La universidad de Lima inicia su andadura el 2 de enero de 1553, en la Sala Capitular del Convento de Nuestra Señora del Rosario, siendo su primer rector Fray Juan Bautista de la Roca. Fray Tomás de San Martín pasa a la historia por ser el fundador de la Universidad de Lima. Era miembro de la orden de Santo Domingo, razón por la cual la Universidad funcionó en sus primeros años en el mismo convento de esta prestigiosa orden.
El 30 de diciembre de 1571, la Universidad se secularizó apartando sus funciones de la orden Dominica, para ello salió de los recintos del Convento acordándose que sus actos solemnes y académicos se celebrasen en la propia Catedral de Lima. Luego de ser elegido por sorteo el nombre de la Universidad entre los cuatro Evangelistas el 6 de setiembre de 1574, adop tándose el de San Marcos como patrono de la institución, la denominación oficial de esta fue la de Real y Pontificia Universidad de San Marcos.
La posesión del nuevo sitio para ubicar la Universidad corrió a cargo del Rector Marcos de Lucio, el 12 de octubre de 1576. La Universidad comenzó a edificar las aulas y salones, la capilla y un gran salón general, invirtiendo para ello grandes sumas de dinero en las obras. De acuerdo con el Margesí de Bienes de San Marcos, el área del local principal de la Universidad de San Marcos ocuparían unos 4.300 m2.
Durante la época virreinal las Facultades fueron cinco. En el período republicano, hasta 1969, llegaron a diez. Al inaugurarse los estudios de la Universidad sus asignaturas iniciales correspondían a las Facultades de Teología y Arte. Posteriormente se crearían los cánones de Leyes y Medicina, no obstante en lo académico se adoptaron las normas que regían en España, es decir, inicia sus funciones con la enseñanza de Filosofía como base para cualquier otro estudio superior.
El 27 de noviembre de 1579 los profesores solicitaron al rey Felipe II la institución de fuero que regía en la Universidad de Salamanca, figura jurídica medieval -antecedente de la actual autonomía universitaria- que facultaba al Rector para que, con exclusión de los tribunales ordinario, tuviera jurisdicción civil y criminal sobre los miembros del claustro. En 1581, y luego de la presencia absoluta de Rectores laicos entre 1571 y 1581, el virrey Francisco de Toledo autorizó que clérigos y laicos pudieran ser elegidos; así ambos sectores gobernaron de manera alternada la Universidad de San Marcos, durante el periodo colonial, hasta 1820.
Grabado de la antigua fachada de San Marcos.
A pesar a las limitaciones debido a la escasez de las fuentes, se pueden identificar los principales ambientes de este antiguo local universitario, así como algunas de sus características propias más destacadas:
1.- Frontis e ingreso principal.
La fachada de la Universidad daba a la Plaza de la Inquisición y a la calle conocida como de la Universidad, en correspondencia con la instalación de esta prestigiosa institución. De acuerdo con los escasos grabados existentes del frontis, se distingue una sucesión de columnas a manera de pilastras que se ubican en todo el frente, intercalas algunas de ellas por grandes ventanales enrejados. El pórtico de ingreso se ubicaba hacia el lado sur de la fachada, destacando su artístico labrado.
2.- El Patio mayor.
Se conectaba aparentemente con el pórtico de ingreso de la Universidad. Presentaba una planta cuadrangular y constituyó evidentemente un espacio abierto, por donde los estudiantes y doctores de la Universidad podían movilizarse hacia los ambientes principales al interior del local. En el plano isométrico realizado por el Padre Nolasco (1685), es posible apreciar que éste se encontraba rodeado por al menos tres grandes grupos de ambientes. El lado oeste del patio miraba hacia la plaza de la Inquisición y hacia el pórtico de ingreso. El Padre Cobo, indicaba al respecto que el edificio de la Universidad: “tiene un patio cuadrado mediano, cercado por todos los cuatro lados de corredores en que están las clases”. Según una referencia dada por Valcárcel: “terminada la lección, en la puerta o en los portales del Patio, el Catedrático disipaba las dudas y hacía aclaraciones a los estudiantes”.
3.- El Patio menor.
Visible en el plano isométrico del Padre Nolasco en 1685, extendiéndose hacia el Este del patio mayor, pero de menores dimensiones. No se cuenta con otras fuentes de información que describan con mayor detalle dicho espacio o alguna función concreta y diferenciada de este patio trasero. Aparentemente también se encontraba rodeado de aulas y podría tratarse de una ampliación más tardía del edificio, dado que no es reseñada por Cobo o Calancha.
4.- El Salón General.
Constituyó este uno de los ambientes principales del edificio y uno de los de mayores dimensiones. El Salón General o simplemente General como también se le conocía a este tipo de ambientes, fue de uso fundamental en todo edificio universitario de la época, y por lo común están destinados a la enseñanza académica o a las ceremonias internas de la institución, especialmente por sus grandes dimensiones. En el caso de la Universidad de San Marcos, este ambiente era el de mayor tamaño y capacidad, tal como lo indicaba Calancha quien incluso presenta una breve descripción del mismo: “El General era un salón con capacidad para unas 800 personas. Mostraba dos Tribunas altas y hermosas sobre la principal puerta de la entrada. Sus asientos habían sido dispuestos en tres órdenes. Sobre las dos puertas que se corresponden, veíanse dos lienzos de San Marcos y en uno de ellos, las armas de la ciudad. Cubrían sus paredes los retratos de la mayor parte de los Catedráticos”.
El Padre Cobo en su Historia de la Fundación de Lima ([1639] 1882), señalaba que fueron dos los momentos constructivos de este ambiente. Así refiere que: “El (salón) general que se edificó entonces (en su fundación), aunque grande, era de muy pobre y ordinaria fábrica, el cual en tiempo del Virrey D. Luis de Velasco, se derribó y tornó a edificar de nuevo mucho mejor, y de tanto costo y suntuosidad, que puede ser bueno en cualquiera de las Universidades de Europa. Tiene el rededor para los Doctores y maestros un orden de asientos preeminentes, labrados de cedro curiosamente y otra muchos asientos, para la gente principal y de cuenta que suele concurrir a los actos literarios, donde se tienen con mucha solemnidad y concurso, favoreciendo algunos de ellos con su presencia el Virrey y la Real Audiencia”. La techumbre de este ambiente era plana, con un gran ventanal que se destacaba en su pared del fondo.
5.- La Capilla.
La Capilla de San Marcos fue sin lugar a dudas unos de los ambientes coloniales de mayor prestigio en el Perú, no solo por su importancia institucional e histórica, sino también por su bella decoración barroca y elaborada arquitectura, que la convirtió en uno de los monumentos más prestigiosos de aquella época.
Su construcción debe datar de los primeros años de funcionamiento de la Universidad en este local, pues de acuerdo con lo señalado por el Padre Cobo cuando conoció San Marcos, hacia comienzos del siglo XVII, indicaba que: “Su edificio es el que se labró en su fundación, que para como se edificaba en aquel tiempo es bueno; (con) una capilla bien capaz y proveída de ornamentos”.
Calancha más abundante en su descripción decía que al lado izquierdo del ingreso al edificio: “ Se encontraba la Capilla, lugar de recogimiento que podía albergar unas 500 personas. En su interior se veían varias esculturas con un curioso retablo de precio y vistoso. A la altura del primer banco se veía la escultura de la Virgen y Santa Isabel en la Visitación, fiesta principal de la Universidad. Entre las columnas, en diferentes lugares se encontraban seis Doctores de la Iglesia. La parte superior de la Capilla estaba adornada con pinturas y grandes lienzos de escenas religiosas, personajes de la Iglesia y representaciones simbólicas en loor de las ciencias.”
En la Capilla, junto con el Salón General, se desarrollaban los actos de mayor importancia para la Universidad, e incluso cuando fallecía un miembro del Claustro y la Universidad el pleno asistía al entierro, en el siguiente mes se realizaban las honras fúnebres en la capilla de la Universidad.
6.-Recinto del Claustro.
Constituía uno de los ambientes principales de la Universidad, pues se asociaba directamente con las actividades más importantes y solemnes de esta, como el de servir de sala de reuniones para los miembros del Claustro, que debían reunirse periódicamente para evaluar el funcionamiento de la institución. El Claustro era formado por los Catedráticos y los Graduados, que aunque no enseñasen en la Universidad, eran parte integrante del mismo por derecho, sus decisiones eran determinantes en todo asunto concerniente con la institución. Se reunían en un recinto especial, conocido como el aposento del Claustro, donde estaban también guardadas el Arca y el Archivo, y en donde se hacían además los exámenes secretos. Cada miembro del Claustro tenía asignado su propio lugar.
El cronista de seudónimo Cephalio, indicaba algunos aspectos de estos rigurosos exámenes en el local del Claustro: “Sigue a (la aprobación del Claustro) la asignación de puntos para las lecciones de hora y media, que con el termino estrecho de 36 horas ha de proferirse en la Aula secreta, y a presencia solo del Claustro concurren al señalamiento de ellos el Rector, y cuatro Catedráticos, o Doctores; y celebrada la Misa del Espíritu Santo, recibido juramento a los que han de argüir de no avisar de ningún modo al Graduado las especies que han de tratarse….Al inmediato día puesto el Sol, iluminada la Sala interior, y cerradas estrechamente sus puertas, sin que se hallen otros asistentes que los Maestros y Doctores, principian las lecciones del examen…”.
Según el historiador Carlos D. Valcárcel, del cual se cuenta con importantes informaciones sobre el funcionamiento de San Marcos durante la Colonia, el Rector de la Universidad: “…conservaba una de las tres llaves del Arca y una de las dos llaves del Archivo. El Archivo estaba en el aposento del Claustro y se depositaban allí las escrituras, privilegios y papeles importantes. Además se depositaba el cántaro para las votaciones, las mazas de plata, el estandarte y los lienzos con las armas del Rey y de la Universidad, las mesas y sobremesas, campanilla, reloj y otros objetos a cargo del Bedel Mayor.”
Los Bedeles -que eran dos- en los actos públicos portaban las mazas y señalaban los lugares que debían ocupar los miembros de la Universidad. El Bedel Mayor, tenía además a su cargo la llave del aposento donde se reunían los miembros del Claustro.
7.- La Biblioteca.
La biblioteca de la Universidad fue creada según Valcárcel, luego de la expulsión de la orden jesuítica, cuando la propia Universidad presentó ante el Virrey Amat un pedido para organizar la biblioteca institucional aprovechando los libros pertenecientes al extinto Colegio de San Pablo por lo que corresponde a una creación universitaria propia del siglo XVII. Ofrecía la Universidad, además de abonar el sueldo de un bibliotecario, el de construir las habitaciones necesarias para la Biblioteca y el aposento del bibliotecario.
Sin embargo, iniciativas para la creación de una biblioteca sanmarquina, se dieron incluso antes de la expulsión de los jesuitas, pues consta que ya existía esta idea cuando el erudito limeño José Eusebio Llano Zapata, proponía en 1758 la creación de una Biblioteca Pública con sede en la Real Universidad de San Marcos, pues en aquel entonces señalaba el que sería de gran importancia para una ciudad como Lima el poder contar con un establecimiento de ese tipo, a semejanza de las principales ciudades de Europa.
Llano Zapata, en sus “Memorias Apologéticas” (1759), con gran perspectiva y noble desprendimiento decía lo siguiente: “La formación de esta Biblioteca no será empresa dificultosa a la Real Universidad de Lima. Un arbitrio bastará a conseguirla. Tendrá éste su efecto, si se ve con aquel celo que se deben mirar todos los negocios que no tienen otro objeto que el beneficio común. Con que esta escuela añada a sus Estatutos que todos los que hubieren de graduarse, o incorporarse en ella, exhiban un juego de libros, o cierto número de aquellos sueltos, en que cada uno hace obra separada, a pocos años se hallará con un tesoro bien considerable en este género. Yo, aunque no he tenido el honor de haber saludado sus aulas, ni oído a los maestros de ella, sino conocído por sus muros, y por su fama, contribuiré con quinientos cuerpos de libros muy escogidos y curiosos, que son los mismos que hoy tengo a mi uso y manejo, y cito muchas veces en todo el tejido de mis Memorias.”
No conocemos los alcances de la iniciativa planteada por Llano Zapata, pero lo cierto es que recién a partir de la expulsión de la Compañía, se dan las condiciones favorables para la creación de la biblioteca en San Marcos, pues los elementos de enseñanza pertenecientes al fenecido Colegio de San Pablo, entre ellos su enorme biblioteca son finalmente transferidos a la Universidad por Real Orden del 25 de octubre de 1786. En el petitorio de la Universidad a Su Majestad, para la transferencia de la biblioteca jesuita se indicaba al respecto que: “Las dos librerías, la grande y la pequeña, que en dos piezas continuas tenía el Colegio de San Pablo para el uso común, ..hacen un cuerpo de biblioteca que puede aumentarse en mucha parte, agregándole aquellos autores que falten, de los inventariados en otras librerías de los otros colegios y aposentos de particulares….No se interesa la Real Universidad en el pedimento sin que por su parte concurra con todo lo que penda de sus facultades. La biblioteca pública no tendría hechura si no se costease un bibliotecario a sueldo para que tenga continua residencia en ella a ciertas horas de la mañana y tarde; para uno y otro se necesita de un edificio que sea la biblioteca y casa del bibliotecario, y la Real Universidad proveerá a una y otra empresa.”
El viajero ingles Stevenson, cuando conoció la biblioteca hacia principios del siglo XIX, indicaba que esta era “una extensa Biblioteca”, recalcando así la importancia de ella.
8.- El Gabinete.
Para el estudio de las ciencias matemáticas, las Constituciones de 1771 mandaban que en la Universidad de San Marcos, sean complementadas las explicaciones teóricas con los experimentos que contribuyan a hacer más perceptible la lección. Para ello se preparó una sala especial donde se colocaron los “Instrumentos y maquinas Físicas” expropiadas a los jesuitas luego de su expulsión del Perú, así como de aquellas que se traerían luego de Europa. En las Constituciones de 1771 ya referidas, se ordenaba para ello construir sendas habitaciones para los libros y para los instrumentos y máquinas físicas, este ambiente especial y de construcción probablemente tardía fue conocido como el Gabinete.
El prestigio de San Marcos durante la etapa colonial fue enorme, llegando incluso a recibir a muchos jóvenes estudiantes de varias partes de América del Sur, desde Quito a Chile, en donde eran más frecuentes los deseos de llegar a Lima e ingresar a la Real Universidad. La necesidad de recibir estudios en San Marcos fue un elemento indispensable para el ascenso social de muchas familias, pero principalmente para el mantenimiento de las estructuras sociales que preconizaban el predominio de los españoles o sus descendientes en estos territorios coloniales. De hecho la relación entre las estructuras políticas y económicas del poder colonial con la Universidad de San Marcos, fue íntima e indesligable, siendo común que algunos doctores e incluso algunas autoridades universitarias fueran a su vez prósperos terratenientes, como fue por ejemplo el caso del Rector de San Marcos en el año de 1765, el Marqués de Montealegre de Aulestia quien era también dueño de la hacienda Melgarejo en el valle de Ate en la zona de La Molina. (Vallejo,1998 ; Valcárcel,1989 )
Decía al respecto el padre Fray Reginaldo de Lizárraga, narrando en su crónica de 1605 sobre este lugar prominente de San Marcos en la sociedad colonial de aquella época: “Con esta Universidad ha hecho gran bien y merced Su Majestad a estos reinos, halos ennoblecido y ha descargado mucho su conciencia real, gratificando y haciendo hombres a los hijos, nietos y tataranietos de los conquistadores y pobladores, a cuyos antecesores no se les había hecho merced, y si hecho, no tanta cuanta sus servicios merecían. De los nacidos acá se han graduado, y con rigurosísimo examen, algunos doctores y maestros en las facultades dichas, y se graduarán muchos más, e van graduando, por lo cual, cuando hay doctoramiento, es de ver en tan breve tiempo muchos doctores y maestros; ni los graduados en otras Universidades se desdeñan en incorporarse en ésta”.
La labor directriz de San Marcos en la vida intelectual del virreinato del Perú y gran parte de Sudamérica es incuestionable, aunque mucho se ha señalado su orientación netamente religiosa y de poco desarrollo de las ciencias en particular, sin embargo en aquellos años de sus aulas salieron notables pensadores y eruditos como José de Acosta, Diego de Léon Pinedo, Cosme Bueno, Pablo de Olavide, Toribio Rodríguez de Mendoza, Bartolomé Herrera e Hipólito Unanue entre otros, ya que poco a poco fue abriéndose al ingreso en sus aulas de todo tipo de estudiantes con independencia de su origen.
La Universidad de San Marcos es considerada como la institución peruana de educación superior más importante y representativa por su “tradición, prestigio, calidad y selectividad de ingreso”, siendo además calificada y reconocida como el principal centro de investigación científica y social del Perú.
Diferentes peruanos y latinoamericanos influyentes, pensadores, investigadores, científicos, políticos y escritores han salido de sus aulas; todos reconociendo y valorando el alto nivel de enseñanza y prestigio que goza la universidad como principal ente educativo del país, así como destacando la activa e importante participación intelectual que tiene la universidad y su alumnado a través de la historia del Perú.
La Casona de San Marcos (Lima)
La donación del acaudalado español Antonio Correa Ureña hizo posible construir el local, conocido comúnmente como la Casona de San Marcos, entre 1605 y 1613. Ahí, la Compañía de Jesús fundó el Noviciado de San Antonio de Abad.
La construcción actual no es la originaria ya que debido al terremoto que asoló Lima en 1746, se tuvo que reconstruir casi en su totalidad aunque conservó el trazado y la distribución de la edificación original. Permanecería así hasta 1767, año en que los jesuitas son expulsados de los territorios de la corona española, pasando, entonces, a ser posesión del Convictorio de San Carlos.
Tras la proclamación de la Independencia la institución se denominó Colegio Mayor de San Carlos y a partir de 1862 pasa a ser parte de la Universidad de San Marcos. A raíz de los daños ocasionados en la Casona por el terremoto de 1966, se inició el traslado de la universidad a la nueva Ciudad Universitaria ubicada en la avenida Venezuela del Cercado de Lima. En 1989, cuando la destrucción de la Casona parecía irremediable, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la Agencia Española de Cooperación Internacional y el entonces Instituto Nacional de Cultura, suscriben un convenio para conseguir la restauración del complejo arquitectónico y así adecuarlo a nuevos usos como espacio dedicado a la cultura, investigación y creación artística.
Patio interior de la Casona de San Marcos.
Actualmente, el conjunto restaurado de la Casona funciona como el Centro Cultural San Marcos, el cual ofrece diferentes actividades culturales y es sede de dos museos universitarios y centros de investigación. El espacio se organiza alrededor de seis patios, de los cuales destacan el Patio de Ciencias y el Patio de los Naranjos o de Letras. Entre los ambientes cerrados más importantes destacan el Salón de Grados o la antigua Capilla de Nuestra Señora de Loreto, donde se puede apreciar un techo de bóveda trilobulada que está decorado con pinturas de santos y doctores de la iglesia católica. Fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación el 28 de diciembre de 1972.
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