Alta, erguida y elegante,

con sabor a miel en sus labios

y color canela su piel,

 

Flores a su paso caen de sus andares.

Alta, erguida y elegante.

 

Esa, amigo mío,

esa que al final de la calle tú ves,

es el eje de mi vida.

 

Esa, mi querido amigo,

dijo orgulloso el mendigo,

entre botellas de vino y cartones cubriendo su piel.

 

Esa que dobla la esquina con paso firme y seguro,

esa, un día fue mi mujer.