Un banco de leche recibe donaciones de mamás y la guarda para todos los bebés que la necesiten, ya sea que han quedado en la orfandad, que su mamá está recibiendo medicación que le impide amamantar, que está enferma, que tiene dificultades para producir leche y otras razones más. Generalmente en estos casos se acude a las leches de fórmula elaboradas por la industria farmacéutica que por décadas ha trabajado para superar a la natural, sin éxito alguno. Es más, en los hospitales bolivianos se estimula la lactancia materna por norma, se explica a las familias la importancia fundamental para la vida y las enfermeras ayudan a las madres que están adoloridas luego del parto a amamantar a sus bebés, algo que es doloroso al principio, pero que luego se revela como el único acto de comunicación entre dos seres capaz de metabolizarse en la sensibilidad y la calidad de vida de las personas, complementando así la crianza humanizante.

Además de intentar igualarse, la industria ha promocionado comercialmente su producto como mejor que la leche materna natural, pero la ciencia constata que no es posible todavía sustituirla y que lo niños amamantados o que por lo menos reciben leche materna natural en un biberón, tienen superiores posibilidades de tener un sistema inmunológico fuerte, combatir alergias, desarrollar las defensas inmaduras en el nacimiento prematuro, reducir las posibilidades de muerte súbita infantil o por leucemia.  Ahora se está recomendando la lactancia de leche humana (1) en las campañas contra la obesidad ya que favorece la autorregulación alimentaria y el control de peso. Además en estudios del rendimiento escolar, se comprueba que hay más probabilidades de que quienes fueron amamantados, tengan mejores resultados (2), esto relaciona la leche materna natural con el neurodesarrollo. Así la ciencia avanza en comprobar cada vez más beneficios de la leche materna y los bancos están siendo impulsados por los organismos mundiales de salud para que sean introducidos en las políticas nacionales, como medida preventiva ante enfermedades que requieren los tratamientos más costosos, así como el mismo cáncer, tanto para las familias como para los estados.

CONTRADICCIONES PRIMERMUNDISTAS

Los bancos de leche materna son un triunfo frente a acontecimientos como que Nestlé y Monsanto han patentado componentes propios solo de la leche materna natural, lo cual sustenta que las oficinas de patentes en Estados Unidos certifican que alguien es dueño de algo sin consentimiento de nadie, solo por ser el primero en llegar a registrarlo. Ya llevamos dos décadas discutiendo sobre el patentado de semillas y variedades de alimentos en su estado natural ya que todo razonamiento lo considera inadmisible, pero la simple oficina de patentes dice que al flamante “dueño” hay que pedirle permiso o pagarle multas por el uso de lo patentado, de esta forma todo puede volverse una mercancía. Es decir que las madres estadounidenses tendrán que tramitar ante estas dos multinacionales permiso para amamantar a sus hijos e hijas? A este paso será que se le ocurra a alguien patentar la sangre humana?

Ya nos escandalizamos también muchísimo cuando se difundió que en algunos estados de los Estados Unidos se arresta a mujeres por amamantar en público, se las expulsa de restaurantes, de eventos, de parques y se las inhibe por supuesta exhibición indecente, muchas tenían que esconderse hasta en baños o probadores de tiendas de ropa para poder alimentar a sus bebés.

Por otro lado la leche materna natural, que es considerada todo un ecosistema, está disminuyendo en calidad debido a la alimentación con altas concentraciones de herbicidas  como el glifosato, el DDT y aditivos en el proceso de transformación de alimentos como colorantes, preservantes, etc. Pues el país que más incidencia de consumo cotidiano de este tipo de alimentación tiene, es Estados Unidos, porque es más barata que los productos orgánicos. Esto nos daría a pensar que las madres campesinas o indígenas de la Latinoamérica subdesarrollada rural, llegarán a exportar su leche para las nuevas generaciones de ciudadanos norteamericanos.

Mientras tanto, madres a amamantar se ha dicho, a bebés propios y ajenos, aquellas mujeres que puedan, a donar a los nuevos bancos porque la leche materna natural se perfila como un factor político de soberanía alimentaria que rompe con la dependencia. Así que instituciones cumplan con la ley boliviana, faciliten y auspicien a sus funcionarias  este sublime acto de resistencia, dignidad y amor que para otros parece ser desobediencia y revolución.

[1] En la mayoría de las investigaciones norteamericanas se denomina leche humana, nosotros en Bolivia estamos acostumbrados más a decir leche materna o lactancia materna.

[2] Los citados son solo algunos resultados de investigaciones de la Academia Americana de Pediatría, www.ihan.es.