTOMÍA EDAD MEDIA / NUEVO MILENIO.
Sesenta años de independencia no han sido suficientes para suavizar su impresionante pobreza. Desde el 15 de agosto de 1947, después del triunfo del movimiento pacifista de Mahatma Gandhi y la proclama de independencia del primer ministro Jawaharlal Nehru, hasta julio de 2007 cuando es elegida Pratibha Patil primera mujer presidenta de India permanecen latentes las contradicciones entre una nación incapaz de garantizar la supervivencia de sus súbditos en grandes áreas de su territorio y una potencia que, junto a China en Asia, dispone de capacidad atómica y de capacidad militar. Un desarrollo tecnológico que se sustenta en el conocimiento y el prestigio internacional de las promociones de ingenieros y técnicos que salen de las universidades indias y que están labrando el despegue económico de este gran país.
Las persistentes lluvias que no cesaron durante 21 días, provocadas por las dos corrientes del monzón que recorren de sur a norte las costas oeste y este de India (esta última impedida su trayectoria por la cordillera del Himalaya atraviesa el Estado de Bihar) han dejado un rastro de miseria inconmensurable en Bihar. El diluvio se contrapone a la leyenda del nacimiento del río Ganges que es uno de los hermosos episodios del Ramayana; Agastia tuvo un día un antojo de tragarse el océano, cosa que hizo sin gran esfuerzo, trayendo así la más atroz de las sequías. Como la situación amenazó a la población, las divinidades tuvieron que arbitrar en las altas moradas del Himalaya la solución de desprenderse del río celestial, el Ganges, que con el flujo de la Vía Láctea descendería a la tierra para regarla.
[India es una de las dos locomotoras de Asia junto a China]
Una vez más el diluvio, no el Ganges que es tan sagrado como humano, anega las tierras, con la pérdida de su cosecha de arroz y gran parte de las viviendas, y desplaza una población de más de treinta millones de personas según Naciones Unidas afectadas por el desbordamiento de los ríos. Llega entonces la ayuda que distribuye el Gobierno para una familia consistente en 200 rupias (3,60 €) y 20 kilos de trigo, que sorprende que pueda alcanzar para una semana según algún afectado declaró. Cuando para muchos lo prioritario es conseguir algo de comida diariamente para sobrevivir, cuando se solicita comida y no medicinas, cuando muchas son las familias que persistentemente viven al día…, ¿estamos pues todavía en la Edad Media? como pronosticó Winston Churchill, entonces primer ministro británico, que ocurriría al conseguir su independencia.
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Por otro lado, India es una de las dos locomotoras de Asia junto a China. Dos gigantes, que padeciendo miseria su población rural en grandes áreas (en India el 60% vienen en el campo en pésimas condiciones con una aportación de únicamente el 18% del Producto Interior Bruto), dedican una parte muy importante de su presupuesto en modernizar su industria armamentista y en el crecimiento de su capacidad atómica. Un reciente acuerdo de cooperación civil en materia de energía nuclear con Estados Unidos refleja la visión de India para construir el Nuevo Milenio. Acerca del mismo comenta S. K. Malhotra (portavoz del Departamento de Enegía Atómica del Gobierno): “Lo necesitamos porque somos un país muy grande y con un fuerte crecimiento económico. Debemos aumentar la producción de electricidad y los reactores nucleares, alimentados con uranio, son la forma más limpia y eficiente de hacerlo”. La estructura social, a pesar de que el crecimiento desde 1991 se sitúa entre el 8 y el 9 % (producto de la política de liberalización del entonces ministro de finanzas y hoy primer ministro Manmohan Singh), se compone de cinco millones de indios con capacidad económica similar a la de occidente, una clase media emergente urbana (como tal se considera aquel que gana más de 400 euros al mes) que ronda los 250 millones de personas y el resto hasta completar los 1.125 millones conforman los que conviven diariamente con la pobreza.
Frente a la dicotomía anterior la cuestión principal está en resolver la paradoja de convertirse en una de las naciones más poderosas económicamente del planeta al mismo tiempo que ostenta ser una de las mayores en pobreza. ¿Es acaso aceptable que existiendo estas enormes diferencias en la sociedad india se emplee el talento en obtener buenos índices de crecimiento económico para acercarse a los miembros del G8 y no se intente en primer lugar concentrar los esfuerzos en resolver las necesidades básicas de aquellos que nada pierden porque nada tienen?; ¿Es aceptable, conociendo que son tan frecuentes las situaciones de lluvias extremas durante la estación de los monzones con las catastróficas consecuencias descritas, que no se emplee el mal llamado milagro indio en solucionar la falta de infraestructuras en permanente colapso?.
[El desarrollo reciente de la industria manufacturera no ha generado nuevas esperanzas entre los agricultores]
Durante el paso a una economía del saber, el sector industrial no ha absorbido la mano de obra agrícola, frecuentemente iletrada. Las parcelas de tierras cultivadas son habitualmente muy fragmentadas, lo que trae como consecuencia una baja productividad. La producción de arroz por hectárea es menos importante en India que en Birmania. El síntoma más trágico de la enfermedad agrícola es la ola de suicidios que acontecen desde hace veinte meses entre los cultivadores de algodón en Vidarbha (Estado de Maharastha) con más de 1500 agricultores que se han dado muerte. La región sufre de una falta drástica de infraestructuras con sólo un 7% de tierras irrigadas en Vidarbha frente a un 16% en el resto de Maharastha. El primer ministro Manmohan Singh anunció en julio del año pasado una ayuda de 680 millones de euros a los cultivadores de algodón golpeados por el descenso de su cotización, que nunca llega del todo a quien en justicia deberían ser sus beneficiarios.
Por otro lado el desarrollo reciente de la industria manufacturera no ha generado nuevas esperanzas entre los agricultores; se tradujo fundamentalmente en numerosas expropiaciones con el fin de crear zonas económicas. En Nandigram, el gobierno comunista de Bengala occidental ha abandonado el proyecto de convertir 4000 hectáreas de tierras agrícolas en una zona económica especial, después de varios muertos durante las últimas manifestaciones en contra del proyecto. Por si fuera poco un cuarto de la producción agrícola se pierde por falta de transporte adecuado.
Lo que si parece tener futuro es la boyante industria cinematográfica de Bollywood, que con cerca de un millar de películas al año es la más prolífera del mundo. Un mundo para soñar que combina exotismo y acción, amor y aventuras, entremezclado con números musicales que relatan la difícil realidad social de la India. La mujer india es ya una fuerza emergente, con sólida formación en muchas áreas, en la que este país tendrá que apoyarse. La actriz Shabana Azmi representa a este colectivo y es una de las mujeres más influyentes del país, desde 1982 participa en movimientos de ayuda a los más pobres de la nación. Una de sus reflexiones a tener en cuenta es aquella que dice: “no me interesa esta sociedad patriarcal que con una mano adora a las mujeres y con otra las esclaviza. Menos adoración y más igualdad de educación, empleo y participación”.
En el libro India 2020 A Vision for the New Millenniun concluyen sus autores A.P.J. Abdul Kalam y Y.S. Rajan que “India se transformará en una nación desarrollada antes del año 2020. Un billón de habitantes son nuestro recurso para esta trasformación nacional”. ¿Es entonces la explosión demográfica, tomando como referencia lo observado hasta la fecha, una de las principales fuerzas que empujará a India hacia ese progreso anhelado?. Para llegar a realizar esa visión, India deberá empezar a pensar como una nación de y no con un billón de habitantes.
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DICOTOMÍA OCCIDENTE / ORIENTE – MODERNIDAD / TRADICIÓN.
En el libro Indika. Una descolonización intelectual Agustín Pániker reflexiona sobre la historia, la etnología, la política y la religión en el sur de Asia. Este es un ensayo de crítica cultural que indaga acerca de la constatación de la evidente imbricación de las culturas y la permeabilidad de sus narrativas. Algo así como el llamado mestizaje cultural que defendía tan sabiamente Arturo Uslar Pietro al referirse al fructífero intercambio entre la cultura europea, indiana y negroide al construir lo propiamente criollo en la América hispana.
Señala Pániker que lo occidental elabora dicotomías excluyentes, construye el presente sobre supuestos infundados asentados en el tiempo: “Mi idea consiste en destejer y desmentir algunas de las creencias y discursos hegemónicos más persistentes en nuestro tiempo”. Si queremos entendernos en la aldea global será indispensable revisar las convenciones y los estereotipos que subyacen en nuestra comprensión del mundo en que vivimos. Siguiendo su discurso no es tan evidente que existan las razas. La raza es “un enunciado ideológico inseparable de la trata de esclavos que se inicia en el siglo XVI y no termina hasta el XIX”. El prejuicio racial intervino en la formación de la ideología de castas. Casta viene de varna, que significa literalmente color, el color de la piel. Es interesante tomar de su lectura la idea de hibridación para suprimir las dicotomías entre occidente / oriente y modernidad / tradición en los discursos de dominación entre colonizadores y colonizados. Es más interesante y correcto pensar en términos de ósmosis que de dicotomías al servicio de nuevas formas de colonialismo y aplicación de poder.
El discurso que se plantea en Indika sirve al propósito de superar la India que hemos inventado o empezar desde una sin leyendas para poder construir una India para el Nuevo Milenio que no debe renunciar a la complejidad de una sociedad con decenas de lenguas y miles de años de existencia.